Últimos años de un Imán
Por Luis
Kimball
A Livier, por su cumple del 2012.
Cierra los ojos, vuelve al sueño.
Estabas a punto de amarrar tu lancha. Traías las redes cargadas con hojuelas
doradas, siempre es así, pero hoy lograste la orilla. Ya viste como brilla tu
carga en la arena cenagosa. El sol comenzaba a salir con el frío y te dejó ver
sus tesoros arados por el mar con la voz tinta de sombra.
Ahí están los secretos, respuestas que
buscabas y preguntas que olvidaste.
Del mar del sueño hasta hoy, solo has
ganado tus alimentos; por ellos los tesoros se iban de tus redes. Puedes saber
lo que pierdes cada día cuando olvidas tus sueños; cuando vuelves la vista y aceptas
esa oblea de luz que emerge del mar y se convierte en la ventana de tu casa,
cuando la jarra con que te enjuagas las manos es la droga que te priva del placer
del conocimiento.
Esas hojuelas, son la materia bruta de
tu vida sin los órdenes mezquinos del mundo. Cada mañana vuelve a cerrar los
ojos y regresa por lo que te pertenece; no vuelvas sin ello, te hará vivir los últimos
años que vive un sacerdote: los largos.
Luis
Kimball nació en Chihuahua en 1974. Vivió en Chihuahua, en Veracruz, en la ciudad
de México, y ahora reside en Querétaro. Hizo estudios universitarios que no le
satisficieron. Se interesa en el conocimiento y escribe desde joven, ha
publicado en la revista Solar y en Manual del desierto. Es coautor del
poemario Luna de hiel para tres, y
autor de Puros de amor. Ha
participado en la coordinación de espacios culturales y actualmente coordina el
taller literario Escritura al día.
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