Tintanueva
Historial de un laboratorio de letras: Taller
2000-2019
Por Federico Corral Vallejo
En el año
1989 tomé mi primer taller de creación literaria en la Casa de la Cultura de Parral,
impartido por la maestra Guadalupe Monárrez. A partir de esta experiencia,
muchos han sido los talleres literarios a los que he asistido, fiebre de
talleres tuve durante años. Soy hijo de talleres y me enorgullece serlo. La experiencia
adquirida en ellos sobrepasa mi porcentaje de lecturas antes y después de. Es
por ello que pretendo regresarle a la vida un poco de lo mucho que ha dado. El
crecimiento literario, emocional y cultural es la recompensa a la tenacidad,
constancia y trabajo. Y he aquí que sigo aferrado a la escritura, por eso, como
dice Octavio Paz: “Hoy lucho a solas con la palabra. La que me pertenece
y a la que pertenezco...”
Nací con el
don de la palabra debajo de la lengua; nací poeta y una vez nacido, me dediqué
a formarme en el cultivo de las letras. Era un adolescente cuando me di cuenta
de ello, de ahí en adelante el sufrimiento coronó mi vida. Tengo presente que el
escritor se hace y el poeta nace, pero el nacer no es suficiente. En mi caso,
el escribir es una necesidad primaria aunque lo escrito diste de ser literatura.
Desde lo profundo de mi alma creo que la escritura es un misterio cósmico,
burbujeante y de naturaleza enigmática, donde los sentimientos disfrazados de
poemas no deben significar sino ser. Es a partir de esta necesidad que
mi sensibilidad gira en torno a la poesía, en la búsqueda del yo interno que trabaja
incansablemente en la lectura, incluso más que en la escritura, para gestarse
en la memoria de posibles nuevos lectores. Es cierto que escribo
versos, pero esto no implica que lo plasmado en el papel, por muy metafórico
que sea, tenga que ser un poema. Incluso este collar de manchas negras que
gesto en el vientre de esta página, son única y exclusivamente destellos de mi
locura. De hecho el mensaje literario, si es que existe, se encontrará en los
blancos de cada hoja. Para mí no es fácil ser poeta. El que la luna salga y embruje al bolígrafo
desosegado, no es ninguna garantía, para que la musa baile un danzón en el
patio de la memoria.
Fue en el año
2000, después de 12 libros publicados y de haber formado parte de los talleres
de Andrés Henestrosa, Alicia Acosta, Alicia Reyes, Carlos Montemayor, Enrique
González Rojo, Hernán Lavín Cerda, Iliana Godoy, Germán Dehesa, entre otros
polígrafos de gran talla; que llegó la oportunidad de coordinar el primer
taller literario, auspiciado por el doctor Joaquín Meza Coria, director de la
Prepa 7 de la UNAM, institución donde empezó esta aventura de hace casi 20 años
consecutivos, misma que ha dado frutos gracias a las obras editadas de algunos
alumnos, así como premios, becas y reconocimientos que de una u otra manera
avalan su trabajo y formación, además de darle plusvalía al taller.
Hoy por hoy
confirmo que el talento de los poetas en ciernes, viene pisando fuerte: Siempre
he pensado que no se puede enseñar a escribir. Quien nace para escribir lo hará
aún a pesar de él mismo. Un taller de poesía solo sirve de guía ante los
posibles literatos del futuro, como es el caso, siempre regido por la ley
natural de la disertación. La posibilidad de coordinar este taller en diversos
lugares como el Distrito Federal, Chihuahua, Sonora, Tamaulipas, Estado de
México, Hidalgo, Veracruz, etcétera, me permite seguir sembrando esa esperanza
de vida, esa necesidad básica de la lectura y ese amor a la escritura. Algunos
puntos importantes de este Taller han sido, son y serán:
1. Leer,
leer, leer, leer y leer pues el escritor no se hace escribiendo sino leyendo.
2. Criticar
objetivamente con causa y justificación, si no, de lo contrario, escriba su poema.
3. El
taller no empieza en la sesión del mismo, sino cuando se termina; al salir al
mundo y enfrentarse con las posibilidades infinitas de creación.
4. Una
vez que el receptor crea una obra, debe buscar todas las formas habidas y por
haber para despertar la capacidad de asombro en su posible lector.
5. Adquirir
el conocimiento básico por medio de la teoría literaria, en este caso el ABC de
la poesía y sus figuras retóricas, mismas que habrá de practicar para darle un
nivel estético a su creación literaria.
6. Escribir
para uno mismo desde su trinchera emocional, retórica y poética. Partiendo del
yo poético, es decir, escribir en primera persona, las demás perspectivas
llegarán por añadidura y bagaje de lecturas adquiridas.
7. Aun
y cuando se hace hincapié en la metáfora y sus tipos, debo acotar, que metaforizar
por metaforizar no necesariamente es poetizar.
8. El
verdadero poeta es aquel que es capaz de aceptar la crítica del otro, partiendo
por supuesto de la autocrítica.
9. Debemos
tener en cuenta que la poesía es un espejo, en el cual puede o no reflejarse el
posible lector.
10.
La escritura debe realizarse desde afuera y no
desde dentro, para que el texto creado tenga la posibilidad de ser universal en
vez de particular.
11.
Nadie que tome un taller puede decir que escribe
para sí mismo, desde ese canon el receptor está en el lugar equivocado.
12.
Lo mejor de los talleres literarios es la
convivencia entre iguales, sobre todo el respeto del binomio maestro-alumno,
donde el primero defenderá a capa y espada el estilo del pupilo, siempre y
cuando, ese pupilo tenga el ingenio, el talento, la constancia y el hambre por
llegar a ser un escritor en forma.
Ante las divagaciones
sobre los puntos anteriores y desde el objetivo del Taller de Lectura y Creación
Literaria, recurro al eco de las palabras de Alfonso Reyes quien recalca que: “de tanto leer a uno le da por escribir,
porque leer y escribir son como el cóncavo y el convexo”.
Una vez dicho
esto, agradezco a los grupos de alumnos que han tenido confianza en este su
guía, gracias por su interés y su constancia, esperando que en un futuro, su
talento los lleve a figurar en el difícil mundo de la literatura mexicana. Tengo
fe en algunos nombres como: Dulce Alcántara, Hiram Nájera, Sergio Faz y Alondra
Valverde. En otro rubro están aquellos nombres que aparecen
por primera vez impresos y dan fe de que ha valido la pena esta labor de 19
años consecutivos formando a escritores que tarde o temprano desertarán o se esforzarán
el triple, para seguir en el difícil camino de las letras. De entre los que han
tenido su primera oportunidad cito a: Kevin Sinhue
Rodríguez, Maoly Vallejo Sáenz, Christian Alejandro Rea, Victoria Montemayor. El
lector ávido sabrá reconocer a las plumas noveles, así como a los ya
experimentados que pertenecen al siguiente grupo, porque
sin ellos, este proyecto literario no serviría de nada. Gracias Nacho Casas,
Giorgio Lavezzaro, Manuel de J. Jiménez, Manolo Mugica, Martha Olaiz, Leonardo
Meza Jara, Rodrigo Cano Márquez y Angélica Santaolaya, por el apoyo mutuo en el
difícil camino de la literatura, porque su trayectoria es motivo de orgullo.
Sobre todo porque me han permitido constatar que su apego a la lectura se ha
seguido acrecentando, y espero se agigante con la creación continua de textos.
A todos y cada uno de los participantes del taller, gracias por el tiempo
compartido, por creer en este Laboratorio
de letras, pero más por su cariño y el respeto mutuo... porque cada uno de
ustedes son letras del poema aún no escrito, y mejor aún parte de los libros
por leer.
Dejo entonces a continuación algunos trabajos de autores nacidos en la
década de los ochentas, muchos adolescentes de cuando tomaron el taller
conmigo, hoy escritores con estilo y criterio propio, así como una formación
académica que los avala además de su talento.
Tu mentira favorita
Dulce
Alcántara
México,
D.F., 1988
Mientes
cuando dices “adiós”,
porque sabes
que hay un hilo de momentos
negros
terribles misteriosos líquidos
tiernos poéticos indomables
azules
valientes basura rojos
que tejimos con
esmero.
Reinventas
la forma de deshilacharlo,
el lunes,
eliges las tijeras,
el martes,
el fuego,
el
miércoles, mentiras,
el jueves,
la lluvia,
y el viernes
descubres
que tus
intentos fortalecieron el lazo.
Mientes
cuando dices “adiós”,
porque las
despedidas genuinas
acontecen en
medio del silencio
y duran
mucho tiempo
y el corazón
se queda quieto
y la carne
se apaga lentamente
Sobretodo
mientes cuando dices
“te
extraño”, porque estoy en tu qué dirán,
en tu
inmenso caos
y en la
mirada de la persona que amas.
***
Táctil
Nora Iliana Castro Rodríguez
Ciudad Madero, Tamaulipas, 1986
Con las manos se pide amor,
se pide lluvia,
se tejen
sueños;
se extienden en los niños,
se acurrucan en los viejos.
Con las manos se acaricia,
se hiere,
se mata,
se traza el cielo.
Con sus manos él dibuja,
sobre mi espalda su
recuerdo.
Con las manos pide el
mendigo,
y se reza en los templos,
se acongojan sobre el pecho,
aplauden con ahínco,
suturan al enfermo.
Con sus manos él me cubre,
y me arrulla con sus dedos.
Con las manos
se apresura,
se sostiene,
tiemblan de miedo.
Con sus manos el mundo
cambia,
y mi voz tiene más fuerza.
Con las manos se descansa,
se entrecruzan en los
féretros,
se saluda,
se despide.
Con las mías yo le digo,
yo te lluvia,
yo te cielo,
yo te sueño.
***
Canto de pájaroverso
Jorge Luis Flores
Estado de México, 1986
III
La eternidad
avienta del buró al tiempo
–lo descompone–.
XII
…He colocado
mapas falsos
en la geografía
de tu cuerpo
para perderme en él…
XXIII
Un barco de papel
navega por mi infancia
agua de recuerdos
creando espumaje
bajo la quilla.
Barco que nos separa
barco que no se para
barco que no sé, para.
***
Paraíso perdido
Giorgio Lavezzaro
México, D.F., 1985
En la época del
vergel eterno1 un hombre y una mujer copulan2 mientras un
ojo omnipresente3 escurre saliva en la contemplación4
el
hombre hecho de barro
blande
su florete de greda
en
la humedad de su cómplice
la
mujer imaginada en la médula
recibe
en su vorágine
las
semillas de la embriaguez
la
efervescencia colma los fanales5 hasta que los cauces se llenan6
y una explosión sucede en el orgasmo del sollozo7 de aquel con
lujuria en la sed8 entonces vio que su obra era buena9 y
descanso del onanismo al séptimo día10
la
blancura del grito penetra
en
la sal de los cuerpos
trémulos
fabrican un armazón
de
carne y tierra
la
serpiente que arroja labia seductora
porta
veneno que va quemando
la
piel de la pareja que busca llevar
sus
gritos a la sinfonía
“será
un placer infinito
sabrán
acerca de la explosión y la saliva
solo
necesitan devorar las prohibiciones
arrancar
la poma del árbol
saber
de su néctar quemar su perfume”
el horror de la
vergüenza se apodera del testigo11 las imágenes de la carne –inalcan-zables
para el todopoderoso–12 se disipan con su última sentencia13:
“por fracturar el placer de mi vista14 sangrarás por cada poro
durante tu vida de fértil hembra15 y tú varón perderás la sal de tu
esencia para ganarte el alimento16 serán desterrados de mi paraíso17
no pueden voltear a verme18 Yo Soy El Que Mira19”
las
reminiscencias del pánico
quedan
prendidas en la voz del hombre
en
su garganta aparece
la
fruta de la desgracia
la
corona de sangre enmarca
los
muslos de la mujer
que
en el parto recuerda
el
mosto de la reineta
***
Zapatos
de bruja
Yukari
Itzel Morales Gutiérrez
Valle
de Allende, Chihuahua, 1989
Yo soy como
una bruja. De esas brujas que aprendieron precozmente a cabalgar en escoba, andar
por encima de las nubes, así sean nubarrones, así haga el viento más recio. De
las que bailan raro. De las que hechizan con su saliva, con su canturrear por
aquí y por allá.
Brujita de
párpados bronce y precipicios en los bordes del iris. Abismo. Vértigo. Déjate
ir, déjate caer. Déjate arder. Y cuando me quites los zapatos y cuando me
saques las medias, no creas que vas a resolver el misterio. No creas. ¡A que
nunca habías quitado unos zapatos de bruja más bonitos! ¡A que nunca habías
quitado unos zapatos de un par de pies de bruja más bonitos! A que nunca te
habías vuelto mar y vuelto olas entre las piernas de una hechicera como yo.
Voy a irme a
dormitar a tu piso, a quedarme en tus aposentos por siete noches. Al octavo
amanecer voy a tararear esa melodía de cuando la primera vez que a te fui a
ver.
***
Soneto
herido
Manolo
Mugica
México,
D.F., 1985
Comenzaré a escribir este poema,
versa mi vagar antes ocurrido:
La amé. Como pago me dejó herido.
Su ingratitud califico de extrema.
¿Quiere evitarse infinito problema?
Debió pensarlo antes de haber partido,
de tomar orangután por marido,
de considerar mi ánima blasfema.
Lo digo: No importa quién busque a quién;
el problema es no dignarnos a hablar.
Por ser grave amor prefiere el desdén.
Nuestras heridas no podrán sanar
habitando la podredumbre. Amén.
Se trata de no volvernos a amar.
***
Copa rota
Karim Payán
Xalapa, Veracruz, 1983
¡Reventó![1]
Algo apretó la copa de cristal.
Una mano poderosa, contundente,
microscópicos fragmentos cedieron paso al
aire
implacable que se expande y no comprime
Se formaron filamentos, cuarteaduras,
fallas en la superficie
en una capa
en otra
en otra
y ¡crack!
arena
cristalizada
y sangre
r g d s
e
a a
sobre el tálamo inmarcesible
pedazos de tu cuerpo que se elevan y se
van...
***
Caligrama
Adrían
Zúñiga Varela
La
Paz, Baja California, 1980
H●menaje a las muertas[2]
de ciudad
Juárez Méxic●
escribo
porque sí
P●r placer. P●r d●l●r
††††††††††††††††††††
P●r placer. P●r d●l●r
††††††††††††††††††††
P●r goz●.
P●r mied●.
††††††††††††††††††††
P●r esa
l●cura divina.
††††††††††††††††††††††
Ni una más,
gritó Maricela
††††††††††††††††††††††††††††
y ni una más
seguimos gritando
†††††††††††††††††††††††††††††††
¿P●r qué n●
quitan la venda a
††††††††††††††††††††††††††††††††
a la
justicia† †de l●s ojos.
††††††††††††††††††††††††††††
Qué acas● n●†es
la p●esía
††††††††††††††††††††††††
u n a bala†directa al
††††††††††††††††††††
c●razÓn†¿? ¿? ¿?
††††††††††††††††
d u e l e††m u c h ●
†††††††††††††
la au†sen cia
†††††††††††
tuy●†s●y
†††††
●●
***
Epístola
culpae
Jorge
Luis Sandoval
Parral,
Chihuahua, 1985.
Redacto con
tinta
–de semen, orina, lágrimas y sangre–,
para saciar la muerte y sazonar la tristeza
–la culpa–
que impide
mi apología con la vida.
Fui Dios en
tus ojos y el diablo en tu crisol.
Caí desde lo
alto, inundado de pánico…
…pánico a
ti,
a mí,
a todo.
Me fui
callado y regrese aturdido…
…de ti,
de mí,
de
todo
***
Instante
Juan
Pablo Sanmartín
Querétaro,
Qro, 1982
Nos
encontramos:
yo capturé
al silencio
tú me aguijoneaste.
Tus ojos
me invitaron
una copa
más opté por
un solobeso.
Las nubesolas
nos acariciaron
y con ello
ascendimos a
la gloria.
***
Primera
y única manzana
Fernando
Tapia
Hermosillo,
Sonora, 1981
Mi
padre
sembró una semilla de manzano en el
patio trasero de mi casa de infancia. Este creció muy a su pesar, sin carne ni
semen, sin pena ni gloria...
Mi
madre
tarde a tarde lo regaba con lluvia de
sus ojos. Tal vez lo salado de su amargura lo hizo estéril. La hojarasca lo
tomó de carrilla y sus pocos frutos siempre fueron verdes…
Mi
hermano
mayor año con año cada 12 de diciembre y
en pleno invierno, podaba al manzano con las uñas afiladas de sus largos y
delgados dedos…
Mi
hermana
menor le hacía compañía en primavera,
verano y otoño, mientras sus ramas le brindaban paz, sombra y cobijo. Jugó con
él a la casita, hasta que la sorprendió un cruel y prematuro embarazo…
La
primera
y única
manzana que nació de su ramaje, arribó
con silueta de basilisco y curvatura edénica, cuando se asomó al espejo, éste
reflejó el rostro del pecado, al acariciar su espalda y mordisquear su cuello,
entendí el pecado del incesto. Hoy no hay nada que callar, ya no existen más
secretos atrás del manzano.
(N. del E. Este bello texto en su
original es un caligrama, que no se pudo configurar en esta plataforma).
[1] KARIM PAYÁN. México, D.F., 1983.
[2] JOEL REA. Carbó, Sonora, 1986.
Federico Corral Vallejo. Parral
Chihuahua, 1969. Poeta, ensayista, crítico y editor. Entre sus obras editadas
destacan: Desprovisto de
equipaje, A capella 440 y Cartografía de una casa. Su obra ha sido
traducida al inglés, francés y portugués; y editada en Estados Unidos, Cuba,
España, Argentina, Perú, Brasil, Puerto Rico y México. Dirige Tintanueva
Ediciones desde 1997.
Cómo siempre, amigo querido, me deja con un dulzón sabor en la boca, sus palabras me hacen verle, escucharle, apreciarle. Es un hinor contar con su amistad y guía literaria.
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