Domingo. La semana estuvo pesada, ensayos, entrevistas, viajes cortos, puro andar de arriba abajo
Por Sergio Torres
Domingo. La semana estuvo pesada, ensayos, entrevistas, viajes cortos, puro andar de arriba a abajo en un camino que elegí para vivir: hacer música, enseñar música, compartir la música y enfrentar el drama correspondiente con la misma alegría con que saco la cabeza del auto para sentir el viento a toda velocidad.
Soy un animalito pretencioso, creo que hacer música, teatro, pintar, bailar, me dan una experiencia vital que me humaniza, me lleva a entender, a comprender mejor el tránsito por el tercer planeta, por el ambiente tridimensional donde derrepentemente caí.
Es un vuelo en caída libre. De no ser por la misericordia de todos en derredor, no existiría más. Desde la madre, que me dio a la luz como quien ofrece un sacrificio, hasta la mujer que me acoge en su edificio y resguarda el cuerpo que me hospeda. Desde mis hermanos y amigos que me han acompañado por más de 40 años, como Efrén, Ale, Karla, Alta, Abraham, a los desconocidos que hacen de NPC en mi historia. Todos aquí, viviendo todas las vidas, muriendo todas las muertes, siendo lo que podemos ser en los momentos en que nos permitimos disfrutar el rol y degradando paulatinamente el soporte orgánico. Vivos, decidimos los actos de guerra y de creación, los de pasión y apatía, los de crueldad y misericordia, los de justicia y compasión, erigidos juez y verdugo para nosotros y los otros, que al final somos los mismos, los que palpitan.
Al final todo lo que queda es un poema compuesto de todos los silencios. El Silencio Final.
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