Por Larizza Arvizo
La ansiedad se combate con ocupación
mental, entretenimiento y distracciones; pero esta ansiedad que por no verte, no leerte y no
sentirte, ni con todo el trabajo de los esclavos se termina, y es que solo con esta
extraña sensación pude comprender el surrealismo; lo había entendido, pero nunca comprendí, me creía
experto en hacerlo, pero tristemente me enteré hoy de que lo ignoraba completamente.
Miraba entonces por la ventana una y
otra vez, insistencia que me provocó un dolor de cuello nauseabundo, creía verte
llegar, el molesto sonido gutural de los
presentes en la tienda me espantaba, tenía un pánico enorme, mi corazón latía
apresuradamente, era entonces cuando Dalí me parecía completamente natural y familiar,
como si mi vida se escurriera por entre mi escritorio y la caja, la caja
maldita cuyo campanazo retumbaba en mi mente, mis ojos saltones, parecían aún
más grandes de lo normal, mi respiración: una paradoja, fuerte e inexistente. Esta
noche, el dolor de no verte más, me enseño algo.
El temblor en las corvas, lo labios seco,
el sudor de las palmas de las manos, el cabello crespo y el mal humor, hacen de
mí un muerto en vida, incluso el olor en mí es muy peculiar, mi rostro aunque nunca
fue bello, muestra hoy la fealdad más profunda que jamás esperé verle, mi edad se
ve triplicada y mis ojeras le sirven de sombra a mi pecho.
Es como estar dormido con los ojos
abiertos, veo en los rostros de los presentes la mayor estupidez jamás vista, huelo
sus cuerpos casi putrefactos, oigo el eco de mi voz en sus cráneos, respiro
profundo, pero la profundidad parece infinita, extraño ver lo que decía
aborrecer; te extraño.
Antier lo perdí todo, sin verte no queda
nada, tu ausencia ha dado un vuelco a mi vida, nunca creí que perderte sería
tan difícil, la muerte no perdona, nos llega
a todos, camino seguro que no
podremos evadir, yo un triste empleado, cuya fortuna más grande ha desaparecido.
Debí llevarte a la playa, comprarte los
chocolates que te gustan y regalarte un hijo, fui tan egoísta; pero sobre todo
no debí dispararte, ahorita estaríamos juntos.
Te voy a extrañar.
Larizza Arvizo nació en Matachic en 1988. A los cuatro años se trasladó a
la ciudad de Chihuahua, donde realiza todos sus estudios. Es egresada de la
licenciatura en teatro por la Facultad de Artes de la UACH. Ha actuado en 25
montajes y es ganadora del premio a mejor actriz, y actriz revelación, en la muestra
municipal de teatro 2009.
Esta excelente cuentista de Chihuahua es dramática, a veces casi melodramática. Cosas tremendas pasan en sus historias, la voz que narra se mantiene firme en su crueldad y en la burla más amarga que se pueda.
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