viernes, 1 de diciembre de 2017

Gustavo Hirales Morán. Visitas


Visitas




Por Gustavo Hirales Morán




Una vez tuve un amor secreto,
pero realmente no lo tuve.
O si lo tuve no era amor
sino affaire, asunto, amorío,
algo como una querencia,
si saben lo que quiero decir.

Ella también me tuvo
de vez en cuando
y de cuando en vez,
ningún gesto posesivo,
y nunca por otra parte
me consideró “un amor”,
sino sencillamente alguien
con quien le gustaba
tener sexo, musiquita, unos tragos,
el placer de la conversación.

Todo iba bien,
demasiado bien
(algo debió haberme prevenido);
nunca avisó de su llegada,
simplemente tocaba
de improviso en mi puerta
con una media sonrisa,
un poco defensiva,
preguntando:  ¿no soy inoportuna?

Nunca que yo recuerde
fue inoportuna en alguna
de sus fugaces
(y para nada efímeras)
visitas.

¿Cómo y por qué acabó?
No lo sé todavía,
no estoy seguro.
Una noche me negué
(quizá por inseguridad,
seguramente por eso,
o por machismo, es igual)
a formar un trío amoroso
con alguien que yo quería
 y ella también quería y
si yo hubiera sabido
que de ello dependía
la continuidad de sus visitas
habría dicho que sí,
“a darle que es fandango”.


Pero no lo sabía y
adopté un aire digno y todo
se echó a perder.
La tuve entonces solo para mí
y quebranté la única regla
Irreparable de un juego que nunca
aprendí a jugar.

A veces, como esta tarde
un tanto fría y lluviosa,
extraño su apenas esbozada,
su tímida sonrisa.
Y extraño sus visitas.






Gustavo Hirales Morán, escritor mexicano, ha publicado La Liga 23 de Septiembre, orígenes y naufragio, Memoria de la guerra de los justos, El complot de Aburto, Camino a Acteal, Chiapas, otra mirada y Siempre de nuevo. Escribe también periodismo en El Nacional y Unomásuno, Nexos y Etcétera.

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