domingo, 13 de abril de 2025

Prólogo para la novela La revelación del agua

 


Prólogo para la novela La revelación del agua

 

Por Jaime Nubiola

 

Prologar este libro de mi querida Martha Estela Torres es un honor del todo inmerecido. Tengo el privilegio de haber sido probablemente el primer lector de esta espléndida obra literaria.

La revelación del agua es una novela escrita con el corazón en la mano. Capítulo a capítulo, la autora va narrando hábilmente los recuerdos de su niñez y juventud en Hidalgo del Parral que guarda en su memoria con exquisita precisión de olores, colores y sabores que evoca con fecunda imaginación. Los combina con el hecho real: la dramática tragedia de la inundación reciente de su tierra natal y la ficcionalización posterior de personajes, escenarios y acontecimientos. 

            Mi buen amigo Jaime Desprée, magnífico escritor, identifica así las tres reglas de la literatura: técnica, estilo y compromiso. La técnica es, por así decir, lo más fácil de aprender: en la escritura se trata básicamente de la redacción, la ortografía y todos esos aspectos formales de cada tipo de texto que es necesario dominar. Me gusta emplear para esto una palabra más inusual y quizá más rica: “pericia”. Con ella se expresa quizá mejor la experiencia práctica, la habilidad de quien ha invertido muchas horas pacientemente en el aprendizaje de esas técnicas.

            La segunda regla es el estilo, la forma de decir. Como afirmaba Eugenio d'Ors, ahí es donde reside la originalidad. No me resisto a citar unas palabras de la gran novelista catalana Mercé Rodoreda que me dejan siempre pensando: “Escribir bien es difícil. Por escribir bien entiendo decir con la máxima simplicidad las cosas esenciales. No siempre se consigue. Dar relieve a cada palabra; las más anodinas pueden brillar cegadoras si las colocamos en el lugar adecuado. Cuando me sale una frase con un giro diferente, tengo una pequeña sensación de victoria. Toda la gracia de escribir radica en acertar con el medio de expresión, el estilo. Hay escritores que lo encuentran en seguida, otros tardan mucho, otros no lo encuentran nunca”.

            El compromiso es la tercera regla. De una forma más coloquial podemos referirnos a esta regla como “el tener algo que decir”. Cuántos escritores que publican a diario su columna en un periódico no tienen realmente nada que decir. Cuántos pintores hacen series inacabables con un mismo motivo porque ya se ha secado la fuente de su imaginación. Este tercer elemento es el realmente decisivo. Para ser creativo, para tener algo que decir, es preciso cultivar la propia vitalidad intelectual, desarrollar la sensibilidad, aprender nuevas formas de expresarla y de comunicarse con los demás.

            Martha Estela muestra de manera fehaciente que reúne con creces esas tres cualidades: pericia, estilo y compromiso. Domina la técnica narrativa con maestría, tiene un estilo inconfundible y cautivador —lento, de frases largas que se detiene amorosamente en los detalles más vivos y coloristas— y a lo largo de todas sus páginas se trasluce su hondo compromiso por transformar la vida común y difícil de un dramático entorno rural y provinciano en un poema del espíritu, de la libertad y del amor.

 Por todo esto y por mucho más Martha Estela ocupa desde hace muchos años un lugar permanente en mi corazón.

 

Jaime Nubiola, Navarra, 2022.

 


Jaime Nubiola es profesor emérito de filosofía en la Universidad de Navarra, donde ha enseñado durante 45 años y ha desempeñado cargos académicos. Es autor de 16 libros y más de 150 artículos sobre filosofía del lenguaje, historia de la filosofía analítica, metodología filosófica, filosofía americana y pragmatismo. Ha sido visiting scholar en Harvard, Stanford y Glasgow. Ha sido presidente de la Charles S. Peirce Society (2008). Recientemente ha recibido el premio Herbert W. Schneider de la Society for the Advancement of American Philosophy.

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