Carmen:
lluvia. Presentación del libro de poemas Bitácora
de la lluvia
Por Norma
Luz González Rodríguez
Buenas
tardes, gracias por la invitación a presentar este poemario que me ha nutrido
el alma.
Leer Bitácora de la lluvia nos recuerda que
el ejercicio poético ofrece una interpretación del mundo. Al conocer las
interpretaciones de Carmen Amato me reconocí a mí misma, tal vez porque, como aseveraba
Octavio Paz, quien escribe posee una voz que siempre es social y común.
En esta
tónica, los versos de “28 de marzo”, escritos por Carmen, ponen en tela de juicio mis interpretaciones
teológicas, ahora con más fuerza y certeza que antes, y me llevan a
cuestionarme junto con la autora ¿Es
Dios quien no escucha o soy yo?
Cito:
Ahora miro esa puerta cerrada, Señor,
Y no sé si es la tuya o la mía
En el
mismo poema, la autora brinda consonancia a muchas mujeres, que al igual que yo
se cuestionan sobre la forma de llamar a Dios:
¿Y si fueras mujer?
porque ese amor incondicional tuyo
solo puede ser de una mujer,
quizá es tu parte femenina
la que habla,
quizá debo llamarte Madre Dios.
La
poesía de Carmen es una respuesta a la sed del alma, habla de una lluvia que
sana y satisface, que conmueve y salva:
su llegada hará brotar
llanto a raudales,
satisfará la sed de cada grieta,
rescatará la flor
mostrará otra vez
su paraíso de agua.
En la
ausencia de esa misma lluvia, Carmen lee y siente la vida en nuestro contexto
social:
Abajo una inmensa sed sienten los cuerpos
y las parcelas del poblado:
reino dignificante que pide Paz
para sus vivos, Justicia
para sus muertos, Piedad
para sus niños, Amor
para sus mujeres.
Carmen
fluye amorosa y compasivamente entre sus letras, se entrega a ellas. Le da a
cada grafía la dimensión humana y exacta.
El
bagaje cultural y sensorial de Carmen es exquisito, aunado a la fortaleza de
sus concepciones antropológicas y psicológicas que nos dejan un mensaje de
afirmación para la subjetividad y la resiliencia, todo ello codificado en
poesía:
Sinfonía de aromas dirigida por la
lluvia,
su virtuosismo lo siguen las
julietas, las bertas, las
bromelias,
todas y cada una de ellas
afirman
su identidad
en la
tormenta.
La
Poesía de Carmen es como la herbácea que la cautiva, me refiero al plúmbago que
a continuación describe:
Explosión de humildad que se aglutina
soberbia en un
racimo:
El
plúmbago.
Entre
el poema “12” y el “14 de julio”, Carmen no logra quitarse de la cabeza el suicidio de una mujer, y hace con ello poesía,
porque esta nace de todo lo que nos marca en la vida y la muerte, propias o
ajenas.
Por
otro lado, en el poema “15 de julio”, la autora
nos habla de la noche, en medio de versos objetivistas que nos tientan a
imaginar una metáfora:
lejanos están los pueblos primitivos
que producen luz y fuego
frotando dos cuerpos secos.
En “22
de julio” se abordan los holocaustos involuntarios, los que muchas personas sufrimos:
La ciudad duerme,
tan solo se desvelan los vigías,
los noctámbulos,
los compulsivos,
los ajenos,
los sin dueño,
los que carecen de una amante
cama que los llame a sobrevivir
el holocausto involuntario
de la noche.
En “12
de agosto” Amato nos propone la receta del instante que robustece al alma:
La noche canta con la lluvia que
desparrama
su música en la estancia, se
contamina
de aromas la terraza y más que sabor
tiene
olores la cocina.
En ella se robustece el alma.
El poema
“26 de agosto” nos lleva a anhelar, junto con la autora, que la lluvia purifique
las conciencias:
Si la lluvia buena
pudiera lavar estos derrames,
refrescar las ardientes manos,
perfumar alientos,
si devolviera vidas,
si borrara la impunidad
en las ciudades
En “14
de septiembre” la autora captura en una imagen la relación intrincada entre paz
y deseo:
El canto de las cigarras
llega como el deseo:
suavemente
va ascendiendo,
urgiendo, buscando,
el climax,
luego desciende
y se va
callando
produciendo
descanso
silencio
paz… zzz
Amato vuelve
a lo elemental y en su poesía la lluvia es una señora ante la cual postrarse:
El mandarino que duerme
con sus frutos a él sujetos
se arrodilló ante ella
y como un Juan Diego natural
abrió su sayal
brindándolos.
Bitácora
de la lluvia es un poemario fluido, nos lleva a distintos escenarios, los
inunda con cuestionamientos e interrogantes, al tiempo que invita a descansar
en la humedad prolífera. Su estilo es concertante y afectivo: como un violín en
la música de Bach, no queda más remedio que admitir en nuestra mente su ritmo
atemperante.
Muchas
gracias por su atención.
Amato,
Carmen: Bitácora de la lluvia.
Editorial Universidad Autónoma de Chihuahua, México, 2016.
Norma
Luz González Rodríguez es licenciada en ciencias de la información por la
Universidad Autónoma de Chihuahua, tiene maestría y doctorado en antropología
por la Universidad Autónoma de Barcelona. Es autora del libro de poemas Signos del agua, editora y compiladora
del libro Versos en el cántaro poesía
infantil, obra que fue escrita en el taller literario que ella coordina.
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