lunes, 7 de marzo de 2022

Crónicas Cuesta abajo III. De vuelta a casa. Sandra Gabriela Ordóñez

 

los martes

Crónicas Cuesta abajo

 

 

III. De vuelta a casa

 

 

Por Sandra Gabriela Ordóñez

 

 

A las nueve y cuarto de la mañana pasa un camión, se estaciona en el tope de la carretera. Nunca hubo muchas maletas que cargar, así que subíamos sin problema al autobús. El verano había acabado y se esperaban cuatro meses para regresar al pueblo. Durante el camino, los suspiros de resignación de mi madre eran mi arrullo, pero antes de dormir esperaba con ansias mirar “la cuesta”, el vacío y los árboles. 

Tres horas y media de camino, y llegamos al recinto llamado casa. Mi madre no dura ni cuatro horas para irse a trabajar. Por mi cuenta, las historias y el convivo habían acabado. Ahora todo era esperar.

La casa de mi padre era tan grande como su silencio, en ratos solía crujir como un león, la tierra del patio era colorada, del mismo color que la sangre de los animales muertos que descansan debajo de ella. Sus árboles eran gigantes en velo. Los muebles solían ser de los ochenta. Pisos de colores. De vez en cuando prendía la consola para que el silencio no se impregnara en la piel.

En esa casa, la tristeza no andaba de puerta en puerta, andaban la melancolía, el miedo, la ausencia detrás de las puertas rojas, quizás los llantos de las pequeñas que no crecieron, quizás el tiempo que se hizo eterno. Era como la cuesta, vacía y lejana.

Duraba horas observándola. Sus grietas eran parecidas a mis venas, y las paredes parecidas a mis ojos. Había tanta soledad que no sabía si alguien entraba o salía.

Aquí los juegos no se tornaban de colores, los gatos se resguardaban en la noche detrás de los muebles.

 






Sandra Gabriela Ordóñez García creció parte de su infancia entre la Iglesia San Martín de Porres y la Biblioteca Municipal de Cuauhtémoc; a raíz de los rezos y los libros hizo una licenciatura en letras españolas en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Chihuahua; es mediadora de lectura del Programa Nacional y tiene estudios de asistencia educativa en la primera infancia y educación especial. Ganó el Premio de Poesía Alma Rosa Estrada. Ha trabajado y colaborado en diferentes áreas culturales y educativas. Actualmente es madre de una niña que ama los libros y cuenta las estrellas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario