Recuerdos del 88
Por Gustavo Hirales Morán
Te ahogas en lágrimas felices porque sientes
que nada ha sido inútil;
aunque nada haya sido como estaba previsto,
ni tampoco como fue anticipado
en nuestras precoces y delirantes ensoñaciones.
Tiemblan las viejas manos y solloza
el fatigado corazón,
sí,
las mismas manos que empuñaron las fetichizadas armas “de
la aurora”
(ahora rotas,
oxidadas,
en buena hora enterradas),
las manos que febriles activaron los mimeógrafos
artesanales
(¿alguien los recuerda?)
de los tiempos tiempos;
el viejo corazón que entonces, antes de ser viejo,
se usó y se gastó,
sí,
bombeando adrenalina contra las piedras del camino.
Pero aquí estás: arropado por “las masas”,
siempre de nuevo, fundido en esta anhelante y firme
alegría colectiva,
en medio de la plaza esperanzada, en la tarde que cae
(6 de julio no se olvida).
Y piensas que tal vez nada haya sido inútil
(en medio de un tumulto de cantos y banderas, que una
llovizna inclemente empieza a disolver),
piensas que tal vez nada fue inútil
(sabes de cierto que no todo fue útil, si a esas vamos),
aunque todo haya sido diferente y recuerdas
que en la historia así ocurre,
si es ocurre,
una y otra y otra vez.
Gustavo Hirales Morán, escritor mexicano, ha publicado La Liga 23 de Septiembre, orígenes y naufragio, Memoria de la guerra de los justos, El complot de Aburto, Camino a Acteal, Chiapas, otra mirada y Siempre de nuevo. Escribe también periodismo en El Nacional y Unomásuno, Nexos y Etcétera.
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