domingo, 31 de agosto de 2014

arelí



Interruptus


Por Arelí Chavira


―Hola, qué milagro que te asomas por el skype. No puedo chatear contigo largo y tendido ahora, estoy en clase de literatura chicana. Pero cuéntame rapidito, ¿cómo estás?, hace rato que no sabía de ti.

―Pues me ha ido bien, estoy de paso en Juárez. Si quieres voy a verte, ¿cuál es tu dirección?

―¿De verdad? Estoy vivendo en el campus universitario, en Cole Village, ya te mandé mi ubicación. Me tengo que ir, estaré en línea más tarde si quieres platicar. Hasta pronto.

―¡Espera! Lo de ir a verte hoy es en serio. ¿Estás ahí?

Pienso en él de camino a casa. Siempre disfruté de su cercanía, me hacía estremecer; me encantaban sus ojos y su boca. ¿Seguirá igual?, me gustaría verlo, más tarde. Si platicamos por el chat, le diré que sí me agradaría que viniera a verme.

Tranquilo corazón, es mejor que no te ilusiones, nuestros encuentros han sido dolorosamente a destiempo.

Jazmín no dejaba de pensar en Frank, la brevísima conversación de la tarde le había removido lindos y nostálgicos recuerdos. Desde hacía tiempo su corazón estaba con él, pero le había faltado valor para romper con su pasado y con su presente, aunque no le hicieran bien.

Alegre en su fachada, melancólica en su interior, como todas las noches llegaba de la universidad y cenaba, trabajaba en sus clases, y luego: a dormir. El sonido del timbre de la puerta cambiaría su rutina.

Al abrir, su corazón dio un vuelco: Frank estaba ahí, a un abrazo de ella. De nuevo el destino o sus deseos escondidos los reunía de nueva cuenta. Temblaba de emoción, de sueños imaginados y por venir. En ese momento se sintió libre de todo y para él.

―De verdad viniste, qué gusto volver a verte después de tanto tiempo. Pasa, voy a cenar, ¿gustas algo de tomar? ―le dijo Jazmín con la voz llena de sentimientos.

―No, gracias, tenía la intención de que saliéramos por ahí pero te adelantaste.

―Si quieres vamos, apenas la empezaba a preparar, te invitaría pero soy pésima cocinera.

―¿Conoces algún lugar?

“Ay Diosito santo, cómo me gustan sus ojos, su boca y...”

―Te quedaste callada, creo que no fue buena idea venir sin avisar.

―No, no, me encanta que hayas venido, solo pensaba a dónde ir. Hay un pub que se llama Bennigans, ¿te late?

―Tú mandas.

Durante el camino Jazmín a duras penas logró seguir el hilo de la conversación; además de estar prendada en esos ojos profundos y melancólicos, no podía dejar de pensar en que por primera vez no estaría como cada noche en el chat, conversando con quien la esperaba en Chihuahua.

Durante la cena se pusieron al día sobre sus vidas, al mismo tiempo que intentaban, con muy poco resultado, evitar la emoción de lo que sentía el uno por el otro, principalmente ella.

De regreso Frank estacionó la camioneta blanca afuera del departamento, Jazmín vio la luz prendida en la ventana derecha, señal de que Claudia, su roommie había llegado.

―Gracias por esta noche, la pasé genial.

―¿Ya tienes que irte?

―Es un poco tarde y mañana tengo clase a las ocho. Además, tengo que platicar unas cosas con mi roommie antes que se duerma.

―Espera un poco ―dijo Frank, y jaló suavemente a Jazmín a su lado, la estrechó y la besó larga y suavemente.

“No sabes cuánto esperé este momento”, deseó haberle dicho. No obstante, quedaron en silencio.

―Fue lindo tenerte aquí ―murmuró ella aún bajo el efecto de ese maravilloso beso. Abrió la puerta y bajó. Se quedó un momento parada frente a él buscando en los ojos negros que tanto amaba, por fin, una señal por la cual dejarlo todo y de una vez por todas, tomar su vida y ofrecérsela.

Sin embargo esa chispa no apareció a pesar de que dentro de Frank ocurría un incendio.

―Fue un placer verte, descansa, nos veremos en otra ocasión.

Jazmín sintió una especie de vértigo, la soledad regresaba de golpe, la falta de definición en los sentimientos de ambos siempre habían sido la zona oscura de su corazón, un viaje interrumpido. Esa noche el insomnio llegó como una tormenta de confusos, turbios pensamientos.








Arelí Chavira es licenciada en letras españolas por la Universidad Autónoma de Chihuahua con maestría en University of New Mexico in Las Cruces. Tiene inédito un libro de relatos, Ética Jazmín, en coautoría con J.Ch.M. Actualmente es profesora de literatura en la Universidad Tec Milenio.

1 comentario:

  1. En este relato se despliegan dos líneas de acción, en contrapunto: la cotidiana que sucede en el presente narrativo, con el monólogo de una mujer en sus recuerdos y en el reflejo de su reflexiva soledad.

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