Una conversación con Yolanda
Alatorre Maldonado en A libros abiertos, episodio 22, temporada
II. Producción: Editores UACH Dirección de Extensión y Difusión Cultural de la
Universidad Autónoma de Chihuahua.
lunes, 2 de junio de 2025
A libros abiertos episodio 22, temporada II. Yolanda Alatorre Maldonado
Esta noche/ el amor
Esta noche/ el amor
Por Sergio
Torres
Esta noche/ el amor
como
la primera
la última
la única vez de todas
Llenaré la noche de estrellas
y el alma de caricias
la boca de palabras tiernas
la mirada de infinito
Como cada noche
sin fin
sin ti
Sergio Torres. Licenciado en Artes, músico desde la infancia, dibujante y compositor de canciones. Maestro de música por vocación.
domingo, 1 de junio de 2025
La música
La música
Por Sergio
Torres
Aunque tengo mis años, no tengo mil cosas. Me
he ido deshaciendo de objetos antiguos, recuerdos de otros amores, evidencias
de otros ayeres. Lo que vale la pena conservar está calado en el alma.
Tal vez mi memoria se borre, pero mis
sensaciones permanecen ahí, dormidas, hasta que aparezca el ritmo adecuado, la
armonía, el motivo de guitarra, a despertar de nuevo el presente de entonces a
la conciencia de ahora.
La consola en casa de mis papás se llenaba de
música los domingos, después de misa de 7, con éxitos de Chayito Valdez,
Mariachi Vargas, Camilo Sesto, José Luis Perales o Cepillín. Era 1977 yo era
fan del payaso dentista que cantaba: En un bosque de la China, Zocotroco y una
canción donde el narrador le decía al niño: Que no sabes de problemas, que no
entiendes de dilemas, que no sabes qué es el mundo ni lo que es el mar
profundo, yo lo sé, yo lo sé ¿Hasta qué punto era un "No te preocupes,
sigue siendo niño" y hasta cuál era "La vida no es un carnaval"?
Tengo que incluir a José José, Lupita
D'Alessio, Luis Pérez Meza y los one hit wonder de The Ring "Savage
Lover" y "Words" de F.R. David, que eran lo más escuchado.
Tengo odio por los domingos. Es un día
pesado. Misa a las 7 con don Nacho, misa a las 12 con la Orquesta y, a veces,
otra a las 6.
En ocasiones, de la misma orquesta, íbamos al
puerto a meternos al agua, solo son 15 kilómetros de la ciudad a Topolobampo.
O, de una vez, a las arenas suaves de la isla del Maviri.
La consola servía para escuchar el béisbol
los fines de semana por la tarde, para poner música cuando alguien cumplía
años, para poner algún florero sobre esas carpetas tejidas que hacían doña
Chuyita, la Cande o doña Toñita (mamá, tía, abuela) estás mujeres que eran
trabajadoras, ingeniosas y creativas, con un gusto por lo precioso que era
admirable y buscado por las señoras alrededor de nosotros. De lejos venían a
que doña Chuyita les confeccionara algún vestido, una falda, un pantalón. Como
iniciaba la era Unisex, también se cosían blazers con grandes hombreras para
las muchachas, blusones en tela de camiseta y camisetas de tirantes, casi
transparentes, adecuadas como vestido.
La consola era el alma de la casa, de ahí
emanaba la voz de el profe Elías (no recuerdo si de nombre o apellido) de la
XEHS, Radio Ambiente, encargado de levantar a toda la chiquillada de la región
del Valle del Fuerte desde las 6:30 de la mañana y casi hasta las 8, que era la
hora en que entrábamos a la primaria, él incluído, con tan buena fortuna que su
escuela estaba a dos calles de la estación de radio.
Desde siempre, en mis recuerdos, todas las
actividades de la casa se realizaron bajo el manto de la música. Conforme
fuimos creciendo, don Nacho se levantaba más temprano y nos ponía sus Brisas de
Sinaloa, el club del Pájaro Madrugador, un programa con música de tambora de la
de antes, no como la tambora que nos ha llegado al resto del país, producida
para ser estruendosa, un remedo de la alegría dixie que dio origen a nuestra
gloriosa música regional sinaloense.
El mundo sonoro del que me nutrí, construido
por mis padres, tíos, abuela, hermanos mayores, maestros (María Eugenia,
Alfonso, Jorge, Adolfo, Jacobo, Ramón, Jesús) tiene valses, pasodobles,
canciones infantiles, música de varios folklores, ópera, zarzuela, teatro
musical y muchas músicas del radio, de Led Zeppelin a Mecano, pasando por Lucha
Villa y Filippa Giordano.
La vida es una cajita de cuerda que poco a
poco va perdiendo el brío para este bailarín, pero se mantiene resonando y
penetrando en la vida de todos al mismo tiempo.
Mi hijo escucha y toca Guns 'n Roses,
Metallica y Caifanes, Maná o Mago de Oz, como si tuviera 40 años.
Nuestro universo se expande pero también se
repite, como un cañón, con simetría matemática.
Sergio Torres. Licenciado en Artes, músico desde la infancia, dibujante y compositor de canciones. Maestro de música por vocación.