martes, 23 de julio de 2024

Martes 4 de julio de 2023. Jesús Vargas Valdés

Martes 4 de julio de 2023

 

 

Por Jesús Vargas Valdés

 

 

Hoy es un día triste, ha muerto Adolfo Gilly, un amigo al que encontré y traté como tal en los últimos diez años. Lo conocí e interactué con él desde la medianía de los años noventa en los eventos de Chicago con el doctor Katz, pero fue el general Felipe Ángeles quien nos condujo a tratarnos como amigos.

Lo acompañé en diversos momentos de la investigación que él estaba haciendo para la biografía que nos dejó como su última gran obra. Le debemos mucho, no solo por este libro sino también por otros que se han convertido en clásicos de la historiografía de la revolución y de los movimientos sociales contemporáneos.

Un día le dije en su casa que su libro La Revolución interrumpida había sido determinante en mis primeros pasos como historiógrafo. Esto lo he mencionado en cada ocasión que lo he considerado oportuno.

Hay mucho que escribir de lo que nos deja, no solamente en los libros, como gran historiador, sino como ser humano, como el ideólogo, como el revolucionario congruente.

El 17 de noviembre de 2015 participamos juntos en el homenaje al doctor Katz que organizó el INAH en ciudad Juárez. Adolfo hizo recuento de la posición antinazi de la familia Katz, de la emigración forzada a E U, de la llegada a México donde hizo sus estudios y de la amistad entrañable que los unió.

Después del evento viajó a Chihuahua donde Impartió una conferencia con un grupo de estudiantes. De allí se iba a regresar a México. Lo invité a conocer la ciudad donde asesinaron al general Villa; para interesarlo le dije que muy cerca de Parral estaban Santa Barbara y San Francisco del Oro, dos de los centros mineros más antiguos de México, con gran tradición de lucha sindical. No la pensó mucho, nos fuimos.

En el camino me platicó de sus experiencias juveniles en la organización de los mineros, su participación en las guerrillas, de la cárcel, de Yon Sosa, del asesinato de varios guerrilleros en Guatemala, como el del joven mexicano Aguilar Mora. Tengo la idea de que era difícil para Adolfo platicar de su experiencia revolucionaria, pero en todo el camino fue recordando mientras yo escuchaba emocionado. En algún momento le dije que me gustaría hacerle una larga entrevista, pero no se llegó a realizar.

En cada lugar le hice fotografías con mi cámara, incluso en casa de mi hermana, donde comimos algunas de las delicias que ella sabe hacer (Carmela le cayó muy bien, él estuvo feliz haciendo preguntas, por eso cada vez que lo visitaba en su casa de Coyoacán me preguntaba por ella, Tessa, su compañera se reía, y yo también lo celebraba).

De las fotos que conservo en mi archivo, me gustan especialmente las que registré en el Museo con los niños. Adolfo está feliz y su cara, rebosante de ternura, lo demuestra plenamente. Siempre me gustó en la que Gilly se está despidiendo con su gran sonrisa. Ahora la relaciono con estos momentos.

Vayan estas palabras para manifestar a Tessa que estoy, que estamos con ella, en estas horas definitivas.

 

Martes 4 julio 2023

 

 

 

 

Jesús Vargas Valdés estudió la carrera de biología en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional. Es coordinador del Programa Biblioteca Chihuahuense. Publica la página cultural La fragua de los tiempos y es autor de varios libros, entre ellos: Madera rebelde (2015), Consuelo Uranga La Roja (2017), Villa bandolero (2018) y Nellie Campobello Mujer de manos rojas (2020), este último en coautoría con Flor García Rufino.

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