Palacio municipal, foto de Jesús Allan Pérez Acosta.
Cultura arquitectónica francesa en Chihuahua.
Ubicada frente a la Catedral de la ciudad de Chihuahua,
está obra es uno de los edificios representativos de la región. En 1721 se
inició la construcción del edificio de las Casas Reales o Casas Consistoriales,
conocido popularmente como los Portales del Ayuntamiento. El actual edificio
fue construido a principios del siglo XX, con estilo arquitectónico francés.
Este Palacio municipal es sede oficial del Ayuntamiento de Chihuahua desde que
fue inaugurado por Enrique C. Creel el 4 de octubre de 1907.
Jesús Allan Pérez Acosta nació
hace 25 años en Chihuahua. Estudió en Facultad de Diseño y Comunicación
Gráfica, Escograf. Hace foto experimental y arquitectónica en blanco y negro de
la cultura pop art y retro. Es el artista y el propietario de Jesús Pérez Photo
Studio.
martes, 30 de septiembre de 2014
La inmortalidad sentencia de sufrimiento. Martha Estela Torres Torres
La inmortalidad sentencia
de sufrimiento
Por Martha Estela
Torres Torres
A los veinte años me
sentía atractiva naturalmente; después, con el transcurso de los años, surgió
un deseo persistente de conservar en lo posible mi juventud. Emprendí una lucha
titánica contra el tiempo para evitar a toda costa el proceso de
envejecimiento; activé las actitudes positivas y los ejercicios adecuados para sostener
la tonificación de los músculos y la firmeza de la piel, rechacé toda clase de
alimentos inútiles, mantuve una vigilancia estricta en la báscula, alcancé a
nadar hasta cinco kilómetros diarios y después fui incrementando el
entrenamiento con rutinas de pesas.
Evité el cigarro, el
vino; en mi dieta no faltaron las vitaminas y los minerales. En esa batalla
campal me sostuve mucho tiempo. Pero comprobé que la juventud no es eterna, y
por más que se persista en el embate contra la naturaleza, son en vano los
esfuerzos por conservar la fragancia de la piel y la sedosidad del cabello. Y
aunque sé que todo cae bajo el peso gravitacional del tiempo, por momentos creía
detener la lenta devastación de mi apariencia utilizando los artificios del
maquillaje y del peinado.
Pero los días de sol están
deshidratando mi silueta, así que ahora sostengo mi autoestima alimentando también
la memoria y los sueños; no quiero caer en el juego sucio de las cirugías
porque ese recurso reafirma la superficialidad de las sociedades posmodernas,
crean la falsa expectativa de mantener las formas para siempre mediante una
fuerte complicidad con el bisturí.
Muchas mujeres ahora
viven presas de la depresión porque la falacia estética les ha secado el alma
al comprobar decepcionadas que los efectos de la cirugía se evaporan más pronto
de lo que les aseguraron. Cuando las mujeres alteran su estado físico
establecen una competencia sin fin, primero se operan los párpados, después la
papada, siguen con el estómago y otras partes del cuerpo; de esta manera se
someten a una infructuosa batalla corporal arriesgándose a una falla médica y a
padecer el dolor y las incomodidades propias de cualquier intervención quirúrgica,
para ceder según el avance el tiempo, a una resignación dolorosa que las
conducirá sin remedio a la depresión o al amargura cuando comprenden la
infructuosidad de su intento.
Después de analizar
todo esto es necesario fortalecer el espíritu, nutrir los buenos recuerdos y la
voluntad para vivir con dignidad cada etapa de la existencia. No es benigno
conservar la firmeza corporal si nuestros ideales se evaporan; no vale la pena
esforzarnos por conservar la consistencia de la piel si nuestros sueños se
desvanecen, es preferible cultivar las semillas de la sabiduría para entender
el cíclico rítmico de la vida y disponernos a danzar el vals del universo alimentando
la esperanza, porque la verdadera belleza y juventud radican en el alma y no en
el celofán que nos envuelve; el valor de una persona se encuentra en los rasgos
de generosidad que posee, en su calidad humana, en la disposición para aceptar y tratar bien a
los demás y buscar la paz que nace de la justicia y de la abundancia, como
decía Vasconcelos.
Una mujer no debe
apostar todo a su cuerpo ni creer que su valor estriba en las formas
esculturales de su ser, ni en la perfección de su perfil, ni en la lozanía de
la piel. Estos son atributos significativos que embellecen por un tiempo, pero
si no se cultiva el espíritu, la belleza externa se evapora más rápido de los
que pensamos.
La belleza y la
juventud que verdaderamente persiste y se incrementa con el tiempo emerge de
nuestro interior y se refleja en las actitudes y actos que nos reconfortarán
cuando el ciclo de la vida decline sin remedio. Mientras tanto recordemos que
la vida se intensifica y se concibe más plena en el nacimiento de una flor y en
la refulgencia de una sonrisa, en el dulce aroma de los niños y la claridad del
alba.
La naturaleza es
sabia, no se equivoca en ningún proceso. Tenemos que reconocer que el género
humano no está destinado a la inmortalidad porque entonces estaría condenado al
sufrimiento y ni con supremo anhelo, ni con la magia más poderosa alcanzaría la
muerte.
¿Quién no ha probado
el sabor ocre del dolor y quién no ha padecido las quemaduras del quebranto? Ricos,
pobres, locos, sabios, cultos e ignorantes, poderosos y humildes saben lo que
significa el dolor, porque todos, en determinado momento hemos sentido en
cuerpo o alma el filo de sus espadas: unos, hemos sufrido el engaño; otros, la
enfermedad; varios, la pérdida de seres queridos; muchos, la desilusión; la
mayoría, la mordedura de la incertidumbre y todos, sin duda, la soledad y la
tristeza. Si fuera posible alcanzar la inmortalidad, estaríamos destinados
también a sufrir eternamente. Yesto sería el peor castigo: sostener la vida sin
resistencia corporal ni mental.
Al padecer dolor es
fácil entender que la inmortalidad es la sentencia del sufrimiento, es la
eterna flama que nos lanzaría a rodar eternamente como las piedras del génesis.
Recuerdo que en mi
adolescencia soñaba ser poeta y bailarina de ballet, después, química y licenciada,
ahora que sufro y compruebo cómo el sol y el tiempo se van deslizando por mi
piel, quisiera volver a ser aquella niña que jugaba con mariposas azules e
inventaba sueños.
Iván Chávez
Dibujo de
Iván Chávez.
Iván toma
figuras de la cultura popular y de la industria del espectáculo, luego diseña
lo que se le ocurre. No es artista sino ingeniero y piloto de automóviles a la
velocidad del sonido.
Hildeberto Villegas
Un poema de Cayo Valerio Catulo
Passer,
deliciae meae puellae,
Qui cum ludere,
quem in sinu tenere,
Quoi primun digitum dare adpetenti
Et
acrissolet incitare morsus,
Cum desiderio
meo nitenti
Carum nescio quid
lubet iocari
Et
solaciolum sui doloris,
Credo, ut
tum gravis acquiescat ardor,
Tecum ludere sicut id
sapos sem
Et tristes animi
levare curas!
Oh gorrión,
delicias de mi niña,
con el cual
jugar, al cual resguardar en el seno,
al que, si
se acerca, se le da la punta del dedo
y le suele
provocar acres mordiscos,
cuando
ante mi anhelo desbordado
le da por
juguetear, yo no sé qué gracia.
Y pequeño
consuelo a su dolor
por calmar,
supongo, su violento ardor.
¡Jugar
contigo como ella lo hiciera
y del triste
ánimo aligerar las penas!
Hildeberto Villegas Méndez.
Maestro de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de
Chihuahua. Fue titular de las cátedras de español, latín y gramática histórica
de la lengua castellana. Federico Ferro Gay y él tradujeron el libro De vulgari eloquentia, de Dante, cuya
tercera edición salió en 2013. Actualmente produce programas culturales de
Radio Universidad.
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