los martes
Barillero
Por Andrés Espinosa Becerra
Existe un escritor que se dedica al relato con una fidelidad genuina.
Chávez Marín se dedica a eso tal vez con el afán de albañil o de barillero que
le enseñó su padre don Pablo.
Sencillez, brevedad, contenido intenso son sus características. No hay
narración suya en la que no se cumpla el ciclo que postula Ferdinand
de Saussure,
el significado y el significante. Cuando uno escucha, porque se escuchan, las narraciones de Chávez Marín, se tienen que hacer pausas para pensar lo que
leyó. Al final, guarda uno silencio para pensar en todo el universo de lo
leído. Quien no se detenga puede ser por dos cosas: porque no lo leyó bien, o
porque no sabe leer, francamente.
Es una maestría que ha adquirido a lo largo de décadas, mismas que le
conceden autoridad.
Le comento al maestro que nunca he imaginado que me diga: voy a escribir
una novela. No, nunca, No es posible. Su dominio, sus caminos narrativos están
en el relato breve, en el pequeño cuento, en el poema, largo o corto, pero con
frases sutiles, altas, sugerentes: el cuento “Luz de la mariguana”, por
ejemplo, así sola, ya es un poema completo.
Después de Donoso Pareja, entre otros, no he conocido otras narraciones
breves logradas como las que ahora comento. Estables, sólidas, construidas con
el cincel de los años.
Andrés Espinosa Becerra, Córdoba, Veracruz. Sus libros son: Quinteto para un pretérito, en coautoría con otros autores, Los días que no duermen, Una casa con silencio y patio, El silencio del gato. Actualmente textos suyos aparecen en la revista electrónica Estilo Mápula.
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