sábado, 19 de julio de 2025

Bóveda de plomo

 


Bóveda de plomo

 

Por Sergio Torres

 

La tarde de ayer me estaba quedando dormido mientras daba clase. Era un sueño pesado, febril. Llegué a casa y tomé un vaso de agua. Me recosté y comencé a sudar. La sensación de náusea invadió todo: cama, cortinas, paredes, techo. Como pude, me incorporé y caminé al baño. Sé que caí de rodillas porque tengo moretones en ambas, pero no sentí nada al caer porque al mismo tiempo daba arcadas que produjeron una sopa asquerosa de comidas previas, ninguna reconocible: el resultado era un caldo que parecía estar hecho de crema de cacahuate, mermelada de zarzamora y trozos de cereza. Era tal la violencia del proceso, que algo alcanzó a salir por la nariz, provocando un ardor que arrancó lágrimas y escurrimiento nasal por varios minutos. A pesar de eso, el sueño se mantenía, pesado, posado sobre los párpados. Me venció.

Horas después me encontré tirado en el piso del baño, a oscuras, con la sensación de que algún monstruo de manos largas y dedos afilados había estado revolviendo el contenido de mi vientre. La cabeza embotada. El cuerpo a 40 grados. Me arrastré a la regadera. Abrí la llave y el agua corrió, caliente, porque la primavera en esta parte del desierto no acaricia, pero más fría que mi cuerpo, arrancando el exceso de calor y dándome un poco de claridad. Noté que estaba a medio vestir, camiseta y calzones; estaba a oscuras, con el resplandor de la iluminación de la calle reptando por la pequeña ventana del baño. Después de un rato, me incorporé y comencé a bañarme. Al terminar exprimí la ropa y la colgué en el portatoallas. Húmedo, caminé la inmensidad entre el baño y la cama. Encendí el abanico y me tiré sobre las sábanas. Aún con fiebre, sentí cómo el calor evaporaba el agua sobre mi cuerpo. Mi cabeza irradiaba vapor. Finalmente, el cansancio venció. La mente, licuada por la fiebre y el cansancio, se escurrió, ingrávida, a la tierra de los sueños donde, como profecía, viví las horas más aterradoras que he tenido a lo largo de mi vida, el sueño de la bóveda de plomo.

 


Sergio Torres. Licenciado en Artes, músico desde la infancia, dibujante y compositor de canciones. Maestro de música por vocación.

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