No entendí la invitación a tu despedida
Por Sergio
Torres
Ay, corazón. No entendí la invitación a tu
despedida. Decía que hoy, a las tres. Entendí que sería mañana, a pesar de leer
y releer cinco veces la fecha y la hora.
Me duele que no estés. Me duele que te hayas
ido así, sin negociación alguna.
El hubiera existe para nosotros los que
escribimos e imaginamos realidades alternas a esta, tan burda, tan básica, tan
simple. En el hubiera, estaríamos tomando café, comiendo rajas con queso
mientras echo tortillas de masa de maíz al comal, espero a que inflen, volteo y
agrego al ware.
Si hubiera hecho caso a tus llamadas,
estaríamos arriba de un cerro, mirando la ciudad mientras me dejas fumar uno de
mis cigarros cubanos que tanto mal me hacen pero que tanta paz me dan.
Si hubiera sido más firme en llevarte
conmigo, aunque sea una semana, arrancarte un rato de tu ambiente, ese que no
entiendo aún. Pero tú eres, eras, más aferrada aún, haces tierra donde quieres.
Te fuiste. El mundo es un lugar vacío sin ti.
El mundo es un lugar frío sin ti, a pesar de que andamos rondando los 40 grados
a medio día. El infierno es aún más caliente.
Mi corazón: Todas las perlas de sabiduría que
me dejaste se resumen a una: vive. Pero huiste como predicador fraudulento, por
una puerta de trampa que no es visible.
Ya no estás. Yo escribo estás líneas con el
corazón roto, como un niño al que se le fue el camión estando a media cuadra de
alcanzarlo Voy detrás de ti, corriendo,
mientras la maleta se abre y se va vaciando a cada paso.
Amarte era tan fácil. Perderse en tus ojos
enormes.
Descansa en paz. Nadie merece tanto esa paz
como tú. Ni la luz perpetua de la presencia de ese Dios en el que tú sí creías.
Sergio Torres. Licenciado en Artes, músico desde la infancia, dibujante y compositor de canciones. Maestro de música por vocación.
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