domingo, 27 de abril de 2025

El peso de la libertad

 


El peso de la libertad

 

Por Jesús Chávez Marín

 

Ya los dos estaban borrachos, y con discusiones así nunca se sabe. Margarito muchas veces le había dicho que no tomara nunca con los clientes, que no les hiciera caso y que se concretara a despachar en silencio lo que le pidieran y punto. Pero al muchacho se le hacían largas las horas y se tomaba una cerveza aquí, un tequila allá. Además, era medio alebrestado, nunca tuvo paciencia para lidiar a toda esa bola de habladores.

Ya nunca se supo ni por qué se pelearon. Era tarde y casi no había clientela, fue por eso que estuvieron alegue y alegue hasta que el otro agarró al joven del cuello de la camisa y lo sacó del mostrador de un solo jalón, le puso un trancazo en la cara y lo estampó cinco metros atrás, sobre el suelo lleno de aserrín.

Lo malo fue que aquel traía fajada la pistola; en cuanto pudo empezó a balacear al otro con un coraje bárbaro. Cuando menos pensó ya lo había matado.

El cantinero llegó corriendo. Rápido se dio cuenta de todo y sin decir otra cosa le ordenó al hijo que le entregara la pistola y se metiera rápido a la casa, que no saliera para nada.

Nos pidió de favor que le sostuviéramos la palabra, nos puso de acuerdo y se sentó a esperar, casi tranquilamente, en calma alucinada, con la pistola en la mano.

Pagó con diez años de cárcel la libertad de su hijo.

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