Devenir
Por Guadalupe Ángeles
La voz humana es pensamiento que atraviesa la
carne.
―Mircea Cartarescu
Por eso el canto acaricia. Por eso el
razonamiento hace más fácil ver el camino. Carne de nuestra carne, la canción
de cuna abrevia la desventura de ser un cuerpo desgajado de otro cuerpo. Nos
acuña esa voz como moneda corriente para hacernos oír. Jamás esperaríamos
traición de tal melodía que nos habita por dentro aún antes de respirar el aire
de la tierra. Nacidos desde y para la carne, es que la voz de quien nos pare
nos hace habitable el mundo, no en vano la canción de cuna nos mece desde que
el líquido amniótico nos contiene.
Nacidos. Esa voz
adquiere rostro. Años después, en él, cierta sonrisa puede liberar o congelar
para siempre. Animales de tan delgada piel somos que apenas un gesto nos parte
o reconstruye.
En la carne y en la voz
somos, atravesados de sentidos, de signos como oraciones lanzadas hacia toda
estrella (cierra los ojos, ahí, en silencio habita tu constelación particular,
intransferible); inherentes a otra respiración hasta quién sabe cuánto tiempo
nos deslizamos hacia una estación siempre lejos, siempre incomprensible.
Yo/ella, pudimos
ser el himno sagrado, sacrosanto, o la ridícula cancioncilla digna de burla,
¿es elegible el gesto que marque la diferencia?
Seres de
conciencia frágil. Criaturas inherentes a toda insania. Ser individual es quizá
apenas una ilusión, cantada a cientos de voces en susurros, gritada, ese
sonido, todo gesto, nos marca.
Nuestra
vulnerabilidad, como nuestra muerte es el nombre oculto que poseemos y sin
embargo escrito está en la palma de la mano.
Guadalupe Ángeles nació en Pachuca, Hidalgo. Fue directora de la revista Soberbia. Entre sus obras se encuentran Souvenirs (1993), Sobre objetos de madera (1994), Suite de la duda (1995), Devastación (2000), La elección de los fantasmas (2002), Las virtudes esenciales (2005) y Raptos (2009). Ha colaborado en Ágora, El Financiero, El Informador, El Occidental, La Jornada Semanal; en las revistas electrónicas nacionales Al margen y Argos y en las españolas: Babab y Espéculo. Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos 1999 por Devastación.
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