Foto Fernando Suárez Estrada
Himno a
mi Matria
Por Fernando
Suárez Estrada
Los
Dioses más venerados
iluminaron
la senda,
Cuauhtémoc
de mis ternuras.
¡Madre,
Matria mía,
rezos y
amor te engendraron!
El
sacrificio es tu aliento
y la
hermandad tu destino.
Tierra
de entendimiento,
cascadas
del cielo te bautizaron.
Mitologías
tarahumaras,
el
cristianismo bendito,
las
religiones de oriente,
universal
te volvieron.
Gentes
sencillas llegaron
desde
el santo cosmos.
La
sabiduría trajeron,
¡crecieron
las libertades!
La
tolerancia anidó,
sus
almas la anunciaron.
Paz,
alegría y unión
emocionadas
celebraron.
Abuelos
conscientes
hicieron
acuerdos,
fronteras
de odio
borraron
serenos.
Respeto
infinito
se
profesaron,
sonrisas
de hermanos
se
tributaron.
Cantaron
nativos
hacia
la china muralla
y
familias del Asia,
con
vientos de mares,
trajeron
dulces tonadas.
¡Héroes
de gran valor!
¡Destellos
del Sol,
de
Cristo y Confucio!
¡Sagrario
es Cuauhtémoc en su honor!
San
Antonio de los Arenales,
compañero
inseparable del viento.
Murmullos
rancheros del Paraíso
veneran
tus memoriales.
Caporales
de Bustillos y soñadores de Cusih
a la
adversidad batieron
¡en
llanuras de ardillas y entrañas de hechiceras
minas!
minas!
Pasaron
los vendavales
del
orgullo latifundista.
Y la
revolución sentó
principios
de convivencia.
Triunfaron
los agraristas,
hacendados
y menonitas
y se
reconocieron todos
como
constructores de armonías.
Añoranzas
de cuatro años...
El
once, dieciséis y veintidós
¡y el
esencial veinticinco!
declaman
ya las hazańas
que
alzaron
a su
estancia cautivante
como
veta espiritual.
El
sueńo del Maderismo
¡a
Villa y al linaje Zuloaga unió!
Mil
novecientos once,
en la
Hacienda lagunera lo increíble pasó.
Cerrito
de Ruelas,
abril
del dieciséis.
¡Ni
quién se imaginara, un día,
oír
serenatas
en inglés!
Aviones
“canastos”
trajo
Pershing
como
sombrillas para el tren
y así
como llegó... ¡se fue!
sin
golondrinas de los vecinos.
Se le
derritió
¡toditito!
su
“¡hurra National Army!”...
¡Motivó
un “byebye, míster, adiosito”!
Y
palomas mensajeras descendieron
despidiendo
a expansionistas
y
anunciando la llegada
de
coloradas caritas.
¡Gutenmorgen!
saludaron menonitas;
¡Kuira
y bienvenidos!, respondieron los de casa...
Y la
esperanza que llegó
en
aquellos vagones canadienses,
año del
veintidós,
enamoró
a surcos del valle y a nuestro jardín
cultural.
cultural.
Tres años
después, febrero del veinticinco,
se
acuerda el deslinde del solar común.
¡Y los
gobiernos asombrados
a los
sanantoñitos elogiaron!
Mil
novecientos veintisiete,
julio
del corazón,
campanadas
del día doce,
anuncian
municipalización.
¡Y la,
para
todos,
bienaventurada
cívica
unión!
Corazones
nuevos han latido.
Ya no
hay abismos necios.
Las lecciones
se han aprendido
y la
Paz ondea en cruces y montecillos.
Danzantes
autóctonos de la seductora Atlántida,
Gabino
Cuilty, abuelo.
¡Ay!,
latifundistas Zuloaga,
¡barbas
blancas de Fong Go, aireadas en la
imperial muralla!
imperial muralla!
Belisario
Chávez Ochoa
visionario
de Matrias justas
alfombra
de razones tendió
y hoy
su obra se agiganta.
Todo se
puso en orden.
Se
estableció el abrazo fraterno.
Entraron
amor y esfuerzo
a los
espíritus sin tiempo.
¡Cuauhtémoc,
Matria,
regazo
divino de rosas y poemas!
¡Hoy
caminamos de tu mano, honrando tu trigo,
mazorca y manzano
mazorca y manzano
y la
humildad y belleza de tu corazón cabal, libre...
misericordioso!
misericordioso!
Fernando
Suárez Estrada hizo la licenciatura en periodismo en Escuela de Carlos Septién
García, se tituló con su tesis El espacio
ambiente nos informa, y la licenciatura en derecho en la Facultad de
Derecho de la Universidad Autónoma de Chihuahua, donde se tituló con su tesis Consideraciones generales en torno al
derecho a la información. Es autor de las siguientes obras publicadas: Cuentos tarahumaras (1975), en la
revista Comunidad, editada por la
Universidad Iberoamericana, y los libros Jesusita y otros relatos (2001), Caminos del villismo, de la hacienda de
bustillos a la epopeya” (2005), Milagro
en los alamitos, novela histórica sobre el nacimiento de Cuauhtémoc, Chihuahua (2012) e Identidad cuauhtemense. También es coautor del libro colectivo De San Antonio a Cuauhtémoc, herencia de
grandeza” (2019). Es Notario Público número dos para el Distrito Judicial
Benito Juárez, Patente expedida el 12 mayo 1989.
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