Entrevista
con Héctor Alvarado Díaz
Por
Chávez, Alvarado y Lechuga
Preguntas
Jesús Chávez Marín. Respuestas Héctor Alvarado Díaz. Transcripción Soledad
Graciela Lechuga Mejía
Chávez:
—Esta
es una conversación con el escritor Héctor Alvarado Díaz, originario de
Monterrey.
Alvarado:
—Buenas
tardes, Jesús.
1. Como
hacemos la entrevista a través del watts app, te sugiero, Héctor, que la
hagamos de manera ágil y un tanto informal, con 20 preguntas y respuestas de
máximo cinco líneas. Más las que surjan en medio de la conversación. ¿Estás de
acuerdo?
—Totalmente.
Adelante.
2. En
cinco líneas, cuéntales a los lectores de Chihuahua quién eres.
—Vaya,
Pues un escritor que no ha perdido la necesidad de escribir, la curiosidad de
conocer hasta dónde pueden llegar mis fabulaciones, que, con no ser trascendentales
ni populares, me interesan a mí.
3. Me
platicó nuestro mutuo amigo Luis Kimball que, además de tu trabajo literario,
te has dedicado a difundir el trabajo de otros escritores. ¿A cuál de las dos
actividades dedicas más tiempo?
—Ahora
mismo mantengo dos columnas semanales en el portal El Artefacto, acá en Morelia, donde doy voz a otros escritores y
escritoras. Se trata de una serie de entrevistas denominadas 25 Instantáneas de... A ella se suma una
revista de fantasía, ciencia ficción y terror que se llama Matria oscura. Las entrevistas ya rondan las 75, y en cuanto a la
revista comencé a publicarla en octubre del 19.
4. Por
la biografía que viene en la solapa de tú novela El ojo de la iguana sabemos que eres un escritor de prosa
narrativa, que tus géneros son el cuento y la novela. ¿A qué edad publicaste tu
primer cuento?
—Formalmente
en 1998, en la revista El Cuento de
Edmundo Valadés.
—Un
clásico.
—Sin
duda. Y don Edmundo un tipazo. Con un whisky en la mano tenía charla para
horas.
—¿Recuerdas
el título de aquel primer cuento tuyo publicado?
—La ventana de los deseos. Con ese cuento
obtuve el Premio Latinoamericano de Puebla, que se publicaba canónicamente en
esa revista tan extrañada.
5.
¿Cuál es el cuento o novela más reciente que has publicado?
—Lo más
reciente son dos novelas, ambas casi juntas en febrero de 2019. De hecho, ambas
se presentaron en la FIL de Minería con diferencia de un día. Una se llama Super colonia (Universidad Autónoma de
Nuevo León-Textofilia) y la otra Caracol
ciego (Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León-Tilde Editores).
6. En
cinco líneas improvísame un retrato del actual ambiente literario de Monterrey.
—Bueno.
Tengo ocho años fuera de Monterrey, no seré el mejor retratista, pero puedo
decirte que hay un movimiento editorial muy importante. La UANL se ha
convertido en un generador de ediciones literarias y de investigación, y desde
luego la escuela que han dejado escritores y escritoras que durante los 90 y 2
mil se dedicó a buscar una proyección creciente de sus textos. El Centro de
Escritores de Nuevo León cumplió ya 30 años trabajo, y hace muy poco se replicó
esta experiencia en el Centro de Escritores de la UANL. Hay para más, pero ahí
le paro.
7. Dime
cinco nombres de escritores de Monterrey que de momento se te vengan a la
mente.
—Eduardo
Antonio Parra (el más regio de los escritores de Guanajuato que vive en la
CDMX), David Toscana, Patricia Laurent, Joaquín Hurtado y Hugo Valdés.
8. ¿Has
escrito poemas?
—No, mi
respeto eterno por la poesía. Un mundo fascinante que hay que conocer leyendo y
profundizando hasta dónde puede llegar la mirada humana.
9. ¿Has
hecho algún libro por encargo?
—Bueno,
en 2018 publiqué una compilación de cuentos que me solicitó un amigo que
trabaja en la Subsecretaría de Educación Superior de la SEP. Y antes un par de
trabajos historiográficos dentro de libros que trataban sobre la historia de la
cultura de Nuevo León.
10.
Para escribir tú novela El ojo de la
iguana, ¿dónde hiciste la investigación para trazar el impresionante
personaje de Rosana?
—¿La
verdad? Me salió de la cabeza, el corazón, el espíritu. Y fue de una sola
pieza, desde que puse la primera palabra, "Culpa", fue un continuo de
frases e imágenes que construyeron un personaje que vive una realidad terrible
y bella a un tiempo. Desde luego, lo que me respaldó fueron las lecturas
previas y de ese momento sobre psicoanálisis, y una buena parte de mi propia
memoria. Yo viví mi infancia en una casa como la de Rosana, tengo un hermano
biólogo que siempre tuvo (y tiene) sus espacios llenos de animales venenosos y
de los otros.
11. En
esa novela hiciste una proeza que a me parece casi imposible: expresar con
cautivante realismo y con lenguaje sencillo la mente alterada de una mujer con
problemas psiquiátricos. ¿Cómo lo conseguiste?
—Mira,
lo primero es que me propuse un reto mayor: construir la mirada de una mujer,
su voz, sus sentimientos, sus fantasías y pesadillas. Cuando escribí digamos
las primeras 20 páginas y sentí que estaba siendo verosímil, que no había
falsedad sino dolor y rabia y una locura que podía sostenerse, dejé atrás la
técnica y me concentré en hacer del libro una novela que fuera un golpe y una
ternura soterrada para el lector.
12. El ojo de la iguana es además una novela
de familia. Ese tipo de libros suelen ser muy vastos, de 500 páginas o algo
así. ¿Cómo te las arreglaste para hacer una perfecta de saga familiar en solo
82 páginas?
—No sé
si tiene sentido lo que dije, pero por ahí fue la cosa, muy apasionada y muy
técnica a la vez.
13.
Dice la leyenda académica que el primer párrafo de una novela debe atrapar al
lector desde el inicio. Tú primer párrafo me pareció genial en ese sentido:
“Culpa. Anoche la sentí llegar aunque no supe lo que era. Fue un cosquilleo, un
sudor, la necesidad de abrir la ventana; fue una certeza de que odiaba a mi
familia y debía salir corriendo”. Y luego en la redacción de toda la novela vi
que eres muy cuidadoso al labrar tú prosa. ¿Dónde aprendiste a escribir así?
—Creo
que eso se debió a mi formación como cuentista, antes de El ojo de la iguana escribí otra historia con intenciones de novela
y fue aún más breve. Mi búsqueda de densificar el lenguaje, de comprimirlo, van
de la mano con otra búsqueda: la de encontrar las heridas, los universos rotos
o los comportamientos incomprensibles de personajes que no son capaces de
adaptarsea la "realidad", lo que eso signifique. Entonces, traté de
hacer una novela minimalista pero en donde cupieran todas las fracturas de una
familia. Bueno. Además se puede decir que si aprendí a escribir bien, se deba a
que tuve la oportunidad de ser un buen lector. Copié muy bien a Calvino, a
Borges, a Joyce, y sólo después de entender sus encantos y sus magias me aventé
a buscar algo mío. Estudié Letras, pero ahí lo que aprendí fue a sistematizar
las lecturas, pasé por varios talleres con escritores ya fogueados, coordiné el
Centro de Escritores de Nuevo León, una enorme experiencia de vida y de
literatura. A pesar de eso, aún hoy siento que he tenido muchos textos
fallidos.
14.
También me impresionó la manera como presentas a tus personajes en esta novela,
siempre desde un monólogo y con una sencillez muy disfrutable. El segundo
personaje del relato aparece así: “…hoy –madrugada del 3 de septiembre– se
cumplen 12 años de la muerte de papá y no sé cuántos de que no voy al
cementerio”. Y más adelante construyes un personaje muy hermoso, el padre, que
con alegría y entereza realiza él solo la crianza de cuatro hijos. ¿Cómo se te
ocurrió este personaje?
—La
verdad fue tan difícil o tan fácil como el personaje de Rosana, pero de alguna
manera surge de ella, de su necesidad de explicar los límites de su mundo
incomprensible y doloroso. Es como si la muerte del padre (peso enorme para las
mujeres en lo simbólico) hubiera hecho nacer a Rosana, y ella le hubiera dado
vida literaria. Muy loco ¿no?
15. Se
me quedan otras preguntas acerca de tú novela, pero para ampliar el acercamiento
a tu vida literaria voy a cambiar de tema. Improvísame por favor en cinco
líneas un panorama actual de la literatura nacional.
—México
no ha resuelto del todo el asunto de la concentración de la literatura en la
CDMX. Aún es necesario que se trabaje en que la dependencia editorial se
diversifique. Las editoriales independientes han logrado quitar presión aese
globo aerostático que se eleva cada vez más alto.
17. Con
la misma ligereza dime cinco nombres de autores que actualmente escriben en la
Ciudad de México.
—Enrique
Serna, Ana García Bergua, Cristina Rivera Garza, Francisco Hernández, Pablo Fernández
Christlieb.
18. Ya
me dijiste cinco autores de Monterrey, dime ahora cinco nombres de Morelia,
donde actualmente radicas.
—Darío
Zalapa, Luis Miguel Estrada, José Agustín Solórzano, Víctor Solorio, Gaspar
Aguilera.
19.
Para terminar, dime cinco nombres que no sean ni de Monterrey, ni de Morelia,
ni de la Ciudad de México.
―Luis
Felipe Lomelí, Luis Jorge Boone, Élmer Mendoza, Efraín Bartolomé, Julián
Herbert.
20. Te
agradezco mucho la entrevista y que accedieras a hacerla de una forma tan
atrabancada. Espero que algún día podamos hacer otra más formal por otros
medios. Para despedirte de los lectores dime si tienes algún mensaje de watts
app para ellos.
—Oye, pues en principio agradecerte el espacio de tu blog y
pedirles a los sufridos lectores que sigan sosteniendo el equilibrio y la
complicidad con la literatura.
Héctor
Alvarado Díaz estudió Letras en la Universidad Autónoma de Nuevo León. Ha
publicado 11 libros (6 novelas, 4 libros de cuentos y uno de entrevistas a
escritores de Nuevo León). Los más recientes son las novelas Caracol ciego (2016) y El ojo de la iguana (2016). Por su trabajo
literario ha recibido premios nacionales e internacionales como el Premio
Rosario Castellanos, el Premio José Rubén Romero, el Premio Juan Rulfo para primera
novela, el Premio Miguel de Unamuno en España, el Premio Latinoamericano de
Cuento y una Mención de Calidad en el Premio Juan Rulfo de París. Fue director
de la Editorial de la Universidad Michoacana de 2013 a 2017, coordinador del
Centro de Escritores de Nuevo León y director de la Casa de la Cultura de Nuevo
León durante 8 años. Se ha desempeñado como profesor de Lengua y Literatura en
la Universidad Autónoma de Nuevo León, el Tecnológico de Monterrey, el
Instituto Michoacano de Ciencias de la Educación, la Universidad Interamericana
y la Facultad de Letras de la Universidad Michoacana.
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