sábado, 14 de marzo de 2020

Alberto Carlos. Las delicias del tumbaburros I

Arte de Alberto Carlos

Las delicias del tumbaburros I

Por Alberto Carlos

No nos referimos a las agresivas armazones que les pones a las picaps nuestros ganaderos, sino al diccionario.
Si uno se lo propone y no le tiene miedo al grueso libraco, se le puede sacar miga y divertirse un poco. Hay en el derribador de jumentos, asnos, pollinos, garañones, borricos, rocines o rucios (el diccionario no escatima denominativos para el simple burro) definiciones que son un encanto de ingenuidad. A cambio de otras que pecan de maliciosas. Aparte de las que son muy del gusto dicharachero de quienes lo confeccionan.
Veamos algunos botones de muestra:
¡ajo! y ¡ajó!: Interjec. con que se estimula a los niños para que empiecen a hablar.
Si usted, padre de familia, los estimula con ¡agú, agú!, con ¡papi! o con ¡cuchi, cuchi!, no se vale. Por lo mismo, no le extrañe si su bodoque, a los nueve meses de edad ya está echando ¡ajos! y ¡cebollas!
Ala derecha: parte de un grupo ideológico que defiende la forma menos extrema de los principios característicos del grupo.
¡Ándale!, el diccionario no aclara si esa quijotesca y sufrida “parte” es de un “grupo” de izquierda, centro, derecha o ambidiestra. Lo importante es que se trata de una alita derecha defensora de los “principios característicos” de sus polluelos, para que no degeneren en extremistas gallos de pelea. Tampoco aclara si el grupo tiene ala izquierda o es manco, pero...
Ala izquierda: conjunto de los partidos políticos extremos en un estado.
Ya apareció el peine. Mientras el grupito ideológico de arriba apenas cuenta con una mísera alita derecha, el estado ya no aguanta el extremoso aleteo de ese “conjunto de partidos políticos”, que deben de proceder, me imagino, de los que no pudo defender el ala derecha de marras.
Por fortuna para México, el conjunto de extremosos ya se fundió en solo alerón para que el estado, al menos, sepa de donde le llega el aletazo. Tenemos, pues, un ala derecha en no sabemos dónde, y un ala izquierda en salva sea la parte... del estado. Delicioso ¿no?
Botica: establecimiento donde se preparan y venden medicinas.
Aquí nada más es cuestión de ponerlo al día, porque, aparte de que las famosas boticas venden también revistas, cigarros, pantimedias y mil chucherías más, ya no preparan medicinas. De eso se encargan las trasnacionales y, dicho sea de paso, con muy buenas ganancias.
Juventud: edad entre la niñez y la edad viril.
Y luego se quejan del feminismo. Cuando les birlan a las chavas la juventud, pues ellas no van a tener jamás esa “edad viril” que el machista diccionario exige como requisito indispensable. A lo mejor, como van las cosas, el día menos pensado... en la zona rosa también hay muchos que van a protestar; no obstante que el diccionario los incluye en la “J” de juventud.
Jalapeño: de Jalapa.
Nada más agregamos que también los hay de Clemente Jacques.
Japonés, esa: del Japón. El arte japonés ha producido miniaturas admirables.
No se si se refiera a un arte genético, en cuyo caso, es absolutamente cierto.
Molquite: mazorca de maíz cuyos granos se pudrieron antes de cuajar.
Cuajar: trabar las partes de un líquido tornándolo sólido.
Los pobres granos de la mazorca no llegaron a “tornarse sólidos” y “trabados” de coraje se pudrieron antes de tiempo. Son demasiadas trabas para darse el lujo de ser un malquite respetable.
Dejamos aquí el tumbarucios para volver a gozarlo alguna otra vez.
Con permiso de Nikito Nipongo, que ha pescado mucho en el diccionario.

Diciembre 1981




Alberto Carlos. Artista nacido en Fresnillo, Zacatecas, avecindado en Chihuahua desde la infancia. Con medio siglo de trayectoria, su vasta obra mural, escultórica y de caballete abarcó una diversidad de técnicas y temáticas. Su natural inquietud y amplia cultura lo llevó a incursionar en la literatura y el periodismo, en géneros como la poesía, el cuento, el ensayo, la calavera, el epigrama y la columna, los cuales publicaba en periódicos como el suplemento Tragaluz de Novedades de Chihuahua, El Heraldo de Chihuahua, y en las revistas Tarahumara y Solar.

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