Julio es un mes de sol y lluvias en esta parte del mundo
Por Sergio Torres
Julio es un mes de sol y lluvias en esta parte del mundo. En mi experiencia, impacta mi corazón de maneras singulares. En 1937, julio 31, nació mi papá; 36 años después, 1973, en la misma fecha, julio 31, nací yo. Toda la vida he compartido cumpleaños con mi papá, pero este año es diferente: el señor tuvo la ocurrencia de bajarse del mundo rodante y fundirse con el universo el 20 de mayo. De alguna manera esto detuvo un engrane en la enorme maquinaria del infinito de lazos que componen mi vida. Ya no está. Ya no es manifestación de la divina existencia. Persiste en la memoria pero no hay manera de interactuar con él. El camino que recorro es amplio y largo, la miopía humana que me aqueja solo me permite percibir fragmentos de la realidad común y apenas entender que el otro, mi compañero de andanzas, lo mira, lo vive distinto. Apenas lo voy descubriendo.
En julio 31 celebramos la vida de don Nacho, mi papá, y mi propia vida; 87 y 51 años respectivamente. La vida es una parábola.
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