Tintanueva
EL TREN CHIHUAHUA AL PACÍFICO DE
JESÚS CHÁVEZ MARÍN:
REHILETE DE NOSTALGIAS O
ESTANCIAS CHEJOVIANAS
Por Federico Corral Vallejo
Conocí al
maestro Jesús Chávez Marín por el año 2004 en la facultad de Filosofía y Letras
de la UACH. Sabía de él por la colección de libros Flor de arena, donde se
había editado un libro de su autoría que en otro momento comentaré. Hoy me
evoco a su obra El tren Chihuahua al
pacífico, el cual contiene 100
breves textos que navegan entre el microrrelato, el aforismo o el apotegma… tal
volumen me evoca de inmediato al escritor ruso Atnón Chéjov (1860-1904), quien
fue un médico, escritor y dramaturgo, considerado como uno de los más
importantes escritores de cuentos de la historia de la literatura y un experto
del relato corto. Es el relato corto lo que me permite empatarlo con Chávez
Marín, quien parte de la economía de palabras para presentarnos este viaje
literario de El tren Chihuahua al
pacífico, donde se despoja lentamente, letra a letra, de la memorabilia que
construyen los kilómetros de su pasado. Instalado en los durmientes de
pluma-coraza inyecta su tinta-sangre y empieza el recorrido:
1. Desde la orilla te despido
El tren pasaba todas las tardes por aquella ladera, el tiempo se
iba.
Muchos viajeros jamás
regresaron.
Aquí se quedó una
multitud que saturó la memoria.
***
100. Epílogo
Para jugar a las canicas con mis dos hijos, Martín y Javier,
compré una bolsa de red que traía cien. Les di 33 a cada uno, al iniciar el
juego, y yo me quedé con 33 también. Sobró una. Me gusta pensar que esa canica
restante es este libro que se llama El tren Chihuahua al Pacífico, dedicado a
mi papá.
He aquí la
primera estancia, donde según Chéjov: “El arte de escribir consiste en decir
mucho con pocas palabras”. Así tal como empieza y termina el periplo ferroviario-literario
de Chávez Marín.
Como se
aprecia en estos primeros textos, la nostalgia se apodera de “el por qué y el
cómo” del tintero donde el ayer recurre al origen del microrrelato, género
literario en el que podemos no clasificar, sino instalar a El tren Chihuahua al pacífico, cuya capacidad caliedoscópica se
remonta a distintas etapas del autor, quien al igual que Antón, sabe que: “La
brevedad es la hermana del talento”. Cito entonces tres microrrelatos más, para
enfatizar esta segunda estancia chejoviana, donde la nostalgia vive, muere y
resucita letras adentro:
4. Fantasmas del antiguo dolor
En el zaguán se oye una canción triste, al umbral llega un hombre.
En otra casa una mujer,
que lo despidió para siempre, llora en la cocina.
En el futuro el tiempo
cubre de niebla un pasado amor y una cicatriz de lumbre.
***
8. El tren
Cuando alguien se va, o cuando muere, el tiempo de quienes le
amaron queda suspendido. En la intimidad se escucha un tren que pasa, flotando.
Desde algún día del futuro que parece imposible, llega un rumor de voces.
***
45. Madrugada
Salen al alba dos luciérnagas; el sol se alza radiante y a ellas
nadie las mira. Vuelan agitadas, tratan de recuperar su luz que se ha vuelto
sombra en el resplandor del día.
Como es
sabido, los orígenes del microrrelato están en la cultura popular. Son
historias que se han ido transmitiendo de boca en boca y que llegan a la
literatura con forma y estilo propios. Apenas una línea, no más de unos
párrafos, una página como límite. En este aspecto, el numen del escritor
chihuahuense se instala e instaura un arte poética en torno a sus raíces, razón
por la cual regreso por tercera ocasión a Chéjov, quien legó aquella frase:
“Pobre de aquel escritor que no se atreve a escribir de su pueblo, de quien fue
su madre, su padre, su abuelo, su hermano, sus vecinos…” ésta es sin duda la
premisa literaria de El tren Chihuahua al pacífico, veamos:
7. Una cascada de flores
Un hombre toca el violín en el funeral de su madre.
Ella lo escucha desde
el pasado, su canto de niño, sonaja del bebé, coro escolar, serenata de las
madres, guitarra juvenil.
Él siente el prodigio
de aquel amor, esencia de su alma y de la música.
***
79. Carmen Marín
Por una orillita de tu corazón he ido caminando desde que era un
niño. Te escuchaba cuando muy temprano prendías la lumbre en aquella estufa de
leña donde cocinaste durante veinte años, desde que eras una jovencita; ponías
el radio y cantabas con voz más hermosa que la de los artistas, alegre o triste
según te anduviera yendo en los altibajos de los días que pasan.
Despertábamos con la
música de tu voz. Ahora veo con claridad qué grande regalo nos dio la vida de
tenerte, Carmen. Madre.
***
38. Mi abuelita Agustina
Por la calle pasa, con las dificultades de sus rodillas casi
petrificadas, una mujer cuya memoria ya le dio dos vueltas al firmamento.
El rehilete
de emociones nostálgicas que nos entrega Chávez Marín en este racimo de 100
microrrelatos, nos convoca a una asamblea de recuerdos tácitos, únicos donde la
rotundidad aforística nos permite revivir y teatralizar los hechos narrativos
de manera atemporal, ya que las palabras van más allá de la anécdota contada,
pues esta revive cada vez alguien la lee y se reconcilia con su nostalgia que
va de lo personal a lo universal, hecho que le da muchas posibilidades a El tren Chihuahua al pacífico de pasar
los límites literarios de un futuro cercano, aquí es donde se implanta la
cuarta instancia Chejoviana: “La felicidad no existe. Lo único que existe es el
deseo de ser feliz”. Y el deseo de ser feliz, palabras más, palabras menos, de
Chávez Marín, nos ofrece su deseo por medio de la oferta que nos demanda hoy
por hoy la tecnología que día a día nos rebasa:
13. Oro de la madrugada
Una de las razones por las cuales la vida es más intensa cuando ya
pasaron casi todos los años que te tocaban es porque a cada rato, aunque tú no
lo quieras, aparece la emoción de las despedidas. Ves una aurora como esta, ya
sea en la realidad o en alguna de las fotos que en el inicio del día pone
Chacón en su facebook, y se te ocurre pensar que ya nunca verás esa nítida
aurora. Bendices a Dios por haberte concedido hoy este regalo. Lo que no sabes
es que esa aurora es única, como cada flor, cada rostro, cada silueta. Y que es
infinito el firmamento.
***
20. Mi nieta Emma Larissa
La felicidad es sencilla, se detiene con serenidad y silencio,
agua que se guarda a la orilla de un río sin estancarse, antes de seguir su
cauce infinito.
***
26. Las redes
Pregunta Jenifer a su amiga Kimberly:
―Oyes y tu novio ¿es virtual o presencial?
***
31. El Google
Había un escritor angustiado por la fama, la que creía tener y la
que otros tenían: calculaba los niveles de cada cual y protagonizaba algunos
actos culturales para sentir el ambiente. Pero nadie lo entrevistaba, ni le
consultaban cosas, ni salía en la tele. Sus libros eran muy malos. Y los
lectores, escasos y selectivos.
El arte de
sintetizar, de dar mucho en pocas palabras, sugiere un acontecimiento a partir
del aprendizaje. Si partimos que la escritura es un ejercicio de prueba y
error, el autor debe contemplar que la brevedad debe darnos precisión y
contundencia, para convidar al posible lector a adentrarse en los linderos del
texto, pues tengamos presente que “Los hombres inteligentes quieren aprender;
los demás, enseñar”. Esta es la quinta y última estancia que sirve de vagón en
el viaje de letras al que tan atinadamente nos han llevado los micorrelatos
contenidos en El tren Chihuahua al
pacífico de Jesús Chávez Marín:
42. En una hebrita de tiempo
Una ligera fragancia me trajo aroma de tu cuello, que ya casi
tenía olvidado, mezcla de la piel y aquel perfume. ¿Estás aquí?, o es solo el
rocío, inolvidable.
***
48. A
Aquella tarde tu cabello era un sol de seda que se destilaba en la
arena, en la memoria.
***
54. A la orilla
En un diente de león se concentraban los ángulos de una idea, pero
llegó el ruido, el viento, el tiempo, y la memoria voló dispersa.
Mucho hay
que escribir en torno a El tren Chihuahua
al pacífico. Se quedan pendientes esos guiños como: “48. A” y “50.
E. L. Ch. V.” y temáticas como la memoria y el romance, las miradas y
la fe de las cuales les comparto una minucia:
67. La tímida sonrisa
De niño miraba por las ventanillas del tren que iba pasando los
rostros de los pasajeros: o afligidos, o indiferentes; muy pocos sonreían.
***
69. La mirada que se fue
Cuando un hombre es viejo se vuelve transparente, se desvían las
miradas hacia la vida nueva, la gracia, el calor, la eterna belleza.
***
83. Líneas de expresión
En mis huesos se van marcando los recuerdos en movimiento. Por las
mañanas son mi laboratorio de las ideas. Algún día serán ceniza de sueños.
Enhorabuena
maestro, gracias por compartir tus nostalgias en estos kilometrajes de letras
autobiográficas… que vengan muchos viajes más… larga vida al microrrelato…
Chavez Marín, Jesús: El tren Chihuahua al Pacífico. Tintanueva Ediciones, México, 2019.
FEDERICO CORRAL VALLEJO
Ciudad de México, 5 de enero 2019.
Federico Corral Vallejo. Parral Chihuahua, 1969. Poeta, ensayista, crítico y
editor. Entre sus obras editadas destacan: Desprovisto de equipaje, A capella 440 y Cartografía de una casa. Su obra ha sido traducida al inglés,
francés y portugués; y editada en Estados Unidos, Cuba, España, Argentina,
Perú, Brasil, Puerto Rico y México. Dirige Tintanueva Ediciones desde 1997.
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