Sensaciones,
reflexiones
Por Lulú Pérez
Carreón
La sensación
que tengo entre lo que vivo y lo que imagino es muy similar. En este preciso
momento imagino lo mejor que me puede ocurrir en los próximos días y te aseguro
que la descarga de adrenalina fruto de la emoción se hace presente de
inmediato. No puedo ocultar el sol con
un dedo. Estoy viviendo tiempos de cambio donde el cambio constante es
lo único que persiste.
Hoy recuerdo
algo que considero fundamental y me ayuda para seguir con lo mío. Imagino el
efecto que hago al transmitir mis emociones. Justificadas o no.
Por ejemplo,
entre más le digo a mi hija que es una flaquita hermosa más hermosa y flaquita
se siente. Y se ve.
¿Efecto de
atracción? ¿Ley de atracción?
En mi afán
de crear conciencia requiero caer en el extremo de manera contundente, lo que sé que ocurrirá.
Eso aplica
también si como los padres nos enfocamos más en el beneficio que tiene el leer.
O estudiar.
Hace algún
tiempo una madre de familia, madre de tres pacientes míos, me expresó lo que
sus hijos diariamente repetían para lograr todas esas medidas de seguridad que
se ameritan en tiempos de violencia. Después lo pude comprobar personalmente:
Repetían una y otra vez medidas extremas
con la finalidad de no ser víctimas de
un delito.
En ese
momento pensé si tal madre les habrá leído algún cuento feliz para tal
entrenamiento. Lo dudo mucho.
Me pregunto
aún hoy si estaba en lo justo. Se me dificulta decir qué es correcto o no para
ella, y mucho menos en algo tan inevitable como es la inseguridad en estos
tiempos de cambio total.
Lo que me
queda claro es que esa línea tan delgada que existe entre ser realista y vivir
en la esperanza.
En la
ilusión de vivir en una eterna noche con luna, o mejor aún, en una eterna noche
de luna en el mar, me resisto a ser realista.
Algunos
caemos en la trampa de convertirnos en esa persona que cae en los extremos del
“realismo” y vivirlo como realismo. Estoy atrayendo todo lo que imagino con la
certeza. Entonces atraigo amor. Es mucho mejor y más saludable.
En medicina
la prevención es básica. En el amor no.
En ese contexto recomiendo textualmente que en lugar de pensar,
imaginar, ilusionar lo que no ocurre o tememos que ocurra, pensemos, sintamos,
vivamos lo que sí ocurre ya. Eso es lo que sí queremos que suceda. También en
eso se puede tener certeza absoluta.
María
Lourdes Pérez Carreón es médica por la Universidad Autónoma de Chihuahua,
especialista en inmunología. Realizó estudios en La Habana, donde trabajó
algunos años. Es autora de algunos textos médicos, aún inéditos; siempre ha
escrito también poemas y relatos.
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