miércoles, 29 de octubre de 2025

Marcela Bodenstedt en Chihuahua

 


Marcela Bodenstedt en Chihuahua

La escritora Marcela Bodenstedt presentará en la Feria del Libro Chihuahua 2025 su magnífica novela Damiana La pureza del placer, publicada recientemente. La acompaña como comentarista Jesús Chávez Marín.

La historia: Damiana, una joven ingenua y de erotismo nato, llega a la Ciudad de México en circunstancias adversas. Dada su ausencia total de educación, doctrinas religiosas y sin normas de comportamiento, no tiene prejuicios ni conoce límites, por lo que, cuando descubre su sexualidad, disfruta el deleite que la vida le presenta, sin culpa ni restricciones.

Guiada por el placer, comparte su cuerpo generosamente, y más de un hombre enloquece por ella. Transita entre el gozo y la incomprensión, con una sensualidad y una inocencia fuera de lo común.

 


Marcela Bodenstedt nació en la Ciudad de México. Dese niña, la pintura y las letras han sido sus formas de expresarse. Estudió en el colegio alemán Alexander von Humboldt, estudió turismo y hotelería. Recibió capacitación militar en el Instituto de Ciencias Penales. Desde joven, su búsqueda existencial la llevó a los barrios bajos de México, en la periferia de la ciudad. Es una gran viajera, ha recorrido 37 países y domina cinco idiomas. Fue buzo de rescate y salvamento marino, conductora de Televisa, agente de la Policía Judicial Federal, actriz, instructora de yoga. Actualmente preside una comunidad en la Riviera Maya enfocada a la salud y el medio ambiente.

martes, 28 de octubre de 2025

Alfonso Amparán, año 2000

 


Alfonso Amparán, año 2000

 

Por Carlos Gallegos

 

¿Por qué no cobras tus pinturas?

Porque el arte no se vende.

De qué vives?

Del amor de mis hermanos.

¿Por qué dibujas palomas?

Para volar en sus alas.

¿Tarahumaras?

Para vivir su soledad.

¿Cristos?

Para llorar su sangre.

¿Velas?

Para que alumbren mi desdicha.

¿Por qué caminas tanto?

Para encontrar mi alma.

¿Por qué te has ido a México dos veces a pie?

Para conocer mi patria.

¿Qué has comido en el camino?

Lo que me han convidado los más pobres.

¿Dónde has dormido?

Bajo el cielo y las estrellas.

¿Por qué tumbaste las puertas y las ventanas de tu casa?

Porque miles de mis hermanos chilangos perdieron la suya en el temblor de antier.

¿Por qué estabas llorando en la Plaza Carranza?

Porque vi llorar un niño.

¿Eres feliz?

Felizmente infeliz.

¿Por qué pintaste de negro tu casa?

Por el luto de mi alma.

 


Carlos Gallegos Pérez es licenciado en comunicación por la UNAM, licenciado en periodismo por la UACH. Fue coordinador de comunicación social de la UACH, así como también fue coordinador de comunicación social en Gobierno del Estado, ganador del Premio Chihuahua de Literatura y del Premio Nacional INBA Novela de Testimonio. Autor de varios libros, actualmente es cronista de Ciudad Delicias.

domingo, 26 de octubre de 2025

El día, la semana

 


La columna de Bety

El día, la semana

 

Por Beatriz Aldana

 

Iniciaré así: Hace seis años decidí ya no laborar más en cuestiones de trabajos con horarios estrictos, o sea los más usuales, que son de 9:00 a.m. a 3:00 p.m.; y el casi imposible para una persona de mi edad: el de 8:00 a.m. a 6:00 p.m.

Pero, para estar de algún modo realizando todavía mi actividad con números (por supuesto, también para mantener mi cerebro activo), me dedicó a algunos asuntos contables en ciertos espacios de tiempo diarios, pues me gusta distribuir cada día de mi vida de la siguiente manera:

Despierto a las 6:30 a.m.

Tomó fotografías del amanecer y la salida del sol por el Este, que se aparece por allá atrás de mi adorado Cerro Grande.

De inmediato sintonizo a mi buen amigo Marco Antonio Guevara, para estar al día en los chismecitos inconformes de la Opinión pública (que así se llama el programa).

Luego continuo con su hijo Marco Aurelio en Nuestras Noticias, y así estoy al día en los aconteceres del día anterior y lo que ocurre en ese espacio de tiempo de una hora.

Luego sigo con Ciro Gómez Leyva en Radiofórmula, en los aconteceres nacionales e internacionales.

Y para organizarme al iniciar el día, preparo mi atuendo, vestimenta y accesorios, me preparo mi licuado de leche añadiendo mi polvo de vitaminas y minerales.

Un poco más tarde, mi desayuno de frijolitos y tortillas de harina.

Para entonces ya sé mi periplo del día: Entre "alzar" la casa, lavar trastes, meter ropa a la lavadora, tenderla, darle un "trapazo" a mi camioneta, regar jardines.

Y ahora sí, a leer algunas páginas de mis libros, pero solo por una hora.

Darle un avance a mis números, otra hora.

Adelantar un poco la a comida, depende lo que vaya a preparar.

Eb seguida, a salir. Me gusta hacerlo a eso de las 3:00 p.m. porque es la hora en que no hay mucha gente en los Bancos, y ya me queda tiempo para degustar mis alimentos a eso de las 4:00 p.m. porque yo suelo tener actividades sociales y religiosas a partir del martes y estás inician a las 5:00 de la tarde, y yo vivo a muchos kilómetros de donde se llevan a cabo estas.

Me gusta regresar a casa a las 8:00 p.m. para deleitarme con mis programas favoritos de TV, en tele abierta: la Doctora Polo en el Canal  9, y luego en You tuve: Código Magenta y Adela Micha, en mi tele de la sala.

Luego me retiro a mi recamara, ya empijamada, a mirar mis programas favoritos en SKY, como son Alerta aeropuerto en National Geographic, Tesoros y ciudades perdidas en History Channel, y Gordon Ramsey sabores del mundo en National Geographic. Este me encanta porque él viaja por Australia, Islandia, Portugal, Islas Fidji, lugares que no frecuentemente se filman por T.V. así que para mí son unas verdaderas joyas.

Pues, como se verá, mi periplo del día lo considero una fortuna y una bendición, porque dada mi fragilidad física me considero una consentida de Dios nuestro Señor. Mi edad ya no es ni cuarenta, ni cincuenta, ya estoy subiendo el séptimo piso.

Y aún no les he contado lo de mi periplo de fin de semana, que inicia el jueves, que por fortuna lo hago acompañada ya de una personita muy especial en mi vida, y lo continuamos, viernes y sábado, y él me regala todo el domingo para que yo asista a Misa, a que yo coma en cualquier restaurante. Luego me voy con mi grupo a deleitar público chihuahuense con nuestros bailes, de todos los ritmos, y el mío, que resulta espectacular: el rock. En algunas ocasiones lo terminamos asistiendo a La Cabaña, un bar donde se practica el Karaoke y participamos los parroquianos que frecuentamos este lugar.

Y que no se me olvide: Los miércoles de 8:00 de la mañana a la noche a las 10:00, no me pierdo por nada del mundo acudir al Centro Alegre a escuchar maravillas del rock con Arturo Gamboa y su grupo La Cumbre.

Así que: Cómo no estar agradecida a Dios y tener la fortuna de vivir y gozar esta maravillosa existencia en mi adorada Ciudad Chihuahua.

Que caray. Si hubiese aceptado la invitación de trasladarme a otra ciudad, segura estoy de que hubiese firmado mi sentencia de "acortar" los minutos que el Creador me ha venido regalando con una vitalidad y salud plena. Y, como digo cada vez que mi Sacerdote da fin a su Homilía: Así sea.

 


Beatriz Aldana es contadora y siempre ha trabajado en la industria y en corporativos comerciales. Gran lectora, escribe y produce crónicas de video en sus dos blogs de Facebook, además de La columna de Bety en Estilo Mápula.

Doc

 


Doc

 

Por Carlos Gallegos

 

Esta es la historia de Doc, nuestro perro inolvidable. Nuestro Chau Chau, a quien recordamos cada día.

Veo nítidamente aquella lejana tarde al salir del PRI, cuando se lo compré a un niño que pasó ofreciéndolo en 150 pesos.

Nunca he hecho mejor gasto.

Lo puse en una caja de zapatos, y me lo llevé en la parte trasera del Bocho negro que traía. Lo llevé como un regalo caro de ese feliz día.

Fue un compañero fiel, un guardián feroz, un enamorado precoz, un peleonero invencible que a los seis meses de edad hacía correr a los dos pastores alemanes de Carlos Gutiérrez, del doble de su tamaño.

 Un jacalero irremediable.

También fue rencoroso. Cuando alguien le jalaba la cola, le gruñía y lo quería morder, no se le olvidaba hasta que recibía un regaño y, avergonzado, agachaba las orejas y se metía debajo de la cama.

Creció más de lo habitual en los perros de su raza, pues su menú fue el nuestro. Nunca probó una croqueta. Le encantaban los huevos fritos.

Tenía la lengua morada. Era del color de un león, tenía la melena de un león chico.

 Su mirada era amarilla, noble y expectante, como esperando una orden, como diciendo: "Aquí estoy. Todo está bien. No pasa nada. Yo me encargo".

Ladeaba levemente la cabeza hacia la izquierda, pues de muy pequeño, recién ingresado al clan familiar, sufrió un ataque de parvovirus.

Nadie le enseñó y nunca se hizo dentro de la casa. Cuando le daban ganas avisaba con un ladrido si andaba dentro, o arañaba una ventana si andaba fuera.

En el barrio semi despoblado, en las tardes se escuchaba el grito de Willy llamándolo a que recalara.

Don Mere, el velador, se dormía plácido y profundo: sabía que Doc era el mejor velador del barrio.

De ADN caluroso, gozaba metiéndose al canal que circundaba el caserío, salía embarrado de lodo, feliz, venteando una novia de las varias que tenía.

Una mañana que andaba en su alberca, apreciando su estampa, dos borrachos amanecidos se lo quisieron robar.

Batallaron para agarrarlo, por lo resbaloso del lodo en que se había bañado, y lo siguieron hasta la casa.

Al escuchar sus ladridos y arañazos en la puerta, salimos Carlos y yo.

Ya lo habían subido a la caja de una camioneta, pero algo vieron en los ojos de Carlos, así como la pistola en mi mano, y dejaron mansamente que lo bajáramos, alegando tartajosos: "Nos deberían de agradecer: Lo trajimos porque dos borrachos se lo querían llevar".

 Una vez que se cayó mi mamá, se quebró la cadera. Junto con Riky, de cinco años de edad, permaneció dos horas abrazado a ellos a la espera de auxilio.

Un miércoles en la noche ladró lastimero un buen rato en una esquina de la sala. Ladró y dijéramos que lloró. Al rato me avisaron que mi mamá acababa de morir en Chihuahua.

 Concluimos, como una gran verdad, que había venido a despedirse y que él no quería que se fuera.

Se fue haciendo viejo, y como los de su raza no viven mucho porque sufren tanto con el calor, un mal día lo vi entrar a la cochera caminando con pasos inciertos, y de pronto cayó en estado pre agónico.

Cuando llegué a abrazarlo, alcanzó a mirarme con su mirada amarilla, suspiró dos veces, se estiró y cerró sus ojos fieles.

Ahí mismo le guardamos unos minutos de un luto, que perdura, que estará siempre en nosotros.

Al rato llegaron mis sobrinos Pancho y Óscar Flores. Óscar empezó a tratarme un asunto, más Pancho lo interrumpió, diciéndole: "Déjalo para después. ¿Que no ves cómo están?" Seguramente cayó en la cuenta de la tristeza que estaba viendo: el asunto lo dejó pendiente para siempre.

Lo depositamos en una caja de cartón, lo subimos al reducido espacio trasero del Bocho negro, acondicionado como carroza. Lo llevamos a sepultar a un terreno rumbo a Ortiz, antes de cruzar el río.

Si la hierba crece ¿no se nos perderá el lugar cuando le traigamos flores? preguntaron.

No contesté con una gran verdad. Donde sepultan un perro siempre nace un árbol.

Al año siguiente crecía un arbolito que hoy da sombra.

Amigo: Siempre verás a tu perro en cada árbol que veas en tu marcha.

 


Carlos Gallegos Pérez es licenciado en comunicación por la UNAM, licenciado en periodismo por la UACH. Fue coordinador de comunicación social de la UACH, así como también fue coordinador de comunicación social en Gobierno del Estado, ganador del Premio Chihuahua de Literatura y del Premio Nacional INBA Novela de Testimonio. Autor de varios libros, actualmente es cronista de Ciudad Delicias.

sábado, 25 de octubre de 2025

Escorpio

 


Escorpio

Por Karly S. Aguirre

 

A Melina Loya

 

Escorpio

Fecha: 23 de octubre - 21 de noviembre
Elemento: Agua
Planeta regente: Plutón y Marte
Piedra: Ónix
Día: Martes
Etapa: La madurez temprana (de los 24 a los 29 años), cuando se profundiza en la comprensión de uno mismo, se enfrentan las sombras internas y se consolidan transformaciones significativas.
Arcano: La Muerte

 

Escorpio es el octavo signo del zodiaco y el tercero del elemento agua. Si Cáncer siente y protege, y Piscis sueña y se entrega, Escorpio profundiza, transforma y renace. Es la energía que no teme adentrarse en la sombra, que comprende que el poder personal y la regeneración surgen de enfrentar lo oculto y lo profundo. Regido por Plutón, planeta de transformación y renacimiento, Escorpio busca la verdad detrás de las apariencias y se mueve entre intensidad emocional y poder interior.

Su temporada inicia cuando el otoño avanza hacia su plenitud, y la naturaleza se prepara para morir y renacer. Escorpio simboliza esa fuerza de transformación: la capacidad de dejar atrás lo viejo para dar paso a lo nuevo. Así como la tierra se desprende de lo superficial para conservar la esencia, Escorpio nos enseña a ir más allá de lo evidente y a descubrir la esencia de las cosas y de las personas.

Como signo fijo de agua, Escorpio tiene constancia y profundidad. Su fuerza no es la que se muestra de inmediato, sino la que trabaja silenciosa en las emociones, la mente y la voluntad. Escorpio observa, siente y luego actúa con precisión. Sabe que la verdadera transformación requiere paciencia y resistencia, y que el poder sin conciencia es destructivo.

Regido por Plutón, Escorpio posee un magnetismo natural y una capacidad única para regenerarse y transformar su entorno. Donde otros ven miedo o límite, Escorpio descubre oportunidades de crecimiento y evolución. Así como el agua profunda oculta corrientes poderosas, Escorpio guarda reservas de fuerza emocional que emergen cuando la vida lo exige.

La etapa vital que representa Escorpio es la madurez temprana, un periodo de introspección, de enfrentar miedos y de decidir conscientemente sobre los propios recursos internos y relaciones. Es la edad de los compromisos profundos, de las decisiones que implican responsabilidad emocional y de los cambios que marcan un antes y un después.

Aunque Escorpio puede ser percibido como intenso o reservado, su intensidad proviene de una necesidad profunda de autenticidad. Sus vínculos no son superficiales: busca la conexión verdadera, la que transforma y enriquece. Escorpio es el amigo que acompaña en la crisis, la pareja que conoce la profundidad del alma, el mentor que guía hacia la transformación.

Escorpio nos enseña que la vida es un ciclo de muerte y renacimiento, que la profundidad emocional es fuerza y no debilidad, y que la verdadera transformación surge cuando enfrentamos nuestras sombras y emergemos más completos, auténticos y conscientes.

 


Karla Ivonne Sánchez Aguirre estudió en el bachillerato de artes y humanidades Cedart David Alfaro Siqueiros, donde estuvo en el especifico de literatura. En agosto 2025 se graduó de la licenciatura en letras españolas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UACH. Escribe relatos y crónicas en redes sociales.

Postdata

 


Postdata

 

Por Fructuoso Irigoyen Rascón

 

La mujer, que apenas dejaba la cama, asomándose a la ventana divisó a aquel hombre que, caminando con elegancia, se aproximaba a la puerta de su casa.

¡Ahi está otra vez!

¿Quién, Teresa?

El mismo caballero. Bachiller, le dices.

¿Bachiller don Sansón Carrasco?

Ese mismo. Se me pasó decírtelo cuando llegaste ayer: vino a buscarte por la tarde.

¿Dijo qué quería?

Sí, quiere hablar contigo.

Y ¿no vino vestido como árabe?

No. 

 

El bachiller ya tocaba la puerta. Sancho apresuradamente se calzó un pantaloncillo y una camisola. La mujer abrió la puerta.

Pase vuestra merced, dispense lo tirado de la habitación.

No se apure, doña Teresa.

 

Ya se disponían ella a ofrecerle una taza de café y él a preguntar por Sancho, cuando este surgió del cuarto vecino todavía, fajándose el pantaloncillo.

Buen día, señor bachiller.

Buen día, Sancho.

Quiero, me gustaría…

Saber si todavía estoy enfadado con su merced dijo Sancho, sentándose a horcajadas en un banquillo y ofreciendo la mejor silla al bachiller.

Bueno, sí. pero también...

Pues no, ya se me ha passado. Pero no esperaba volver a verlo jamás.

Yo creía que te, le gustaría platicar conmigo, ya que los dos aparecemos en la más grande historia que jamás se ha escrito.

El "te" está bién. Hablemos pues.

Comencemos con lo del enfado. ¿Por qué estás, estabas enfadado?

Primero, por el engaño. Vuestra merced, pretendiendo ser El Caballero de los Espejos, y después el de la Blanca Luna. Y segundo, y más importante, que el engaño resultó en la melancolía y los desabrimientos[1]que resultarían en su muerte.

La idea, la intención, era curarlo. Que recuperase la razón y volviese a su pueblo, a su casa. Lo que de hecho funcionó.

—¿Que funcionó? De hecho fue a su casa nomás a enfermar y morir —casi gritó Sancho, demostrando que, a pesar de lo que acababa de decir, todavía estaba muy enojado.

Y eso de los disfraces parece ser mucho de vuestras mercedes los ricos.

¿Qué quieres decir?

El otro día vino uno vestido de árabe, dijo llamarse Cide Amete Benengeli.

¿Y?

Le dije: no se haga, no pretenda, usted es don Miguel.

¿Y?

Estuve hablando con él por un buen rato.

¿Puedo saber de qué hablaron?

―|Me dijo que de muchas, probablemente de la mayoría de ellas, de las aventuras de Don Quijote, yo era el único testigo. Que quería que se las contara para poder escribir su libro. Y estaba apurado porque había un Avellaneda que ya se le había adelantado y había publicado la segunda parte del Quijote con puras mentiras.

¿Y le contaste todo?

Sí, de lo que me acordé.

¿Y él qué dijo?

Algo como de que estaba fascinado con lo que le había contado. También que era una pena que don Alonso falleciera, y con él Don Quijote.

Ya veremos cómo escribe lo que le contaste.

Veo que le preocupa ser el malo de la historia.

No creo que los lectores me vean como tal. 

Decía vuestra merced que había algo más que lo de mi enojo que venía a discutir conmigo...

Sí, mi buen Sancho. Recordarás que don Alonso nombró como albaceas al señor cura y a mí. Y en esa capacidad es que vengo a verte.

¿Sí?

Don Alonso refirió en su testamento que tenías unos dineros en tu custodia de los cuales deberías cobrarte lo que te debía de sueldos. Y que podías quedarte con lo que sobrase.

Así lo entendí.

Señaló que tal vez ese remanente era "bien poco y buen provecho le haga"

Pues bien, era más de lo que él pensaba.

Me alegra que así haya sido. Pero debo decirte que en el siguiente item del testamento don Alonso manda que toda su hacienda sea para su sobrina Antonia después de haber cubierto ciertas mandas. Pues bien el señor cura y yo, albaceas del testament, hemos determinado que una de esas mandas fuera una pequeña compensación para ti, que se sumaría a lo que ya has tomado directamente, y que mencionamos hace un momento.

—Aceptaré ese dinero solo si están vuestras mercedes seguros de que esa era la voluntad de mi amo don Quijote. Ya he confesado que el remanente de lo que yo guardaba, y que él me ha otorgado directamente, era más de lo que había pensado.

Te lo haremos llegar tan pronto como la remesa esté disponible. Solo queda un asunto más.

¿Cuál?

El destino de Rocinante.

¿Qué quereis decir?

Por cuatrocientos años los lectores del Quijote se preguntarán qué fue de él. El Cide, don Miguel, no relata que pasó con él después de la muerte de don Alonso, pero nosotros: el cura, el barbero, el ama, Antonia la sobrina y yo sabemos que tú te has encargado de cuidarlo.

¡No cobro por eso! Comprenda vuestra merced que siempre fuimos cuatro: don Quijote, Rocinante, el Rucio y yo. Si falta uno, no hay historia.

Y a nombre del Don, lo agradecemos mucho y esperamos que el dinerito extra del que te hablé sirva para que sigas cuidándolo.

 

Teresa no dijo nada pero lo pensó: por unos cuantos duros se deshacen de ese estorbo. ¿Cuánto les costaría llevarlo al establo de caballos viejos de Torremolinos o ponerlo a dormir?

 

Dando su misión por concluída, el bachiller se despidió y se fue. Sancho lo acompañó hasta la puerta del jardincito frente a la casa. Volteando a ver a Teresa, como leyendo su mente, comentó:

¡Lo sé, lo sé!, pero mejor algo que nada.

 

Pensó entonces que la derrota ante el de la Blanca Luna había devuelto a don Quijote a la realidad, lo cual había causado su Muerte; pero a él también lo había de golpe retornado a una realidad de pobreza y privaciones. Pero nadie le podría quitar el haber sido gobernador de una ínsula y compañero del último caballero andante.

 

Dos años después, todavía podía uno encontrar a don Sancho Panza ofreciendo pasear a los niños del pueblo por unos pocos maravedíes en aquel Rocinante, el indómito corcel del único y nunca bien ponderado Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha.


[1] Don Quijote II:1099

 


 


Fructuoso Irigoyen Rascón, autor de Cerocahui, una verdadera épica de la región, es médico con especialidad en psiquiatría, con una vasta y brillante práctica profesional. Es autor, además, de los libros Tarahumara Medicine: Ethnobotany and Healing among the Raramuri of Mexico, Nace Chihuahua, Gabriel Tepórame y Diego Guajardo Fajardo, los forjadores y Un valle de imaginación y recuerdos.