Dintel de Almudena
4. ¿Hay soccer en
el cielo?
Por Almudena
Cosgaya
Malik se
encontraba decorando su cubículo con los últimos fetiches de su equipo favorito
de soccer. A decir verdad, no recordaba que la luz estuviera tan tenue y que le
diera ese toque gris a todo. Instintivamente se llevó las manos a sus oídos, un
incesante chirrido lo torturaba desde que había llegado a la maquila. Suspiro,
no dejaría que aquello dañara su día.
—¿Crees que en el
Cielo jueguen soccer? —le preguntó una voz masculina desde el cubículo de al
lado.
—Es buena
pregunta —dijo Malik—. Espero tener esa respuesta poco antes de partir de este
mundo.
Giró su silla
para ver a su vecino, su corazón latió con fuerza. No había nadie en ese
cubículo ni en ningún otro, estaba solo. Entonces, ¿quién había preguntado? Su
espíritu se inquietó, haciéndolo salir de prisa hacia el único lugar donde
tenía certeza de que había gente. Producción.
En su carrera se
topó con una figura conocida y sintió que alma le volvía al cuerpo.
Ahí estaba ella,
preparando su equipo de trabajo. Era una locura, como muchas otras cosas que
habían venido a su cabeza, desde las misericordiosas a las más surrealistas.
—¡Hermosa! No
sabes lo feliz que me hace verte —dijo Malik sonriendo—. Prometo dispararte un
refresco, es más, vamos ahora mismo.
—Momento... ¿Qué
mosca te pico?
—Creí que me había
vuelto loco. Pero ahora que te veo, creo que todo ha sido parte de mi
cansancio.
—Pensé que no ya te
vería, Malik. En este purgatorio los oscuros e interminables pasillos se
vuelven pesadilla y nos atrapan en los muros donde dejamos la mitad de la vida.
—No te entiendo, Amelia...
—A mí también me
costó entenderlo. No es un sueño... y ni siquiera es una locura. Mira...
—Amelia señaló con su dedo a un grupo de gente reunida al pie de la escalera.
Malik miró un
instante a su amiga y luego se acercó al grupo de personas. Ahí estaba su
cuerpo sobre el suelo, con el cuello roto, y entonces recordó su accidente.
Caminaba de prisa sosteniendo con las manos una caja con fetiches de su equipo
favorito, subió la escalera con descuido y un instante después había estado en
su cubículo.
—En el Cielo no sé
si jueguen Soccer, pero nosotros en este lugar podemos hacerlo —dijo de nuevo
una voz masculina.
—¡Leo!
¡Que el cielo
perdone la locura y la morbosidad que atraparon a las almas este lugar!
Pero no es
ultima, vendrán otras.
Almudena Cosgaya descubrió su gusto por las historias desde niña; hacía fanfics de relatos ajenos, lo cual fue para ella un excelente entrenamiento para escribir luego sus propios cuentos, al darse cuenta de que en algunos de sus relatos de fanfic había creado un personaje que merecía su propia historia. Es autora de poemas y de prosa narrativa. En 2017 publicó La maldición del séptimo invierno, su primera novela.
Muy buena cómo siempre. Siempre t deja con krer saber más... gracias x hacernos volar con la imaginación.
ResponderEliminar