Arte de Alberto Carlos
¿Qué es
lo que dice qué dijo?
Por Alberto Carlos
No sé
qué harían los literatos sin el qué
en sus formas de conjunción y pronombre relativo. Es una de esas palabras
comodín de nuestro idioma que saca de
todos los apuros a los que escriben.
Me decía una vez el licenciado Fuentes Mares que al releer su Santana tuvo que darle una espulgada
porque se encontró con que tenía tantos qués que parecía una quesadilla y que,
una vez podado de los qués que tenía demás, la nueva edición va a resultar un
cuadernillo, por las páginas perdidas o el espacio ganado, según se vea.
Si esa
palabra se sustituyera por un solo signo, digamos un palito como la i sin el
punto, la cantidad de papel ahorrado sería considerable y en las estanterías de
las bibliotecas se ahorraría bastante espacio; si miramos más allá, la tala de
bosques sería menos, en beneficio de la ecología. Ahora, imagínese usted,
lector, si desde el kínder nos enseñaran a escribir y a leer taquigrafía y todo
mundo lo hiciera así, el ahorro nos daría para pagar la deuda nacional. No es
mala idea en estos momentos de austeridad.
¿Se
fijaron? En el párrafo de arriba no utilicé ni un solo qué (aplausos, por favor) y pienso no utilizarlos en el resto de
este trabajito, para darme una lucidita, no faltaba más.
La
humana humanidad ha de tener, de vez en cuando, una salida a flote para
alimentar el ego. De no ser así, nos pasaríamos la vida en la otredad (como dicen los filósofos) sin
echar nuestro cuarto a espadas y eso sería una verdadera frustración a la
iniciativa privada de cada quién, cosa por demás antidemocrática.
Hasta
aquí vamos bien, sin echar mano de la conjunción de marras. Es más: otra cosa
molesta en la literatura es el uso y abuso del gerundio, al menos para un
servidor y también, como ven, lo evitamos por esta vez para demostrar la
posibilidad de prescindir de tales vocablos. ¿Difícil?, pues no tanto. Ya ven
ustedes como, sin ser literato, modestia aparte, aguanto un piano. A darle
pues, mis queridos literatos. A desengordar libros en beneficio de la economía
nacional. Ya mi licenciado Fuentes Mares le entró a la rasurada. Yo les dejo
aquí un botón de muestra, desplante ante el cual los escritores de polendas, si
me leyeran, esbozarían una leve sonrisa como diciendo: pos este pelao… Pero me
doy por satisfecho con tal de ver sonreír a señores tan seriesotes, aun a mis
costillas.
¿Qué
pasó? ¿No que no?
Noviembre
1982
Alberto Carlos. Artista nacido
en Fresnillo, Zacatecas, avecindado en Chihuahua desde la infancia. Con medio
siglo de trayectoria, su vasta obra mural, escultórica y de caballete abarcó
una diversidad de técnicas y temáticas. Su natural inquietud y amplia cultura
lo llevó a incursionar en la literatura y el periodismo, en géneros como la
poesía, el cuento, el ensayo, la calavera, el epigrama y la columna, los cuales
publicaba en periódicos como el suplemento Tragaluz de Novedades de
Chihuahua, El Heraldo de Chihuahua, y en las revistas Tarahumara
y Solar.
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