Cine
Lasc. Cuentos de la luna pálida de agosto
Por
Esteban Lascano
Esta
película de 1953, dirigida por Kenji Mizoguchi, como dice en su introducción,
es un cuento de las fantasías y ambiciones de los hombres después de las
lluvias. Cuenta la historia de dos campesinos hermanos, Genjuro, casado con
Miyagi, que tenía un hijo de tres años, Genichi; y Tobei, casado con Ohama, que
vivian en el territorio de Omi, cerca del lago Biwa. Genjuro era alfarero y
preparaba recipientes de cerámica. Tobei ambicionaba ser samurái.
Estaban
en tiempos de guerra; los soldados de Shibata podían llegar en cualquier
momento y saquear el pueblo. No obstante, Genjuro se arriesgó y fue a vender su
mercancía a la ciudad vecina de Nagahama. Su hermano Tobei fue con él, pese a
las quejas de su mujer, que decía que debía conformarse con ser campesino y no
seguir sueños locos, ayudándole a cargar el carro con las cosas, buscando ser
samurái.
En
la ciudad, Genjuro vende todas las piezas y obtiene mucho dinero, tras lo cual
vuelve muy feliz con su esposa, que también estaba feliz, pues le había
comprado Genjuro un kimono muy elegante, además de muchos alimentos. Tobei
buscó a los samuráis y los encontró; suplico que le dejaran ser de sus hombres,
pero estos lo echaron; le dijeron que cuando consiguiera una armadura y una
lanza, le dejarían ser de sus hombres, y vuelve a su pueblo. Decide ayudar a su
hermano, que quería preparar más objetos de cerámica para ganar dinero también
en la ciudad. Su hermano decidió que le daría un tercio de las ganancias.
Entonces
metieron en el horno las piezas, y justo en eso, mientras le metían leña,
vieron que el pueblo huía en desbandada, pues se acercaban los soldados de
Shibata. Se quedaron hasta el último momento, y luego se fueron a esconder,
junto con otros del pueblo, en unas montañas detrás del pueblo.
Después
de que se fueron los soldados, fueron al pueblo. Los soldados habían saqueado
todo, pero las piezas de cerámica estaban listas e intactas. Entonces deciden
ir a Omizo, una ciudad más grande, por el lago, en una barca abandonada. Se van
Genjuro y Tobei con sus esposas y el hijo de Genjuro. En la travesía se
encuentran una barca con un hombre moribundo, que decía que su barca había sido
atacada por piratas.
Entonces
Genjuro y Tobei deciden dejar a Miyagi con Genichi a mitad del camino, para que
regresar al pueblo. Llegan a Omizo, y Genjuro y Tobei se ponen a vender las
cerámicas, y venden casi todo. Entonces le da su parte a Tobei, que corre a
buscar la tienda para comprar su armadura y su lanza. Ohama, su mujer, va y lo
persigue, pero se pierde y llega a un campo solitario, en el que unos hombres
la secuestran y la convierten en prostituta.
Tobei
va a una tienda, y se compra su armadura y su lanza. Miyagi, la esposa de Genjuro,
había llegado al pueblo cuando estaba siendo saqueado por sorpresa; una mujer
anciana le da comida y agua para que huya con su hijo en la espalda, y eso
hace, pero en el camino se topa con unos samuráis enemigos, hambrientos, que le
roban la comida y la matan. Pero el hijo sobrevive, y regresa al pueblo a su
casa, pues no se habían alejado mucho.
El
destino de Tobei.
Por
ese momento, Tobei se había alistado con los samuráis de su región; en una batalla
con los soldados de Shibata se enfrenta a un samurái que era de los más temidos
de los enemigos, porque era muy poderoso y tenía mucha experiencia. Al
enfrentarse a Tobei, este logra vencerlo con su lanza y lleva su cabeza, que le
habían puesto precio, a la ciudad, por lo que le dan una mejor armadura y un
regimiento de hombres. Decide ir a su pueblo para encontrarse con su esposa y
desde ahí defender a su pueblo. Pero antes de irse, sus hombres le convencen de
descansar en una posada, donde había comida y prostitutas. Tobei acepta.
Ahí
en la posada le preguntan el secreto de su experiencia, y él dice que la
inteligencia era lo más importante, y la fuerza del brazo. En eso, se da cuenta
que ahí estaba su mujer. Consternado y arrepentido, se compadece de ella, quien
indignada, le echa en cara que, por sus sueños, ella dormía cada noche con un
hombre distinto. Entonces se arrepiente, y la compra. Decide dejar de ser
samurái y regresa a su pueblo con ella y vuelve a ser campesino.
El
destino de Genjuro.
Genjuro,
después que se fue Tobei, siguió vendiendo sus cerámicas, cada vez a clientes
más importantes, hasta que un día llega una mujer noble, con su sirvienta, que
le pide que le lleve unos jarrones y unos vasitos a su mansión, y le señaló el
camino.
Cuando
cierra su puesto, va a entregar las cosas a la mansión, donde la mujer lo
recibe y le pide que se quede. Le dice que sus piezas eran las más bellas que
había visto jamás; Genjuro dice que en manos de la mujer eran mucho más bellas,
entonces la mujer le dice que será suyo para siempre, y le da un baño. Después,
se van a un prado frente al que había un lago, y ahí se acuestan y se abrazan.
Genjuro dice que siente como si estuviera en el cielo.
Un
día sale a comprar unos kimonos para la mujer, pero cuando le dice al vendedor de
donde venía, le grita que se los lleve, espantado. Un hombre viejo, le advierte
que ve la marca de la muerte en su cara y que debía volver con su mujer e hijo,
o sufriría mucho.
Cuando
vuelve con la mujer, la anciana, le pregunta qué le había pasado, pues se veía
distinto. Entonces se quita la ropa superior y ve unas oraciones budistas
marcadas en el cuerpo. Entonces la mujer joven le cuenta que su familia había
sido asesinada, pero ella, con su sirvienta, había vuelto, para devolverle la
felicidad, pero como había sido capaz de engañarla, sin decirle que tenía mujer
e hijos, y le anuncia que jamás saldrá de ahí.
Entonces
Genjuro, espantado, agarra una katana, y se pone a dar espadazos a diestra y
siniestra, hasta que cae desmayado, fuera de la mansión. Cuando despierta, la
mansión había desaparecido, y en su lugar había unas ruinas.
Decide
volver a su pueblo, y cuando vuelve a su casa, alucina ver a su mujer junto con
su hijo; él saluda aliviado y se duerme. Al día siguiente, sus vecinos le dicen
que ella había muerto; le llora y le hace una tumba, en la de su hijo pone una
piedra.
Esteban Lascano estudia preparatoria en el Centro Educativo
Patria; desde 2015 es un gran aficionado al cine y en Estilo Mápula es autor de la columna Cine Lasc.
impeke
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