martes, 7 de enero de 2020

Federico Corral Vallejo. Rehilete de nostalgias o estancias chejovianas

Tintanueva
EL TREN CHIHUAHUA AL PACÍFICO DE JESÚS CHÁVEZ MARÍN:
REHILETE DE NOSTALGIAS O ESTANCIAS CHEJOVIANAS


Por Federico Corral Vallejo


Conocí al maestro Jesús Chávez Marín por el año 2004 en la facultad de Filosofía y Letras de la UACH. Sabía de él por la colección de libros Flor de arena, donde se había editado un libro de su autoría que en otro momento comentaré. Hoy me evoco a su obra El tren Chihuahua al pacífico, el cual contiene 100 breves textos que navegan entre el microrrelato, el aforismo o el apotegma… tal volumen me evoca de inmediato al escritor ruso Atnón Chéjov (1860-1904), quien fue un médico, escritor y dramaturgo, considerado como uno de los más importantes escritores de cuentos de la historia de la literatura y un experto del relato corto. Es el relato corto lo que me permite empatarlo con Chávez Marín, quien parte de la economía de palabras para presentarnos este viaje literario de El tren Chihuahua al pacífico, donde se despoja lentamente, letra a letra, de la memorabilia que construyen los kilómetros de su pasado. Instalado en los durmientes de pluma-coraza inyecta su tinta-sangre y empieza el recorrido:

1. Desde la orilla te despido
El tren pasaba todas las tardes por aquella ladera, el tiempo se iba.
     Muchos viajeros jamás regresaron.
     Aquí se quedó una multitud que saturó la memoria.

***

100. Epílogo
Para jugar a las canicas con mis dos hijos, Martín y Javier, compré una bolsa de red que traía cien. Les di 33 a cada uno, al iniciar el juego, y yo me quedé con 33 también. Sobró una. Me gusta pensar que esa canica restante es este libro que se llama El tren Chihuahua al Pacífico, dedicado a mi papá.

He aquí la primera estancia, donde según Chéjov: “El arte de escribir consiste en decir mucho con pocas palabras”. Así tal como empieza y termina el periplo ferroviario-literario de Chávez Marín.

Como se aprecia en estos primeros textos, la nostalgia se apodera de “el por qué y el cómo” del tintero donde el ayer recurre al origen del microrrelato, género literario en el que podemos no clasificar, sino instalar a El tren Chihuahua al pacífico, cuya capacidad caliedoscópica se remonta a distintas etapas del autor, quien al igual que Antón, sabe que: “La brevedad es la hermana del talento”. Cito entonces tres microrrelatos más, para enfatizar esta segunda estancia chejoviana, donde la nostalgia vive, muere y resucita letras adentro:

4. Fantasmas del antiguo dolor
En el zaguán se oye una canción triste, al umbral llega un hombre.
     En otra casa una mujer, que lo despidió para siempre, llora en la cocina.
     En el futuro el tiempo cubre de niebla un pasado amor y una cicatriz de lumbre.

***

8. El tren
Cuando alguien se va, o cuando muere, el tiempo de quienes le amaron queda suspendido. En la intimidad se escucha un tren que pasa, flotando. Desde algún día del futuro que parece imposible, llega un rumor de voces.

***

45. Madrugada
Salen al alba dos luciérnagas; el sol se alza radiante y a ellas nadie las mira. Vuelan agitadas, tratan de recuperar su luz que se ha vuelto sombra en el resplandor del día.

Como es sabido, los orígenes del microrrelato están en la cultura popular. Son historias que se han ido transmitiendo de boca en boca y que llegan a la literatura con forma y estilo propios. Apenas una línea, no más de unos párrafos, una página como límite. En este aspecto, el numen del escritor chihuahuense se instala e instaura un arte poética en torno a sus raíces, razón por la cual regreso por tercera ocasión a Chéjov, quien legó aquella frase: “Pobre de aquel escritor que no se atreve a escribir de su pueblo, de quien fue su madre, su padre, su abuelo, su hermano, sus vecinos…” ésta es sin duda la premisa literaria de El tren Chihuahua al pacífico, veamos:

7. Una cascada de flores
Un hombre toca el violín en el funeral de su madre.
     Ella lo escucha desde el pasado, su canto de niño, sonaja del bebé, coro escolar, serenata de las madres, guitarra juvenil.
     Él siente el prodigio de aquel amor, esencia de su alma y de la música.

***

79. Carmen Marín
Por una orillita de tu corazón he ido caminando desde que era un niño. Te escuchaba cuando muy temprano prendías la lumbre en aquella estufa de leña donde cocinaste durante veinte años, desde que eras una jovencita; ponías el radio y cantabas con voz más hermosa que la de los artistas, alegre o triste según te anduviera yendo en los altibajos de los días que pasan.
     Despertábamos con la música de tu voz. Ahora veo con claridad qué grande regalo nos dio la vida de tenerte, Carmen. Madre.

***

38. Mi abuelita Agustina
Por la calle pasa, con las dificultades de sus rodillas casi petrificadas, una mujer cuya memoria ya le dio dos vueltas al firmamento.

El rehilete de emociones nostálgicas que nos entrega Chávez Marín en este racimo de 100 microrrelatos, nos convoca a una asamblea de recuerdos tácitos, únicos donde la rotundidad aforística nos permite revivir y teatralizar los hechos narrativos de manera atemporal, ya que las palabras van más allá de la anécdota contada, pues esta revive cada vez alguien la lee y se reconcilia con su nostalgia que va de lo personal a lo universal, hecho que le da muchas posibilidades a El tren Chihuahua al pacífico de pasar los límites literarios de un futuro cercano, aquí es donde se implanta la cuarta instancia Chejoviana: “La felicidad no existe. Lo único que existe es el deseo de ser feliz”. Y el deseo de ser feliz, palabras más, palabras menos, de Chávez Marín, nos ofrece su deseo por medio de la oferta que nos demanda hoy por hoy la tecnología que día a día nos rebasa:

13. Oro de la madrugada
Una de las razones por las cuales la vida es más intensa cuando ya pasaron casi todos los años que te tocaban es porque a cada rato, aunque tú no lo quieras, aparece la emoción de las despedidas. Ves una aurora como esta, ya sea en la realidad o en alguna de las fotos que en el inicio del día pone Chacón en su facebook, y se te ocurre pensar que ya nunca verás esa nítida aurora. Bendices a Dios por haberte concedido hoy este regalo. Lo que no sabes es que esa aurora es única, como cada flor, cada rostro, cada silueta. Y que es infinito el firmamento.

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20. Mi nieta Emma Larissa
La felicidad es sencilla, se detiene con serenidad y silencio, agua que se guarda a la orilla de un río sin estancarse, antes de seguir su cauce infinito.

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26. Las redes
Pregunta Jenifer a su amiga Kimberly:
―Oyes y tu novio ¿es virtual o presencial?

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31. El Google
Había un escritor angustiado por la fama, la que creía tener y la que otros tenían: calculaba los niveles de cada cual y protagonizaba algunos actos culturales para sentir el ambiente. Pero nadie lo entrevistaba, ni le consultaban cosas, ni salía en la tele. Sus libros eran muy malos. Y los lectores, escasos y selectivos.

El arte de sintetizar, de dar mucho en pocas palabras, sugiere un acontecimiento a partir del aprendizaje. Si partimos que la escritura es un ejercicio de prueba y error, el autor debe contemplar que la brevedad debe darnos precisión y contundencia, para convidar al posible lector a adentrarse en los linderos del texto, pues tengamos presente que “Los hombres inteligentes quieren aprender; los demás, enseñar”. Esta es la quinta y última estancia que sirve de vagón en el viaje de letras al que tan atinadamente nos han llevado los micorrelatos contenidos en El tren Chihuahua al pacífico de Jesús Chávez Marín:

42. En una hebrita de tiempo
Una ligera fragancia me trajo aroma de tu cuello, que ya casi tenía olvidado, mezcla de la piel y aquel perfume. ¿Estás aquí?, o es solo el rocío, inolvidable.

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48. A
Aquella tarde tu cabello era un sol de seda que se destilaba en la arena, en la memoria.

***

54. A la orilla
En un diente de león se concentraban los ángulos de una idea, pero llegó el ruido, el viento, el tiempo, y la memoria voló dispersa.

Mucho hay que escribir en torno a El tren Chihuahua al pacífico. Se quedan pendientes esos guiños como: “48. A” y “50. E. L. Ch. V.” y temáticas como la memoria y el romance, las miradas y la fe de las cuales les comparto una minucia:

67. La tímida sonrisa
De niño miraba por las ventanillas del tren que iba pasando los rostros de los pasajeros: o afligidos, o indiferentes; muy pocos sonreían.

***

69. La mirada que se fue
Cuando un hombre es viejo se vuelve transparente, se desvían las miradas hacia la vida nueva, la gracia, el calor, la eterna belleza.

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83. Líneas de expresión
En mis huesos se van marcando los recuerdos en movimiento. Por las mañanas son mi laboratorio de las ideas. Algún día serán ceniza de sueños.

Enhorabuena maestro, gracias por compartir tus nostalgias en estos kilometrajes de letras autobiográficas… que vengan muchos viajes más… larga vida al microrrelato…

Chavez Marín, Jesús: El tren Chihuahua al Pacífico. Tintanueva Ediciones, México, 2019.

FEDERICO CORRAL VALLEJO
Ciudad de México, 5 de enero 2019.






Federico Corral Vallejo. Parral Chihuahua, 1969. Poeta, ensayista, crítico y editor. Entre sus obras editadas destacan: Desprovisto de equipaje, A capella 440 y Cartografía de una casa. Su obra ha sido traducida al inglés, francés y portugués; y editada en Estados Unidos, Cuba, España, Argentina, Perú, Brasil, Puerto Rico y México. Dirige Tintanueva Ediciones desde 1997.

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