Alquimia neuronal que consuma la perfecta
conversión de un pictograma en un concepto
Por Daniel Salinas Basave
En Japón la gente lee. Por tercer año
consecutivo emprendo este ejercicio de caza fotográfica. Lo sé, es una invasión
de la privacidad, pero me emociona la imagen de una persona abstraída en el
bosque narrativo.
En cada tren, metro o autobús que abordamos
encuentro por lo menos un lector. Lo mismo en parques o plazas. Ese es el
verdadero indicador. Lo que se ve no se pregunta. Puedes darme las estadísticas
que quieras, pero para mí lo que cuenta es lo que se ve en la calle y en Japón
veo mucha más gente leyendo que en otros países.
La lectura es la más elevada forma de
embrujo, una alquimia neuronal que consuma la perfecta conversión de un
pictograma en un concepto.
En Japón la gente lee y miles siguen
apostando por la letra impresa. Es un país hiperdigitalizado en donde muchas
acciones de la vida cotidiana se ejecutan a través de una pantalla. En muchos
restaurantes no tienes contacto con un ser humano: Ordenas tu platillo a través
de una tablet y lo pagas al final en una caja automática. Las pantallas están
por doquier y sin embargo jóvenes y viejos apuestan por leer en papel.
La gente es particularmente introvertida y
hablan poco en lugares públicos. Leyendo logran una abstracción casi zen.
En esta época un lector es una anomalía o un
milagro, un error en la Matrix, un desafío o un escupitajo al zeitgeist. Cuando
veo a alguien abstraído en la lectura siento haber encontrado un cómplice, un
secuaz. Viajar y leer, leer y viajar. Para mí siempre serán sinónimos. La
lectura es el viaje interminable y los lectores abanderamos la última
resistencia.
Daniel Salinas Basave es licenciado en
derecho, periodista y escritor. Ha colaborado en Esquire, Gatopardo, Milenio y Replicante,
entre otras publicaciones. Trabajó como reportero en El Norte de
Monterrey y en Frontera, de Tijuana. Actualmente
tiene espacios editoriales semanales en Semanario InfoBaja, Suplemento
Cultural Palabra, Síntesis tv y San Diego Red.
Es Premio Estatal de Literatura Baja California 2010 por Réquiem por
Gutenberg. Premio Bellas Artes de Ensayo Literario Malcolm Lowry 2014
por Cartografías de Nostromo. Relatos de espías, embajadores y
embusteros. Premio Gilberto Owen de Literatura 2015, en la categoría
de cuento, por Días de whisky malo. Premio Bellas Artes de Ensayo
Literario José Revueltas 2015 por El lobo en su hora. La
frontera narrativa de Federico Campbell. Ganador del Certamen
Internacional de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz 2015, en el género de
ensayo, por el trabajo titulado Bajo la luz de una estrella muerta.