viernes, 22 de agosto de 2014

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Sensaciones, reflexiones

Por Lulú Pérez Carreón

La sensación que tengo entre lo que vivo y lo que imagino es muy similar. En este preciso momento imagino lo mejor que me puede ocurrir en los próximos días y te aseguro que la descarga de adrenalina fruto de la emoción se hace presente de inmediato. No puedo ocultar el sol con  un dedo. Estoy viviendo tiempos de cambio donde el cambio constante es lo único que persiste.

Hoy recuerdo algo que considero fundamental y me ayuda para seguir con lo mío. Imagino el efecto que hago al transmitir mis emociones. Justificadas o no.

Por ejemplo, entre más le digo a mi hija que es una flaquita hermosa más hermosa y flaquita se siente. Y se ve.

¿Efecto de atracción? ¿Ley de atracción?

En mi afán de crear conciencia requiero caer en el extremo de  manera contundente, lo que sé que ocurrirá.

Eso aplica también si como los padres nos enfocamos más en el beneficio que tiene el leer. O estudiar.

Hace algún tiempo una madre de familia, madre de tres pacientes míos, me expresó lo que sus hijos diariamente repetían para lograr todas esas medidas de seguridad que se ameritan en tiempos de violencia. Después lo pude comprobar personalmente: Repetían una y otra vez  medidas extremas con la  finalidad de no ser víctimas de un delito.

En ese momento pensé si tal madre les habrá leído algún cuento feliz para tal entrenamiento. Lo dudo mucho.

Me pregunto aún hoy si estaba en lo justo. Se me dificulta decir qué es correcto o no para ella, y mucho menos en algo tan inevitable como es la inseguridad en estos tiempos de cambio total.

Lo que me queda claro es que esa línea tan delgada que existe entre ser realista y vivir en la esperanza.

En la ilusión de vivir en una eterna noche con luna, o mejor aún, en una eterna noche de luna en el mar, me resisto a ser realista.

Algunos caemos en la trampa de convertirnos en esa persona que cae en los extremos del “realismo” y vivirlo como realismo. Estoy atrayendo todo lo que imagino con la certeza. Entonces atraigo amor. Es mucho mejor y más saludable.

En medicina la prevención es básica. En el amor no.  En ese contexto recomiendo textualmente que en lugar de pensar, imaginar, ilusionar lo que no ocurre o tememos que ocurra, pensemos, sintamos, vivamos lo que sí ocurre ya. Eso es lo que sí queremos que suceda. También en eso se puede tener certeza absoluta.






María Lourdes Pérez Carreón es médica por la Universidad Autónoma de Chihuahua, especialista en inmunología. Realizó estudios en La Habana, donde trabajó algunos años. Es autora de algunos textos médicos, aún inéditos; siempre ha escrito también poemas y relatos.

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