sábado, 21 de marzo de 2020

Alberto Carlos. La mujer y el tumbaburros

La mujer y el tumbaburros

Por Alberto Carlos

Los pulcros académicos encargados de limpiar, pulir y dar esplendor a la lengua castellana, la traen contra las damas. Aprovechan cualquier fam. fig. para tupirles duro y macizo con improperios y ponerlas como lazo de cochino. Veamos algunas muestras de su hembrofobia.
Mujer: (después de otras acepciones) mujer del arte, de la vida, de mal vivir, perdida, prostituta.
Nada más les faltó poner “etcétera” para completar el cuadro malévolo de la vituperada mujer. En la misma “eme”, de mujer, vienen otras lindezas por el estilo.
Mellado, da: Que tiene mala la dentadura: una vieja mellada.
Un moscón, según los académicos, es un hombre moscardón y porfiado, cosa que no es tan grave. Pero en cambio:
Moscona: mujer desvergonzada.
Mula: Hembra del mulo. Ser una mula, ser un bruto: esa mujer es una mula.
Del mulo dice que es muy útil en terrenos montañosos, pero la pobre mula, y la mujer de pasada, quedan barridas y regadas. Lo mismo pasa con:
Pachorrudo,da: Que tiene mucha pachorra. Una mujer pachorruda.
Se abstiene el tumbaburros de ejemplificar con un machito, como sucede con:
Pandorga: fig. fam. mujer gorda y pesada.
¿Pues qué no hay pandorgos? Realmente los que se ponen pesados o pandorgos con las damas son los académicos. Así les habrá ido con las viejas medallas que les tocó en suerte para ponerse cargaditos. A lo mejor son puros solterones, o algo más delicado.
Ventanear: asomar mucho a la ventana una mujer; esa mujer está siempre ventaneando.
¡Mire nada más! La verdad es que las pobres féminas se la pasan ventaneando de adentro para afuera, a ver si llega el lechero, el cartero o el camión de la basura. En cambio, cuando un fulano ventanea, es de afuera para adentro a ver que fisga por ahí, a ver si no hay moros en la costa o por alguna otra intención malsana. Pero a los chochos académicos les parece del cocol que una señorita ventanee. Serían felices si a las féminas las tuviéramos emparedadas con cinturón de castidad y con tapaojos como a las mulas.
Volviendo atrás con el abecedario, mire usted:
Burra: fig. fam. mujer necia e ignorante.
Mientras en Burro, donde tiene que echar mano del hombre para ejemplificar, dice: fig. fam. Burro de carga: hombre laborioso, sufrido.
Carga: hombre laborioso, sufrido.
¡Pobrecito! ¿No? Y los laboriosos y sufridos burros de carga académica no se tientan el corazón para decir:
Burrada: fig. fam. Necedad, decir burradas.
Para lo cual se pintan solos.
Chisme: murmuración, hablilla. Mujer aficionada al chisme.
Y los chirinoleros académicos aficionados a poner del asco a la mujer, como si no hubiera cuates chismosos para que, por lo menos, ejemplificaran con “ambos sexos”. Pero la cosa se puede explicar, ya que:
Sexual: dícese del conjunto de manifestaciones fisiológicas y anatómicas determinadas por el sexo.
Lo que quiere decir que no les constan esas “manifestaciones fisiológicas”. Dícese... por lo tanto, es natural que no sepan motu proprio las cosas buenas de las por ellos malquistadas hembras. Más o menos eso explica la cuestión, o por ahí va...
Por mi parte, para desagraviar un poco a las mujeres, agregaría en el diccionario:
Mujer: fig. fam. ¡chiquita de melón! A ver si se animan también un poco los académicos a buscarle el lado bueno a las damas.
Diciembre 1981




Alberto Carlos. Artista nacido en Fresnillo, Zacatecas, avecindado en Chihuahua desde la infancia. Con medio siglo de trayectoria, su vasta obra mural, escultórica y de caballete abarcó una diversidad de técnicas y temáticas. Su natural inquietud y amplia cultura lo llevó a incursionar en la literatura y el periodismo, en géneros como la poesía, el cuento, el ensayo, la calavera, el epigrama y la columna, los cuales publicaba en periódicos como el suplemento Tragaluz de Novedades de Chihuahua, El Heraldo de Chihuahua, y en las revistas Tarahumara y Solar.

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