miércoles, 2 de julio de 2025

¿En dónde nos quedamos?

 


¿En dónde nos quedamos?

 

Por Sigfrido Viguería Espinoza

 

Viajé a la Ciudad de Chihuahua por una invitación que mi amigo Jesús Chávez Marín me hizo al Departamento Editorial de la UACh, para una entrevista. Llegue el 29 de junio a una Chihuahua lluviosa. Quedé de verme con mi amiga Luly y con su familia en la Deportiva, enseguida del Campus uno de la UACH.

Siempre me gustó esa Deportiva, ahora tan vieja como yo. Había ese día un evento de una asociación para que las familias chihuahuenses convivieran a bajo costo con juegos entre tradicionales y modernos. Mucho calor por el sofoco de la lluvia evaporada. Más tarde, mi amiga Luly, su familia y yo nos fuimos a la cabaña que tienen en Aquiles Serdán. Otra vez estaba lloviendo y mi amigo Iván me dijo que el norte de la ciudad estaba inundado. Acá en el sur, lluvia medianamente intensa. Los cerros y los mezquites reverdeciendo de nuevo.

Recordamos Luly y yo de cómo había sido nuestra mocedad universitaria. Llegó la noche y me despedí de ella y su familia. Rumbo a la casa de Iván, ya en su casa, bebimos una cerveza y platicamos sobre estas lluvias y como Chihuahua se veía viva. Nos dormimos tarde, pero debía yo estar listo para la entrevista del lunes 30 de junio.

Me levanté temprano, me alisté y me fui a la Facultad de Filosofía y Letras del Campus uno, desde mi opinión el jardín y la arboleda más bonita de la ciudad. Le llamé a mi amigo Jesús y nos encontramos en la intersección de la Dirección de Extensión y Difusión Cultural. Nos dimos un gran abrazo y nos tomamos una foto de recuerdo. Amable y contento, me presentó a todo el equipo de Editores UACH.

Hicimos la entrevista, que ustedes escucharán en dos meses por Spotify, y luego nos fuimos a tomar un café y platicar. Contamos lo más reciente de nuestras vidas y el significado de escribir. Le dije que estaba emocionado de volver a mi Alma Mater y de ser entrevistado. Me comento que estaba igual de contento que yo, y es que los y las que escribimos nos alegramos cuando somos escuchados. Me preguntó: ¿Profesor o escritor?

Me quedé callado un poco. Difícil para mí estar callado.

Estos años he sido más profesor que escritor. He sido cantante y escritor; ahora académico y profesor. Pero me salva que me hagan preguntas y platiquen conmigo en una entrevista.

Preguntó también: ¿Cantas en algún bar?

Le dije que no. He cantado en eventos culturales, graduaciones, asociaciones, pero no vivo de eso.

Me dijo: es que en la literatura se invierte mucho y te da contento o drama, pero no dinero. No nos importa el dinero ni a mi amigo Jesús ni a mí. Nos importa todo lo que pasa afuera y dentro de nosotros y cómo en un texto se puede recrear la vida.

Le dije a Jesús que un posgrado o un grado cualquiera nos debiera hacer más sensibles y sencillos, en lo que estuvo de acuerdo conmigo.

De regreso a su oficina nos perdimos y lo guie otra vez a su lugar de trabajo: andábamos como en Comala, buscando el lugar y las voces. Nos acompañamos y nos despedimos con un fuerte abrazo, listos para la siguiente aventura.

 


Sigfrido Viguería Espinoza es licenciado en letras españolas por la UACH. Tiene estudios de maestría en educación y doctorado en pedagogía. Es profesor de literatura en el Colegio de Bachilleres y asesor académico en la Normal Superior de Nuevo Casas Grandes. Escribe una columna llamada Mito, Literatura y Realidad en El Diario de Juárez. Tiene publicaciones en la revista literaria Hambre, en el podcast El buen Cruel, diario digital de Agua Prieta. Ha publicado en semanarios y revistas literarias como Nosotros, Metamorfosis y Letra Nostra. Es promotor cultural y académico en Normal Superior José E. Medrano R, UACJ Nuevo Casas Grandes y UPN Nuevo Casas Grandes. Dedica su tiempo a la literatura, la discusión académica y el canto lírico. Publica constantemente ensayos y poemas en medios impresos y electrónicos. Tiene publicado un libro que se llama Utrora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario