sábado, 16 de marzo de 2019

Cine Lasc. Europa 51

Cine Lasc. Europa 51

Por Esteban Lascano

Europa 51. Película italiana de 1952, dirigida por Roberto Rosellini. Trata de la vida de Irene Girard, una mujer de clase alta que vivía con su esposo y su hijo Michel en un apartamento elegante. Un día, llegando tarde del trabajo por el tráfico generado por las huelgas, invitan a cenar a unos parientes y amigos, entre ellos el primo de su marido, Andrea, un periodista, que opinaba que no habría guerra, porque en el mundo, pensaba él, eran más los que deseaban la paz.
El hijo, Michel, estaba un poco retraído; hacía seis meses que no tenía a su niñera, y estaba con un maestro que no le gustaba. Era un niño muy sensible y por eso no lo llevaban a la escuela. Sentía que nunca había convivido bien con su madre ni con su padre, quien había ido a la guerra, y durante la que él, y su madre vivieron en Londres. Quería hablar todo con su madre; le preguntaba que donde había estado, que como le había ido. Tenía una gran personalidad, pero su madre le dice que esas cosas no se le preguntan a una madre. Ese día le regala Andrea un tren de juguete, que él agradece. Pero dice que le duele mucho el estómago y se siente mal.
Entonces se cae por la escalera, se fractura la pelvis. Lo va a ver su madre, que le recuerda cosas de cuando vivían juntos en Londres, y de cómo dormían juntos y otras cosas que él hacía, y habla con George, su esposo y le dice que le habían informado a Andrea de ciertas cosas que dijo mientras estaba sedado, que indicaban que no fue un accidente. Él mismo, a su modo se lo había dicho a su madre: se había intentado suicidar. Y justo en eso le anuncian la muerte de Michel, por una embolia.
George va a verla, pues casi no había comido ni hablado con su ella en esos cinco días. Le dice que la vida continúa, que debía seguir luchando. Concluyen que debe dormir. Habla con Andrea, el periodista, de que la culpa de la muerte de su hijo estaba en la sociedad, que permitía la guerra y que los niños se quedaran con sus impresiones. Entonces le habla del caso de un chico en una familia de cuatro hijos que necesitaba un medicamento muy caro, y él estaba ayudándolos. Entonces ella se ofrece para ayudar también.
Ellos vivían en una colonia pobre, en un departamentos, pero recibieron muy alegres la ayuda, que mejoró la salud del pequeño Bruno; pagaron sus gastos de hospital y medicinas. La fueron a visitar un par de veces, la segunda en una fiesta. Un día, ella se pone a pasear por el barrio. Cerca de ahí había un rio, en el que había niños alrededor de una persona muerta. Sigue a los niños a su casa, donde se encuentra con la madre; ella le dice que tenía seis hijos, que su marido vivía en otra ciudad, pero era por su cuenta que se había mudado sola a Roma, y que tres eran hijos suyos, los otros los adoptó por encontrárselos desamparados. Apenas les alcanzaba para sobrevivir, y vivían en una casucha de madera. Les ofrece a otros niños pan con queso. Después baña a algunos de sus niños, e Irene le ayuda.
Entonces le habla a Andrea sobre la posibilidad de conseguirle un trabajo a ella; él le consigue uno en una fábrica. Andrea era de ideología comunista, le regala un libro a Irene. Su madre nota que andaba cambiando de ideas y la insta a que regrese a como era antes, pues con el comunismo estaría contra Estados Unidos. Habla con George de que había visto cosas que ni siquiera sospechaba que existieran, y que la ayudaban a superar lo de Michel. A ella le dice que necesitaba reposo y alimentarse bien.
Va con la señora de seis hijos, ella le cuenta que quería ir a despedir a un novio que se había conseguido que iba de militar, y que necesitaba a alguien que la sustituyera en el trabajo solo por esos dos días, y ella se ofrece. En la fábrica se da cuenta de cómo explotaban a los trabajadores con una tarea muy sencilla pero repetitiva y una mala paga.
Cuando llega a su casa, su marido le dice que ya no soporta sus ausencias; le reclama que le gustaba Andrea en el fondo, pero ella lo niega. Van al teatro. A media función, ella se sale a la calle; ve a una mujer que se congelaba esperando el tranvía. Irene se ofrece para llevarla en taxi, ella le dice que no hiciera caridad, pero le inventa que también va a su barrio. Le lleva, y la acompaña hasta su casa, donde tose sangre.
Entonces va a una farmacia cercana y busca un médico, que llega pronto y le dice que ya no tenía remedio, que la pulmonía había acabado con sus pulmones y moriría en tres o cuatro días. Vivía sola. Se queda con ella y le lleva de comer. En su muerte acuden algunos familiares y un sacerdote que hace una ceremonia. Entonces se difunde la noticia de que habían matado a un hombre y herido a otro al asaltar a un banco.
Estaba en el apartamento con esa familia y ve que ahí estaba el asesino. Sus padres comentan que sus compañeros le habían arruinado, Irene le dice que se entregue a la justicia, que debe hacerlo si quiere salvarse, entonces él huye.
Su intervención hace que dé con la justicia, la acusan de haberlo dejado escapar, y la iban a meter a la cárcel, pero ella asegura que el muchacho se entregará a la justicia, y eso ocurre. Por su comportamiento tan extraño la llevan a un hospital psiquiátrico, donde la entrevista un sacerdote, quien tenía el prejuicio de que había abandonado a su marido y no apreciaba sus obras de caridad. Ella creía que había que vivir para ayudar a los otros, eso le daba sentido a la vida desde la pérdida de su hijo.
Le hacen toda clase de exámenes psicológicos y resulta salir normal, solo con la firme creencia de ayudar a los necesitados por encima de todo. Decía que su amor por los demás nacía del odio que se tenía a sí misma. La recluyen y la dejan ahí su marido y su madre, porque los superiores del centro ven que no tenía ninguna motivación de credo o política, entonces concluyen que estaba loca. Ahí en el hospital habla con una que se había intentado suicidar con fuego, y van a visitarla algunos amigos de los barrios pobres, diciendo que era una santa.
Y lo era, o al menos lo parecía.



Esteban Lascano estudia preparatoria en el Centro Educativo Patria; desde 2015 es un gran aficionado al cine y en Estilo Mápula es autor de la columna Cine Lasc.

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