Doble u. A.
Por Rubén
Rey
Existe
dificultad en tu ausencia,
dificultad
imposible para el que inhala vida, inconcebible para el cuerdo que piensa o el
sabio que medita.
Sí: se tiene
que estar medio loco para no envenenar la bebida que es tu copa. Se debe saber
reír a carcajadas y olvidar el tiempo y el llanto.
En una
noche, fueron tres manifestaciones espléndidas en forma de agua y oscuridad.
Nos contamos tres secretos que ya sospechábamos,
y entre tantas respuestas, la máxima verdad fue revelada tres veces.
y entre tantas respuestas, la máxima verdad fue revelada tres veces.
La primera
fue en un tímido juego que terminó en dos cuerpos agonizantes, uno sobre otro.
Fue poco lo
que pude contenerte; al parecer, prefieres tener presas que ser depredada.
Cautelosa,
me dejas reconocer espacios ya visitados entre paredes tuyas.
Cruel y voraz,
cierras tus muros para impedir mi escapatoria.
Fuiste
castigo, tormento. Flagelación de dos esclavos: uno le pertenecía al otro.
Dueños y esclavos a la vez.
Se derrama
cielo líquido que procuras para ti.
Luego,
calma.
Breve tregua
que acordamos entre sudor y saliva.
Pero eres
tirana y la paz existe breve en ti. Puedo sentirlo una vez más en tus muros que
respiran con vida propia. El castigo regresa;
lo infringes dominando.
lo infringes dominando.
No importa
el cansancio, nada te detiene hasta que logras tu objetivo: más cielo sin
poseedora. Lo bebes para adueñarte de él, dando breve espacio para preparar el
último castigo.
Sin más
paredes que tus propias manos,
destrozas tacto a tacto al prisionero que secuestraste.
destrozas tacto a tacto al prisionero que secuestraste.
Más lo
castigas hasta obtener directamente el cielo tan buscado.
Ahora te
cubre.
Es tu manto
celestial.
Cielo en ti.
Infierno en mí.
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