jueves, 21 de febrero de 2019

Federico Corral Vallejo. Historial de un laboratorio de letras: Taller 2000-2019

Tintanueva
Historial de un laboratorio de letras: Taller 2000-2019


Por Federico Corral Vallejo


En el año 1989 tomé mi primer taller de creación literaria en la Casa de la Cultura de Parral, impartido por la maestra Guadalupe Monárrez. A partir de esta experiencia, muchos han sido los talleres literarios a los que he asistido, fiebre de talleres tuve durante años. Soy hijo de talleres y me enorgullece serlo. La experiencia adquirida en ellos sobrepasa mi porcentaje de lecturas antes y después de. Es por ello que pretendo regresarle a la vida un poco de lo mucho que ha dado. El crecimiento literario, emocional y cultural es la recompensa a la tenacidad, constancia y trabajo. Y he aquí que sigo aferrado a la escritura, por eso, como dice Octavio Paz: “Hoy lucho a solas con la palabra. La que me pertenece y a la que pertenezco...”
Nací con el don de la palabra debajo de la lengua; nací poeta y una vez nacido, me dediqué a formarme en el cultivo de las letras. Era un adolescente cuando me di cuenta de ello, de ahí en adelante el sufrimiento coronó mi vida. Tengo presente que el escritor se hace y el poeta nace, pero el nacer no es suficiente. En mi caso, el escribir es una necesidad primaria aunque lo escrito diste de ser literatura. Desde lo profundo de mi alma creo que la escritura es un misterio cósmico, burbujeante y de naturaleza enigmática, donde los sentimientos disfrazados de poemas no deben significar sino ser. Es a partir de esta necesidad que mi sensibilidad gira en torno a la poesía, en la búsqueda del yo interno que trabaja incansablemente en la lectura, incluso más que en la escritura, para gestarse en la memoria de posibles nuevos lectores. Es cierto que escribo versos, pero esto no implica que lo plasmado en el papel, por muy metafórico que sea, tenga que ser un poema. Incluso este collar de manchas negras que gesto en el vientre de esta página, son única y exclusivamente destellos de mi locura. De hecho el mensaje literario, si es que existe, se encontrará en los blancos de cada hoja. Para mí no es fácil ser poeta. El que la luna salga y embruje al bolígrafo desosegado, no es ninguna garantía, para que la musa baile un danzón en el patio de la memoria.

Fue en el año 2000, después de 12 libros publicados y de haber formado parte de los talleres de Andrés Henestrosa, Alicia Acosta, Alicia Reyes, Carlos Montemayor, Enrique González Rojo, Hernán Lavín Cerda, Iliana Godoy, Germán Dehesa, entre otros polígrafos de gran talla; que llegó la oportunidad de coordinar el primer taller literario, auspiciado por el doctor Joaquín Meza Coria, director de la Prepa 7 de la UNAM, institución donde empezó esta aventura de hace casi 20 años consecutivos, misma que ha dado frutos gracias a las obras editadas de algunos alumnos, así como premios, becas y reconocimientos que de una u otra manera avalan su trabajo y formación, además de darle plusvalía al taller.

Hoy por hoy confirmo que el talento de los poetas en ciernes, viene pisando fuerte: Siempre he pensado que no se puede enseñar a escribir. Quien nace para escribir lo hará aún a pesar de él mismo. Un taller de poesía solo sirve de guía ante los posibles literatos del futuro, como es el caso, siempre regido por la ley natural de la disertación. La posibilidad de coordinar este taller en diversos lugares como el Distrito Federal, Chihuahua, Sonora, Tamaulipas, Estado de México, Hidalgo, Veracruz, etcétera, me permite seguir sembrando esa esperanza de vida, esa necesidad básica de la lectura y ese amor a la escritura. Algunos puntos importantes de este Taller han sido, son y serán:

1.     Leer, leer, leer, leer y leer pues el escritor no se hace escribiendo sino leyendo.
2.     Criticar objetivamente con causa y justificación, si no, de lo contrario, escriba su poema.
3.     El taller no empieza en la sesión del mismo, sino cuando se termina; al salir al mundo y enfrentarse con las posibilidades infinitas de creación.
4.     Una vez que el receptor crea una obra, debe buscar todas las formas habidas y por haber para despertar la capacidad de asombro en su posible lector.
5.     Adquirir el conocimiento básico por medio de la teoría literaria, en este caso el ABC de la poesía y sus figuras retóricas, mismas que habrá de practicar para darle un nivel estético a su creación literaria.
6.     Escribir para uno mismo desde su trinchera emocional, retórica y poética. Partiendo del yo poético, es decir, escribir en primera persona, las demás perspectivas llegarán por añadidura y bagaje de lecturas adquiridas.
7.     Aun y cuando se hace hincapié en la metáfora y sus tipos, debo acotar, que metaforizar por metaforizar no necesariamente es poetizar.
8.     El verdadero poeta es aquel que es capaz de aceptar la crítica del otro, partiendo por supuesto de la autocrítica.
9.     Debemos tener en cuenta que la poesía es un espejo, en el cual puede o no reflejarse el posible lector.
10.           La escritura debe realizarse desde afuera y no desde dentro, para que el texto creado tenga la posibilidad de ser universal en vez de particular.
11.           Nadie que tome un taller puede decir que escribe para sí mismo, desde ese canon el receptor está en el lugar equivocado.
12.           Lo mejor de los talleres literarios es la convivencia entre iguales, sobre todo el respeto del binomio maestro-alumno, donde el primero defenderá a capa y espada el estilo del pupilo, siempre y cuando, ese pupilo tenga el ingenio, el talento, la constancia y el hambre por llegar a ser un escritor en forma.
Ante las divagaciones sobre los puntos anteriores y desde el objetivo del Taller de Lectura y Creación Literaria, recurro al eco de las palabras de Alfonso Reyes quien recalca que: “de tanto leer a uno le da por escribir, porque leer y escribir son como el cóncavo y el convexo”.

Una vez dicho esto, agradezco a los grupos de alumnos que han tenido confianza en este su guía, gracias por su interés y su constancia, esperando que en un futuro, su talento los lleve a figurar en el difícil mundo de la literatura mexicana. Tengo fe en algunos nombres como: Dulce Alcántara, Hiram Nájera, Sergio Faz y Alondra Valverde. En otro rubro están aquellos nombres que aparecen por primera vez impresos y dan fe de que ha valido la pena esta labor de 19 años consecutivos formando a escritores que tarde o temprano desertarán o se esforzarán el triple, para seguir en el difícil camino de las letras. De entre los que han tenido su primera oportunidad cito a: Kevin Sinhue Rodríguez, Maoly Vallejo Sáenz, Christian Alejandro Rea, Victoria Montemayor. El lector ávido sabrá reconocer a las plumas noveles, así como a los ya experimentados que pertenecen al siguiente grupo, porque sin ellos, este proyecto literario no serviría de nada. Gracias Nacho Casas, Giorgio Lavezzaro, Manuel de J. Jiménez, Manolo Mugica, Martha Olaiz, Leonardo Meza Jara, Rodrigo Cano Márquez y Angélica Santaolaya, por el apoyo mutuo en el difícil camino de la literatura, porque su trayectoria es motivo de orgullo. Sobre todo porque me han permitido constatar que su apego a la lectura se ha seguido acrecentando, y espero se agigante con la creación continua de textos. A todos y cada uno de los participantes del taller, gracias por el tiempo compartido, por creer en este Laboratorio de letras, pero más por su cariño y el respeto mutuo... porque cada uno de ustedes son letras del poema aún no escrito, y mejor aún parte de los libros por leer.

Dejo entonces a continuación algunos trabajos de autores nacidos en la década de los ochentas, muchos adolescentes de cuando tomaron el taller conmigo, hoy escritores con estilo y criterio propio, así como una formación académica que los avala además de su talento.

Tu mentira favorita
Dulce Alcántara
México, D.F., 1988

Mientes cuando dices “adiós”,
porque sabes que hay un hilo de momentos
  negros     terribles     misteriosos    líquidos
         tiernos        poéticos      indomables
    azules      valientes       basura       rojos
                             que tejimos con esmero.
Reinventas la forma de deshilacharlo,
el lunes, eliges las tijeras,
el martes, el fuego,
el miércoles, mentiras,
el jueves, la lluvia,
y el viernes descubres
que tus intentos fortalecieron el lazo.

Mientes cuando dices “adiós”,
porque las despedidas genuinas
acontecen en medio del silencio
y duran mucho tiempo
y el corazón se queda quieto
y la carne se apaga lentamente

Sobretodo mientes cuando dices
“te extraño”, porque estoy en tu qué dirán,
en tu inmenso caos
y en la mirada de la persona que amas.

***

Táctil
Nora Iliana Castro Rodríguez
Ciudad Madero, Tamaulipas, 1986

Con las manos se pide amor,
se pide lluvia,
                        se tejen sueños;
se extienden en los niños,
se acurrucan en los viejos.

Con las manos se acaricia,
se hiere,
            se mata,
                        se traza el cielo.

Con sus manos él dibuja,
sobre mi espalda su recuerdo.

Con las manos pide el mendigo,
y se reza en los templos,
se acongojan sobre el pecho,
aplauden con ahínco,
                        suturan al enfermo.

Con sus manos él me cubre,
y me arrulla con sus dedos.

Con las manos
se apresura,
            se sostiene,
tiemblan de miedo.

Con sus manos el mundo cambia,
y mi voz tiene más fuerza.

Con las manos se descansa,
se entrecruzan en los féretros,
            se saluda,
                        se despide.

Con las mías yo le digo,
yo te lluvia,
            yo te cielo,
                        yo te sueño.

***

Canto de pájaroverso
Jorge Luis Flores
Estado de México, 1986


            III
La eternidad
avienta del buró al tiempo
–lo descompone–.


            XII
…He colocado
mapas falsos
en la geografía
de tu cuerpo
para perderme en él…


            XXIII
Un barco de papel
navega por mi infancia
agua de recuerdos
creando espumaje
bajo la quilla.
            Barco que nos separa
            barco que no se para
            barco que no sé, para.

***

Paraíso perdido
Giorgio Lavezzaro
México, D.F., 1985


En la época del vergel eterno1 un hombre y una mujer copulan2 mientras un ojo omnipresente3 escurre saliva en la contemplación4
el hombre hecho de barro
blande su florete de greda
en la humedad de su cómplice
la mujer imaginada en la médula
recibe en su vorágine
las semillas de la embriaguez
la efervescencia colma los fanales5 hasta que los cauces se llenan6 y una explosión sucede en el orgasmo del sollozo7 de aquel con lujuria en la sed8 entonces vio que su obra era buena9 y descanso del onanismo al séptimo día10
la blancura del grito penetra
en la sal de los cuerpos
trémulos fabrican un armazón
de carne y tierra
la serpiente que arroja labia seductora
porta veneno que va quemando
la piel de la pareja que busca llevar
sus gritos a la sinfonía
“será un placer infinito
sabrán acerca de la explosión y la saliva
solo necesitan devorar las prohibiciones
arrancar la poma del árbol
saber de su néctar   quemar su perfume”
el horror de la vergüenza se apodera del testigo11 las imágenes de la carne –inalcan-zables para el todopoderoso–12 se disipan con su última sentencia13: “por fracturar el placer de mi vista14 sangrarás por cada poro durante tu vida de fértil hembra15 y tú varón perderás la sal de tu esencia para ganarte el alimento16 serán desterrados de mi paraíso17 no pueden voltear a verme18 Yo Soy El Que Mira19
las reminiscencias del pánico
quedan prendidas en la voz del hombre
en su garganta aparece
la fruta de la desgracia
la corona de sangre enmarca
los muslos de la mujer
que en el parto recuerda
el mosto de la reineta

***

Zapatos de bruja
Yukari Itzel Morales Gutiérrez
Valle de Allende, Chihuahua, 1989

Yo soy como una bruja. De esas brujas que aprendieron precozmente a cabalgar en escoba, andar por encima de las nubes, así sean nubarrones, así haga el viento más recio. De las que bailan raro. De las que hechizan con su saliva, con su canturrear por aquí y por allá.
Brujita de párpados bronce y precipicios en los bordes del iris. Abismo. Vértigo. Déjate ir, déjate caer. Déjate arder. Y cuando me quites los zapatos y cuando me saques las medias, no creas que vas a resolver el misterio. No creas. ¡A que nunca habías quitado unos zapatos de bruja más bonitos! ¡A que nunca habías quitado unos zapatos de un par de pies de bruja más bonitos! A que nunca te habías vuelto mar y vuelto olas entre las piernas de una hechicera como yo.
Voy a irme a dormitar a tu piso, a quedarme en tus aposentos por siete noches. Al octavo amanecer voy a tararear esa melodía de cuando la primera vez que a te fui a ver.

***

Soneto herido
Manolo Mugica
México, D.F., 1985

Comenzaré a escribir este poema,
versa mi vagar antes ocurrido:
La amé. Como pago me dejó herido.
Su ingratitud califico de extrema.

¿Quiere evitarse infinito problema?
Debió pensarlo antes de haber partido,
de tomar orangután por marido,
de considerar mi ánima blasfema.

Lo digo: No importa quién busque a quién;
el problema es no dignarnos a hablar.
Por ser grave amor prefiere el desdén.

Nuestras heridas no podrán sanar
habitando la podredumbre. Amén.
Se trata de no volvernos a amar.

***

Copa rota
Karim Payán
Xalapa, Veracruz, 1983

¡Reventó![1] Algo apretó la copa de cristal.
Una mano poderosa, contundente,
microscópicos fragmentos cedieron paso al aire
implacable que se expande y no comprime
Se formaron filamentos, cuarteaduras,
fallas en la superficie
en una capa
en otra
en otra
y ¡crack!
arena
cristalizada
y sangre
r               g            d          s
e          a             a
sobre el tálamo inmarcesible
pedazos de tu cuerpo que se elevan y se van...

 

***

 

Caligrama
Adrían Zúñiga Varela
La Paz, Baja California, 1980

H●menaje a las muertas[2]

de ciudad Juárez Méxic●
escribo porque sí
P●r placer. P●r d●l●r
P●r placer. P●r d●l●r
P●r goz●. P●r mied●.
P●r esa l●cura divina.
††
Ni una más, gritó Maricela
††
y ni una más seguimos gritando
††
¿P●r qué n● quitan la venda a
 ††††††
  a la  justicia†     †de l●s ojos.
†††
Qué acas● n●es  la  p●esía
††
u n a  baladirecta al
††
c●razÓn¿? ¿? ¿?
d u e l e††m u c h ●
††
  la ausen cia
tuy●s●y
††
●●

***

Epístola culpae
Jorge Luis Sandoval
Parral, Chihuahua, 1985.

Redacto con tinta
     –de semen, orina, lágrimas y sangre–,
para saciar la muerte y sazonar la tristeza                                                                                             
–la culpa–
que impide mi apología con la vida.

Fui Dios en tus ojos y el diablo en tu crisol.

Caí desde lo alto, inundado de pánico…

…pánico a ti, 

                         a mí, 

                                 a todo.

Me fui callado y regrese aturdido…
…de ti,
                        de mí,
                                               de todo

***

Instante
Juan Pablo Sanmartín
Querétaro, Qro, 1982


Nos encontramos:
yo capturé al silencio
                tú me aguijoneaste.

Tus ojos
me invitaron una copa
más opté por un solobeso.

Las nubesolas
           nos acariciaron
y con ello
ascendimos a la gloria.

***

Primera y única manzana
Fernando Tapia
Hermosillo, Sonora, 1981


Mi 
      padre
sembró una semilla de manzano en el patio trasero de mi casa de infancia. Este creció muy a su pesar, sin carne ni semen, sin pena ni gloria...

Mi
      madre
tarde a tarde lo regaba con lluvia de sus ojos. Tal vez lo salado de su amargura lo hizo estéril. La hojarasca lo tomó de carrilla y sus pocos frutos siempre fueron verdes…

Mi
     hermano
mayor año con año cada 12 de diciembre y en pleno invierno, podaba al manzano con las uñas afiladas de sus largos y delgados dedos…

Mi 
     hermana
menor le hacía compañía en primavera, verano y otoño, mientras sus ramas le brindaban paz, sombra y cobijo. Jugó con él a la casita, hasta que la sorprendió un cruel y prematuro embarazo…

La  primera 
          y única
manzana que nació de su ramaje, arribó con silueta de basilisco y curvatura edénica, cuando se asomó al espejo, éste reflejó el rostro del pecado, al acariciar su espalda y mordisquear su cuello, entendí el pecado del incesto. Hoy no hay nada que callar, ya no existen más secretos atrás del manzano.

(N. del E. Este bello texto en su original es un caligrama, que no se pudo configurar en esta plataforma).


[1] KARIM PAYÁN. México, D.F., 1983.
[2] JOEL REA. Carbó, Sonora, 1986.






Federico Corral Vallejo. Parral Chihuahua, 1969. Poeta, ensayista, crítico y editor. Entre sus obras editadas destacan: Desprovisto de equipaje, A capella 440 y Cartografía de una casa. Su obra ha sido traducida al inglés, francés y portugués; y editada en Estados Unidos, Cuba, España, Argentina, Perú, Brasil, Puerto Rico y México. Dirige Tintanueva Ediciones desde 1997.

1 comentario:

  1. Cómo siempre, amigo querido, me deja con un dulzón sabor en la boca, sus palabras me hacen verle, escucharle, apreciarle. Es un hinor contar con su amistad y guía literaria.

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