domingo, 21 de diciembre de 2025

Penumbra y música

 


Penumbra y música

 

Por Marco Benavides

 

Nada hacía presagiar que esa noche, entre volutas de humo de cigarrillo, efluvios de sudor y cerveza, música estridente y gritos, en una taberna de un puerto del norte de Inglaterra, apenas dos décadas después de que las bombas alemanas dejaran sus cicatrices, las personas y la circunstancia habrían de conspirar para dar a luz el fenómeno que sacudiría los cimientos de la juventud y transformaría la historia del espectáculo. Fue allí, en ese recinto húmedo cuyas paredes destilaban historias de sensualidad y desesperanza, donde Brian descendió por los peldaños sin sospechar que se aproximaba al umbral que partiría su vida en dos mitades.

Dicen que la noche posee una manera peculiar de revelar aquello que el día encubre celosamente. Lo experimentó Epstein cuando empujó la puerta y la marea sonora lo embistió con la violencia de una confesión largamente postergada. Jamás había presenciado algo tan desaliñado y feroz, tan semejante a un secreto que la ciudad se empeñaba en custodiar. Frente a él, sobre un tablado, cuatro muchachos tocaban como si nadie les hubiera advertido de sus limitaciones, como si el mundo entero dependiera de ese compás preciso, casi insolente, que arrancaba sonrisas a desconocidos. Una apretada multitud de adolescentes aplaudía y vociferaba en scouse, ese dialecto del inglés propio de Liverpool, con su cadencia musical y sus giros idiomáticos intraducibles.

Epstein observó a John Lennon con la fascinación reservada a los animales salvajes que, aun conscientes de la mirada ajena, se resisten a toda domesticación. Paul McCartney parecía moverse con una naturalidad que desmentía su juventud. George Harrison, concentrado, apenas alzaba la vista, pero su guitarra hablaba por él con áspera elocuencia. Y al fondo, marcando el pulso, la batería elemental de Ringo Starr convertía la humedad del sótano en una especie de rito primigenio, con su estruendo hipnótico y ritual.

A Epstein no lo conmovió únicamente la música, sino esa energía, la certeza de estar presenciando algo que apenas empezaba a tomar forma, como el destello que anuncia el incendio. Había cuerpos apretados, vasos golpeando mesas, risas estridentes, miradas que se cruzaban sin nombre ni memoria. Todo era caótico, imperfecto, hasta vulgar. Pero bajo el desorden vibraba una promesa. Una intuición apenas audible que le susurraba que esos muchachos podían trascender el estatus de grupo de bar; podían convertirse en un idioma universal, en una gramática compartida por generaciones.

Aquella noche o lo que restaba de noche cuando Epstein emergió nuevamente a la calle empapada en Liverpool parecía haber cambiado la temperatura. El puerto seguía ahí, con su olor férreo, salado, y sus sombras inmortales, pero en el aire flotaba un presentimiento de amanecer. Era el inicio silencioso de una de las historias más apasionantes del espectáculo: el punto exacto donde un hombre correcto y cuatro jóvenes desbordados sellaron, sin saberlo, una alianza que torcería el rumbo de la música popular.

Con el improbable nombre The Beatles, los cuatro jóvenes irrumpieron como fuerza telúrica en la triste y plomiza realidad de principios de década, inyectándole una alegría de la que el público andaba hambriento. Y quizá por eso, aquella noche cada acorde resonó como un pequeño acto de liberación colectiva. Nadie lo sabía aún, pero ese impulso inicial frágil, eléctrico, irrepetible empezaba a tejer una complicidad que cambiaría radicalmente la forma en que el mundo escucharía, sentiría y viviría la música.

"Tengo que mostrar esto al mundo", pensó Epstein, extático.

Y lo hizo.

 

Dr. Marco Benavides, 3 diciembre 2025

 


Marco Vinicio Benavides Sánchez es médico cirujano y partero por la Universidad Autónoma de Chihuahua; título en cirugía general por la Universidad Autónoma de Coahuila; entrenamiento clínico en servicio en trasplante de órganos y tejidos en la Universität Innsbruck, el Hospital Universitario en Austria, y en el Instituto Mexicano del Seguro Social. Ha trabajado en el Instituto Mexicano del Seguro Social como médico general, cirujano general y cirujano de trasplante, y también fue jefe del Departamento de Cirugía General, coordinador clínico y subdirector médico. Actualmente jubilado por años de servicio. Autor y coautor de artículos médicos en trasplante renal e inmunosupresión. Experiencia académica como profesor de cirugía en la Universidad Autónoma de Chihuahua; profesor de anatomía y fisiología en la Universidad de Durango. Actualmente, investiga sobre inteligencia artificial en medicina. Es autor y editor de la revista web Med Multilingua.

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