los martes
No se sabe
la vida de la casa
Por Andrés
Espinosa
(Celebrando la presentación en
Cuauhtémoc de Alquimia de la muerte).
No se sabe
la vida de la casa
cuando uno sale a la calle,
ni siquiera
cuando a puerta
cerrada
y dentro de
ella
sol,
viento y atardecer
dejan en las
manos
una calma de
mar,
en el pecho
un cansancio
y en el
recuerdo
tres páginas
no leídas,
acaso por
insalobres,
por un punto impreso en la piel
o por el infatigable
remedo
de la vida
que escarba
en los días
anteriores,
en el lago
azul de los presentes.
Uno duerme,
habita la vida,
y no se sabe
algo de la vida misma.
En la casa
donde la vida vive,
nada queda
más que pasos marcados
en el
silencio del polvo.
Demasiados
piensan que cerrar la puerta,
prender el
auto, basta para echar a andar el día.
Cuando uno
sale a la calle,
no se sabe nada ya,
absolutamente
nada,
sobre la
vida que habita en la casa.
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