Soy humano
Por
Almudena Cosgaya
Tú eres mi todo, sin embargo yo soy tu nada...
Hay historias que no deberían escribirse y destinos
que no deberían haberse cruzado. Aún recuerdo la injuria de mi suerte que me
hizo conocer lo más amado y luego me desterró a la soledad, solo por mi
condición humana.
Aquel bosque, cerca de mi cabaña encierra mi deseo,
sus árboles fieros soldados que comienzan a moverse como si quisieran impedir
mi paso. Es mi anhelo el volver a verte, poder admirarte… sin tan solo si
pudiera.
No hay sonrisa que no se forme en mis labios
ante tu recuerdo. La primera vez que te vi fue empuñando tu espada; creí que
caerías por su causa. Tan pequeña y tal frágil, no era más que tú disfraz. Pero
fui el primero en caer en el engaño mortal de juzgar todo por su apariencia. Me
diste la mayor lección. Pobre soy, al igual que mis hermanos que vemos con los
ojos y no con el corazón.
Tus cabellos rubios caían como cascada
rebosante de vida y un delicioso aroma que jamás volverá. Recuerdo que empecé
amarte cuando vi más allá de tu belleza, me encontré con un ser lleno de
generosidad, tu alegría, la que fuiste capaz de devolverme.
Sin embargo cuando abrí mi corazón me
rechazaste, no por falta de amor si no por mi humanidad. Soy un humano y tengo que
aceptar tus razones pero me niego. Por ti estaría dispuesto a perder. Fuiste
clara al decir que nuestros mundos son diferentes y que al final terminaría
reprochando el sacrificio. No me conoces.
Te fuiste con la brisa de la mañana y yo he
perdido mi corazón. Sigo visitando este lugar con esperanza de volverte a ver.
Pero el tiempo pasa sin perdón y no hago más que desear terminar con mis
actividades mundanas para escapar al abrigo del bosque. Sé que me miras y tengo
la esperanza de que pueda hacerte cambiar.
Hoy hasta la misma muerte es capaz de
envidiar la vida.
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