La mujer y el tumbaburros
Por Alberto Carlos
Los pulcros académicos encargados de limpiar, pulir y
dar esplendor a la lengua castellana, la traen contra las damas. Aprovechan
cualquier fam. fig. para tupirles duro y macizo con improperios y ponerlas como
lazo de cochino. Veamos algunas muestras de su hembrofobia.
Mujer:
(después de otras acepciones) mujer del arte, de la vida, de mal vivir,
perdida, prostituta.
Nada más les faltó poner “etcétera” para completar el
cuadro malévolo de la vituperada mujer. En la misma “eme”, de mujer, vienen
otras lindezas por el estilo.
Mellado,
da: Que tiene mala la dentadura: una vieja mellada.
Un moscón, según los académicos, es un hombre moscardón
y porfiado, cosa que no es tan grave. Pero en cambio:
Moscona:
mujer desvergonzada.
Mula:
Hembra del mulo. Ser una mula, ser un bruto: esa mujer es una mula.
Del mulo dice que es muy útil en terrenos montañosos,
pero la pobre mula, y la mujer de pasada, quedan barridas y regadas. Lo mismo
pasa con:
Pachorrudo,da:
Que tiene mucha pachorra. Una mujer pachorruda.
Se abstiene el tumbaburros de ejemplificar con un
machito, como sucede con:
Pandorga:
fig. fam. mujer gorda y pesada.
¿Pues qué no hay pandorgos? Realmente los que se ponen
pesados o pandorgos con las damas son los académicos. Así les habrá ido con las
viejas medallas que les tocó en suerte para ponerse cargaditos. A lo mejor son
puros solterones, o algo más delicado.
Ventanear:
asomar mucho a la ventana una mujer; esa mujer está siempre ventaneando.
¡Mire nada más! La verdad es que las pobres féminas se
la pasan ventaneando de adentro para afuera, a ver si llega el lechero, el
cartero o el camión de la basura. En cambio, cuando un fulano ventanea, es de
afuera para adentro a ver que fisga por ahí, a ver si no hay moros en la costa
o por alguna otra intención malsana. Pero a los chochos académicos les parece
del cocol que una señorita ventanee. Serían felices si a las féminas las
tuviéramos emparedadas con cinturón de castidad y con tapaojos como a las
mulas.
Volviendo atrás con el abecedario, mire usted:
Burra:
fig. fam. mujer necia e ignorante.
Mientras en Burro, donde tiene que echar mano del
hombre para ejemplificar, dice: fig. fam. Burro de carga: hombre laborioso,
sufrido.
Carga:
hombre laborioso, sufrido.
¡Pobrecito! ¿No? Y los laboriosos y sufridos burros de
carga académica no se tientan el corazón para decir:
Burrada:
fig. fam. Necedad, decir burradas.
Para lo cual se pintan solos.
Chisme: murmuración, hablilla. Mujer aficionada al
chisme.
Y los chirinoleros académicos aficionados a poner del
asco a la mujer, como si no hubiera cuates chismosos para que, por lo menos,
ejemplificaran con “ambos sexos”. Pero la cosa se puede explicar, ya que:
Sexual:
dícese del conjunto de manifestaciones fisiológicas y anatómicas determinadas
por el sexo.
Lo que quiere decir que no les constan esas
“manifestaciones fisiológicas”. Dícese... por lo tanto, es natural que no sepan motu proprio las
cosas buenas de las por ellos malquistadas hembras. Más o menos eso explica la
cuestión, o por ahí va...
Por mi parte, para desagraviar un poco a las mujeres,
agregaría en el diccionario:
Mujer:
fig. fam. ¡chiquita de melón! A ver si se animan también un poco
los académicos a buscarle el lado bueno a las damas.
Diciembre 1981
Alberto Carlos. Artista nacido en Fresnillo, Zacatecas,
avecindado en Chihuahua desde la infancia. Con medio siglo de trayectoria, su
vasta obra mural, escultórica y de caballete abarcó una diversidad de técnicas
y temáticas. Su natural inquietud y amplia cultura lo llevó a incursionar en la
literatura y el periodismo, en géneros como la poesía, el cuento, el ensayo, la
calavera, el epigrama y la columna, los cuales publicaba en periódicos como el
suplemento Tragaluz de Novedades de Chihuahua, El Heraldo de
Chihuahua, y en las revistas Tarahumara y Solar.
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