domingo, 27 de abril de 2025

Las paredes de los hospitales han escuchado más oraciones sinceras que las paredes de los templos


 Foto: Violeta C V

Las paredes de los hospitales han escuchado más oraciones sinceras que las paredes de los templos

 

(Texto atribuido a El Papa Francisco)

 

Las paredes de los hospitales han escuchado más oraciones sinceras que las paredes de los templos

Han presenciado besos más sinceros que los de los aeropuertos.

Es en los hospitales donde se ve a un homófobo ser salvado por un médico gay.

Un médico privilegiado salvando la vida de un mendigo.

En cuidados intensivos, se ve a un judío cuidando a un racista.

Un policía y un preso en la misma habitación recibiendo la misma atención.

Un paciente adinerado esperando un trasplante de hígado, listo para recibir el órgano de un donante pobre.

Es en esos momentos, cuando el hospital toca las heridas de las personas, que diferentes mundos se entrecruzan según un designio divino.

Y en esta comunión de destinos, nos damos cuenta de que solos no somos nada.

La verdad plena de las personas, la mayoría de las veces, solo se revela en momentos de dolor o ante la amenaza real de una pérdida irreversible.

Un hospital es un lugar donde los seres humanos se quitan las máscaras y se muestran como realmente son, en su estado más puro. En su esencia.

Esta vida pasará rápido, así que no la desperdicies peleando con la gente.

No critiques demasiado tu cuerpo. No te quejes en exceso.

No pierdas el sueño por las facturas. Asegúrate de abrazar a tus seres queridos.

No te preocupes demasiado por mantener la casa impecable.

Los bienes materiales deben ser ganados por cada persona; no te dediques a acumular una herencia.

Estás esperando demasiado: Navidad, el viernes, el año que viene, cuando tengas dinero, cuando llegue el amor, cuando todo sea perfecto.

Escucha, la perfección no existe.

Un ser humano no puede alcanzarla porque simplemente no estamos hechos para sentirnos plenos aquí. Aquí, se nos da la oportunidad de aprender.

Así que aprovecha al máximo esta prueba de la vida.

Respétate a ti mismo, respeta a los demás.

Recorre tu propio camino y deja ir el camino que otros han elegido para ti.

Respeto: no comentes, no juzgues, no interfieras.

Ama, perdona más, abraza más, ¡vive con más intensidad!

Y deja el resto en manos del Creador.

 

—Papa Francisco

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