Ciberacoso
Por Martha Retana
Hace un año en un
escrito similar compartí mi incertidumbre sobre la educación que debo dar a mis
hijos ante la invasión digital. Me enfrento a una lucha contra bullying físico
y digital. Como madre divorciada tengo ojos hasta por la espalda y cámaras escondidas en sus pupilas, bueno fuera.
Por mi jornada
laboral pago escuelas particulares, enfatizo que no es por desconfiar en la educación
pública; ¿en verdad es lo mejor?, hablando en tercera persona “pensamos” que con
ello protegemos a nuestros hijos de lainseguridad de nuestra ciudad, en dotarlos
con una educación integral (agregamos inglés, natación, ballet, religión, etcétera)
para que tengan más y mejores oportunidades, que puedan explorar muchos
terrenos, que rompan fronteras.
Soñar lo mejor
para tu familia es una cosa, pero que eso se dé es algo distinto. Y qué pasa cuando
un niño, una niña, comienza a imitar a personajes líderes cambiando un
lenguaje, cuando su personalidad se ve trastocadapor la agresión de un grupo de
chicos a los que tiene que adaptarse para que lo acepten, cuando lo discriminanpor
no pertenecer a ningún dogma, cuando como juego sexual apuestan su integridad
por 5, 10 o 20 pesos. Ante esa presión social los chicos agredidos caen en
conductas depresivas, se refugian en un mundo oscuro y todos somos enemigos.
Como madre pienso
en los muchos sueños que mi hijo tenía y alguien por diversión los apagó.
Entramos a una
serie de tratamientos, pero solo nosotros, ¿por qué no toda la sociedad?
Partidos políticos con sus facetas de héroes con falsas campañas, promesas de
seguridad, de bajas de precios, igualdad social; maestros que caen en el
conformismo y en la falta de valor de su trabajo; escuelas que por salvar su
reputación te ven como problema; padres que con la exigencia de cumplir cuotas egocéntricas
con autos de lujo no ven la realidad; familiares que solo te señalan en vez de
dar soluciones, es tan sencillo ponernos una venda conformista y no actuar,
sencillo aventar no solo una sino diez piedras a la vez, ensuciarte las manos y
lavarlas como Pilatos.
Sería fácil como
madre llevarme la familia lejos y pensar que todo fue una pesadilla, que ahora
viajaremos por huir y no por soñar en comernos al mundo. Pero hay marcas que
dejan huella y monstruos que ahora debemos enfrentar. Podríamos irnos, pero
pienso en todos esos chicos, en todas las familias, no las desintegradas (ellas
ya están luchando), sino aquellas que piensan que jamás les pasará nada, y no
les pasará porque no lo verán.
En escuelas enfocadas
al negocio y no en la educación, bien saben que no es solo saber de biología,
geografía o matemáticas; comienza desde los conceptos concretos emocionales que
utiliza la relación maestro estudiante padre de familia director sector social,
desde el simple hecho de que en una clase de tecnologías mencionen la Deep web (es
la parte invisible de la web) y
el impacto que esto tendrá en ellos.
La protección que
menciono al inicio no tuvo resguardo físico ya que el emocional fue trastocado.
Cuántas conductas no hay de desfogue de tensión: conductas de anorexia,
bulimia, cutting, drogadicción,
depresión, etcétera. El mundo de internet nos ha superado, bien podríamos ser
lo que quisiéramos, una celebridad o lo que sea con libre albedrío. Tener
grandes oportunidades: yo misma promuevo a una banda de música desde aquí, a más
de 10 mil kilómetros. Según Larry D. Rosen, autor del libro iDisorder, esto no es un problema grave,
sino que simplemente hay que hacer un uso responsable de los dispositivos
“inteligentes” y no caer bajo su dominio. Buen punto “no caer”. Y para no
hacerlo debemos tener las herramientas emocionales con recarga extra.
El acoso en
internet es fácil y gracioso, tiene lindos filtros y divertidos emoticones, a
estas cosas aun le damos like recompensando esta conducta (en algunas páginas
lo llaman trastorno “a nadie le gusta mi postre”, desconozco si esté en el DSM
V).Cuántas veces nos hemos burlado de figuras públicas y aparte interactuado
con ellas: ¿qué ven nuestros hijos de nosotros?
El bullying
aparece en la escuela y continúa fuera con el bendito celular. Escucho
comentarios:
―Es que si lo dejo
en visto será peor.
Este es el acoso
entre los chicos, ¿qué pasa cuando caen en depresión y no pueden solicitar
ayuda? Son presa fácil de sitios, blogs, redes, series como 13 reasonswhy, youtubers, caricaturas, cadenas
para adentrarse en otros juegos con personas de la misma sintomatología, juegos
de retos, hasta abrir las puertas al grooming (la Real Academia Española todavía no ha
incluido el término en su diccionario, es un nuevo tipo de problema relativo a
la seguridad de menores de edad, consiente en acciones deliberadas por parte de
un adulto a establecer lazos de amistad en Internet para tener una satisfacción
sexual, imágenes, videos o un encuentro sexual).
¿Qué papel estamos
jugando los padres? El desconocimiento no nos exime de responsabilidad,
¿realmente sabemos dónde están nuestros hijos? Antes evitábamos ir a sitios
dudosos, juntarnos con zultano o perengano. De manera personal lo digo, viendo
que están enfrente, realmente no sabemos dónde andan sus mentes, dónde radica
su confianza y su corazón, ¿en un like?
Podemos permitir pocas
horas el uso del celular, tener apps guardianes, ¿realmente es la solución?
Ahora hay marcas que los hijos tienen y permanecerán el resto de sus vidas.
Evitar o negar que existe un mundo así ya no podemos, hay que adentrarnos a él,
reforzar nuestros lazos familiares y valores, actualizar a las escuelas,
concientizar a la población. Por ello les expongo de manera personal mi
preocupación intentando concientizar a padres, maestros y autoridades de esta
situación.
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