Pez
mariposa
Por Luis
Kimball
Atrapar
un pez con una red para mariposas. A pesar de su gracia, en el pez desenvuelto
es musculatura lo que en la mariposa aire.
Alzarlo
a que vea lo inmenso del mar. Volverlo al agua donde el cielo es un vitral del
cielo más cosas dormidas profundamente en la noche del fondo. Ayudar a que
sueñe ser mariposa.
Hacer
de la red un juguete para que al pez le agrade elevarse en el viento hasta
quedar sin aire. Fingirle una rueda de la fortuna, la silla que vuela, montaña
rusa, y otras maravillas del parque.
Mostrarle
de cara cómo hierve el horizonte sin explicar lo cerca que su especie vive de
la orilla. Tan cerca que casi es de agua dulce, dulce como su espalda, como
cuando el pez sonríe.
Invitarlo
a la ilusión de ser un pez vela, uno de los peces ave, un delfín entre las
grandes ballenas que asoman (aunque ninguno de estos sea un pez que sueña).
Tomar
el sueño y volver a sumergirlo, haciendo de la red su cuna tierna, dejar que
desenhebre el agua. Asir nuestras manos húmedas al bote, y sentir cómo va
entrando el sol en el rostro.
(Del capítulo “Lencería”, en el libro El texto: Luis Kimball, 2010).
Luis Kimball nació
en Chihuahua en 1974. Vivió en Chihuahua, en Veracruz, en la ciudad de México,
y ahora reside en Querétaro. Hizo estudios universitarios que no le
satisficieron. Se interesa en el conocimiento y escribe desde joven, ha publicado
en la revista Solar y en Manual del desierto. Es coautor del
poemario Luna de hiel para tres, y
autor de Puros de amor. Ha
participado en la coordinación de espacios culturales y actualmente coordina el
taller literario Escritura al día.
fascinante: "...donde el cielo es un vitral del cielo más cosas dormidas profundamente en la noche del fondo..." con que facilidad sus versos te traslan de un plano a otro y te hacen sentir pez... Gracias Kimball
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