Toda semejanza con la
realidad…
Por Guadalupe Ángeles
El sino de Lestrigón, de Ney Antonio Salinas, cumple la vieja promesa
de la literatura: hacernos vivir múltiples vidas, ya que en esta novela ‒autodenominada negra‒ el antihéroe padece diversos
destinos que cambian de tonalidades cada capítulo como a golpe de
caleidoscopio, pero todos ellos lo alejan de una vida común y cumplen la
función de crear un fresco donde brillan los colores de la realidad más
infame con destellos de una felicidad siempre imposible, inalcanzable.
Acompañamos a este personaje sin nombre verdadero
(como si no fuera cierto que todo en literatura es a su modo verdadero) en su
travesía vital impregnada por el enrarecido aire de la desgracia, y aunque ha
sido arrastrado a separarse de sí mismo por hechos cuya huella más definitiva
es lo más oscuro de la condición humana, ello no impide que podamos contemplar
(en una escena de las más logradas en esta obra) su piedad infinita ante la
crueldad humana dando la libertad a un pobre caballo cuya andadura se asemeja
mucho a la de él mismo.
Las múltiples anécdotas me llevaron a otros años en
mi vida y entraron de alguna manera en mi sueño tras la relectura de esta obra
magnífica de hechura férrea, nada simple, pero accesible en su lectura, bien
dicen que en la escritura lo más difícil de redactar es lo que le resulta al
lector lo más diáfano.
Para nada novela moral, eso no le conviene a la
novela negra, y en esta, he de decirlo, el dibujo exacto de este antihéroe
(doloroso de principio a fin, que recibe la visita nocturna de mares oscuros y
sueños de crímenes) constituye esa virtud que permite a quienes nos internamos
entre sus páginas advertir el oficio de su creador, quien no teme utilizar el
lenguaje coloquial para dar verosimilitud a sus personajes y de esta forma
imprimir el dinamismo necesario a su narración para que nunca decaiga el
interés del lector.
Celebro a Valkiria Eos Editorial por la elección de
esta novela para formar parte de su acervo.
Tras su lectura, queda la
sensación de haber compartido con su autor tardes interminables de café y
tabaco en las que solo se escucha el correr de la pluma por el papel, o el
ruido característico de dedos ágiles sobre el teclado.
Salinas, Ney Antonio: Sino de Lestrigón. Valkiria Eos Editorial, México, 2021.
Nació en Pachuca, Hidalgo fue directora de la revista Soberbia. Ha colaborado en Ágora, El Financiero, El Informador, El Occidental, La Jornada Semanal; en las revistas electrónicas nacionales Al margen y Argos y en las españolas: Babab y Espéculo. Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos 1999 por Devastación.
Recomiendo esta lectura para quien quiera conocer un poco como nos desenvolvemos en la sociedad siendo chiapanecos. También creo que sería un bonito detalle obsequiar este libro a quien por alguna razón haya migrado fuera del estado de Chiapas en busca de mejores oportunidades y una mejor vida, alguna de sus muchas descripciones le robará un suspiro a más de uno.
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