martes, 22 de abril de 2025

Miróforas

 

Foto: Pedro Chacón

Miróforas

 

Por Fructuoso Irigoyen Rascón

 

Miróforas

Portadoras de perfumes

en la madrugada.

 

Dicen los que saben

que la palabra mirófora

deriva de mirra.

 

Mirra como la que Gaspar, 

o tal vez Melchor o Baltasar

trajeron al Niño de Belén

anticipando aquella mirra

 

que treinta y tres años después 

traerían las miróforas

para embalsamar

 horrible palabra

su cuerpo.

 

iAy María,

Marta,

otra María;

una Juana,

otra María,

Salomé,

 

y una Susana!

Miróforas todas.

 

Portadoras de perfumes

en la madrugada.

 

No encuentran 

su cuerpo

iSe fue por allá!

iNo!, iPor acá!

 

iActivos informantes

 esos romanos soldados!

iEsos desvelados ángeles!

 

O no saben,

o no quisieron decir.

 

No dejaron la mirra.

Es cara pues vale, 

sin descuento,

muchos denarios.

 

Siguen de miróforas

portadoras de perfumes

a media mañana

y así llegan a avisar:

 

iSe robaron el cuerpo!

iNo está!

 

Viene Pedro, 

también Juan.

El misterio no logran

Aclarar.

 

Ahí afuera se queda sola

María Magdalena.

La que demonios tuvo,

la que el Señor limpió.

 

Ve a los ángeles aquellos.

Cree que son parte del complot.

Aparece el jardinero.

Él sí ha de saber.

 

¿Quién se lo llevó?

¿Dónde lo pusieron?

Quiero verlo,

 si quieren, ¡me lo llevo!

 

Mujer, ¿por qué lloras?

¿Por quién lo haces?

¿A quién buscas?

Dice el këpouros (jardinero)

 

Por mi Señor,

¡se han robado su cuerpo!,

¡se lo llevaron!

 

¿Acaso fuiste tú? 

¡Dime dónde lo pusiste!

 

¡Ay María!

¿Cómo no me conoces?

 

Secándose las lágrimas 

con la orla de su manto;

despejando su cabeza

con suave sacudida;

dejando caer al suelo

su bultito con la mirra.

   

El këpouros se hace Rabboni

y así lo llama ella

Rabboni.

Maestro.

 

Y se tira al suelo

tratando de abrazar sus pies.

Él la detiene:

 

¡Mē mou haptou!

(¡no me toques!)

que todavía no subo al Padre.

 

Finalmente,

ya sin portar perfumes

se supo todo.

Tal y como lo había profetizado:

 

iResucitó!

 

La mirra sería para algún otro.

 


Fructuoso Irigoyen Rascón, autor de Cerocahui, una verdadera épica de la región, es médico con especialidad en psiquiatría, con una vasta y brillante práctica profesional. Es autor, además, de los libros Tarahumara Medicine: Ethnobotany and Healing among the Raramuri of Mexico y Nace Chihuahua, Gabriel Tepórame y Diego Guajardo Fajardo, los forjadores.

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