Antes/ 04
Jugar afuera
Archivo Raúl Herrera
Sagitario
Por Karly S. Aguirre
A
Denisse Valles Cervantes
Sagitario
Fecha: 22 de noviembre – 21 de diciembre
Elemento: Fuego
Planeta regente: Júpiter
Piedra: Amatista
Día: Jueves
Etapa: La expansión vital (de los 29 a los 36 años), un periodo marcado por la
búsqueda de sentido, la filosofía personal, los viajes físicos y espirituales y
el descubrimiento de la propia libertad interior.
Arcano: La Templanza
Sagitario es el
noveno signo del Zodiaco y el tercero del elemento Fuego. Si Aries inicia con
impulso y Leo brilla con fuerza personal, Sagitario se mueve, explora y
trasciende. Es la energía que mira el horizonte con optimismo, que confía en
que el mundo siempre tiene algo más que ofrecer y que la vida es un viaje interminable
de crecimiento. Regido por Júpiter, planeta de expansión, conocimiento y
fortuna, Sagitario busca sentido en todo lo que vive y convierte la experiencia
en sabiduría.
Su temporada llega
cuando el otoño está por despedirse y el invierno se aproxima: un momento de
transición, de caminos abiertos, de preguntas profundas y descubrimientos.
Sagitario simboliza este movimiento hacia lo desconocido. Es el impulso que nos
empuja a salir de lo cómodo, a buscar respuestas en nuevos territorios, a abrir
la mente y el corazón a lo infinito. Así como los días se acortan y la
introspección crece, Sagitario ilumina con su fuego interno, recordándonos que
la curiosidad mantiene viva la llama del espíritu.
Como signo mutable de
Fuego, Sagitario combina entusiasmo con flexibilidad. No se aferra a un solo
camino: fluye, aprende, desaprende y vuelve a intentar. Su fuerza no es rígida
ni imponente, sino expansiva; se propaga mediante ideas, experiencias y
conversaciones que despiertan en otros el deseo de explorar la vida. Sagitario
actúa guiado por una intuición optimista y una fe natural en que todo tiene un
propósito.
Regido por Júpiter,
Sagitario posee una visión amplia y filosófica. Tiene la capacidad de ver el
panorama completo, de unir puntos aparentemente inconexos y de encontrar
significado en lo cotidiano. Donde otros se detienen ante la duda, él ve una
aventura. Su espíritu viajero no solo pertenece a los caminos físicos, sino
también a los mentales y espirituales: estudios, creencias, lenguajes,
culturas, experiencias que amplían la conciencia.
La etapa vital que
representa Sagitario ‒la
expansión vital entre los 29 y 36 años‒ es un periodo de viajes, búsquedas internas y
decisiones que definen el rumbo personal. Es la edad en la que uno comienza a
cuestionar lo aprendido, a reconstruir su identidad desde la libertad y a
conectar con ideas más grandes que uno mismo. Sagitario simboliza ese impulso
de encontrar verdad, propósito y dirección.
Aunque Sagitario
puede ser percibido como disperso o demasiado idealista, su naturaleza está
guiada por la autenticidad y la convicción de que la vida es demasiado amplia
para vivirla en un solo sitio emocional o mental. Sus vínculos son honestos y
directos; valora la lealtad que no ahoga, el amor que deja espacio y la amistad
que inspira crecimiento. Sagitario es el compañero de viaje que te señala el
cielo estrellado, el amigo que te anima a arriesgarte, el maestro que abre
puertas a mundos nuevos.
Sagitario nos enseña
que la vida es movimiento, aprendizaje y expansión. Que no hay experiencia
inútil ni camino perdido. Que el sentido se encuentra caminando, confiando y
mirando más allá de lo inmediato. Y, sobre todo, que la libertad interior es el
fuego que ilumina cualquier oscuridad.
Karla Ivonne Sánchez Aguirre estudió en el bachillerato de artes y humanidades Cedart David Alfaro Siqueiros, donde estuvo en el especifico de literatura. En agosto 2025 se graduó de la licenciatura en letras españolas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UACH. Escribe relatos y crónicas en redes sociales.
Día 1
Por Guadalupe Ángeles
Puerta negra
de metal, abre con su llave un hombre de pelo ensortijado; yo voy en brazos de
una mujer joven, me envuelve una manta tibia. Al entrar, dos niños y una niña
se acercan, la que me carga se sienta sobre una silla de yute entrelazado y
madera, ellos tocan mi rostro, me sonríen, huele a tortillas calientes, a café con
canela; al percibir esto, veo a una mujer mayor que se acerca y me toma en
brazos. Es muy blanca, a diferencia de la otra mujer de la que, pegada a su
pecho tomé leche poco antes de venir aquí.
La casa es
pequeña y oscura, pero los niños que quieren tocar mi rostro son escandalosos,
se ríen y abrazan a la primera mujer, la cual rodea a cada uno por separado y
luego a los tres; parecen un racimo de uvas.
El hombre me toma en brazos ahora y me lleva a una cama, ahí me deposita y me rodea
de almohadas; los niños se acercan otra vez y la primera mujer me desenvuelve.
El aire de la habitación es cálido, ellos quieren apretar mis manos, parece que
a los niños les hace gracia el tamaño de mis dedos, tocan mi nariz y
quieren contar los dedos de mis pies, de mis manos, ponen las mías sobre las
suyas y percibo el tacto de esas manos hermanas. Parece que hago un gesto que
les agrada cuando ponen uno de sus dedos sore mi mentón, será que abro mucho
los ojos, o mi boca busca el pezón de mi madre, ¿a eso me invita sentir una
piel distinta sobre mi barbilla?
Les escucho decir varios nombres. Los adultos deciden con cuál van a
llamarme de ahora en adelante; pasarán muchos años para que comprenda que, no
importa el nombre al que responda, soy parte de este clan (quizá gueto, no
estoy segura), y la ausencia de varios de ellos ha sido como si me cortaran una
parte del cuerpo. Así que aprendí a vivir incompleta, uva en este racimo con
uvas a veces de más, siempre de menos, pero todas nosotras (uvas) seremos algún
día el espíritu de un vino que un improbable Dios beberá en la celebración de
nuestra fugaz existencia.
Fátima
Por Marco
Benavides
Bajo las luces del Impact Challenger
Hall de Nonthaburi, Tailandia, Fátima Bosch Fernández, una joven de 25 años
originaria de Teapa, Tabasco, escribió un nuevo capítulo en la historia de la
belleza mexicana. La noche del 20 de noviembre se coronó Miss Universo 2025, en
una ceremonia que fue testigo no solo de su porte impecable, sino de una
tenacidad y una gracia que trasciende lo físico.
La cuarta corona para una mujer mexicana
llegó envuelta en aplausos y en un mar de banderas tricolores que inundaron el
recinto. Más allá del glamour de la noche final, el triunfo de Bosch representa
una narrativa de autenticidad que conecta con una generación que valora la
sustancia tanto como la forma.
Fátima no es simplemente una mujer
hermosa que encontró su lugar bajo los reflectores. Su formación en Diseño de
Indumentaria y Moda por la Universidad Iberoamericana, complementada con
estudios en la prestigiosa Nuova Accademia di Belle Arti de Milán y en el
Lyndon Institute de Vermont, revela a una profesional que entiende la moda
desde sus cimientos creativos y técnicos. Esta preparación académica le otorga
una perspectiva única sobre una industria que ahora la celebra como embajadora
global.
Su elegancia no es accidental: es el
resultado de años de estudio, observación y refinamiento de un gusto estético
que combina la sofisticación europea con la calidez mexicana. En cada aparición
durante el certamen, Bosch demostró un dominio impecable de la presencia
escénica, luciendo cada atuendo con la confianza de quien conoce el lenguaje de
las telas, los cortes, las siluetas.
Lo que hace aún más admirable su
victoria es el camino que recorrió para llegar hasta ese escenario. A los 19
años, Fátima rechazó su primera invitación a Miss Universo México para
concentrarse en los estudios. Esa madurez temprana para priorizar su formación
habla de una mujer con visión a largo plazo, que entendió que la verdadera
belleza se enriquece con conocimiento y experiencia.
Su historia personal incluye capítulos
de vulnerabilidad compartidos con valentía: el acoso escolar que enfrentó por
vivir con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y dislexia.
Estas experiencias, lejos de quebrantarla, le dieron una voz auténtica y una
empatía profunda hacia quienes luchan con sus propios desafíos.
Los días previos a su triunfo estuvieron
marcados por una controversia con Nawat Itsaragrisil, director regional de Miss
Universo en Tailandia, quien llegó a llamar a Seguridad para removerla de un
evento por no participar en actividades promocionales de Tailandia que
interferían con sus compromisos previos. Sin embargo, Bosch manejó la situación
con dignidad notable. No se dejó intimidar ni perdió el foco de su objetivo.
Cuando Itsaragrisil ofreció una disculpa pública entre lágrimas, ella ya había
demostrado que su fortaleza interior era tan impresionante como su belleza
exterior.
Al recibir la corona, Fátima se unió a
Lupita Jones (1991), Ximena Navarrete (2010) y Andrea Meza (2020) en el selecto
grupo de mexicanas que han conquistado el certamen más importante de belleza
del mundo.
"Quiero ser recordada como una
persona que cambia un poco el prototipo de lo que es una Miss Universo",
declaró tras su coronación. Para ella, el certamen "es fuerte porque da un
espacio para que las mujeres tengan voz", y está comprometida con hacer de
ese espacio un lugar para el cambio real.
Fátima Bosch no solo es bella: es
brillante, tenaz, comprometida. Su corona es el reconocimiento a una belleza
integral que México celebra con orgullo y el mundo admira con respeto.
Dr. Marco Benavides, 21 noviembre 2025
Marco Vinicio Benavides Sánchez es médico cirujano y partero por la Universidad Autónoma de Chihuahua; título en cirugía general por la Universidad Autónoma de Coahuila; entrenamiento clínico en servicio en trasplante de órganos y tejidos en la Universität Innsbruck, el Hospital Universitario en Austria, y en el Instituto Mexicano del Seguro Social. Ha trabajado en el Instituto Mexicano del Seguro Social como médico general, cirujano general y cirujano de trasplante, y también fue jefe del Departamento de Cirugía General, coordinador clínico y subdirector médico. Actualmente jubilado por años de servicio. Autor y coautor de artículos médicos en trasplante renal e inmunosupresión. Experiencia académica como profesor de cirugía en la Universidad Autónoma de Chihuahua; profesor de anatomía y fisiología en la Universidad de Durango. Actualmente, investiga sobre inteligencia artificial en medicina. Es autor y editor de la revista web Med Multilingua.
Miss
Por José Luis Muñoz
Regularmente no
sigo los concursos de Miss Universo ni sus semejantes, pero en esta ocasión me
dio gusto saber que la mexicana Fátima Bosch resultó ganadora. Sí, por ser
mexicana, pero sobre todo porque en el certamen brilló antes del concurso por
haberse sobrepuesto y por rebasar un conflicto con un patán con cargo de
manejador que la insultó, le ordenó callar y pretendió excluirla, a todas luces
arbitrariamente.
Varias de las
concursantes, destacadamente la Irakí Hanin Al Qoreishy, salieron en su defensa
Los medios hicieron lo propio Los organizadores y las autoridades tailandesas
mostraron sensibilidad. El mexicano Raúl Rocha Cantú, accionista de la marca
Miss Universo Internacional, sacó la casta y su masculinidad positiva, y el
despreciable sujeto fue despedido fulminantemente del certamen, lo que
significó una depuración del machismo y la altanería de ese evento, enviando un
poderoso mensaje ejemplar al mundo entero.
Antes de iniciar
la competencia, Fátima ya había ganado respeto, admiración, simpatía y
aplausos. Su coronación la proyecta ahora como una voz influyente que invita a las
mujeres del mundo, principalmente a las niñas, a pregonar su dignidad, a no
callar y a nunca permitir ser desdeñadas.
Creo que es uno
de los mejores resultados de un Miss Universo en toda su historia. Bravo,
Fátima, bravo!
José Luis Muñoz, escritor, reportero y editor, fue director de los periódicos El Heraldo de Chihuahua, Diario de Chihuahua, El Fronterizo de Ciudad Juárez y Diario de Juárez. Actualmente dirige su empresa de consultoría.