Cine
Lasc. Intolerancia
Por
Esteban Lascano
Intolerancia. Película dirigida por D.W.
Griffith, de 1916, americana. Trata de cuatro historias en las que se muestra
cómo el odio ha rivalizado con el amor y la caridad, a lo largo de la historia
Es un panorama dinámico donde se retrata la cuna de las pasiones humanas, que,
a lo largo de la historia, va trayendo las mismas penas y alegrías, las mismas
esperanzas y perplejidades. Entres sus temas anda la intolerancia política,
religiosa, y económica.
Historia
uno. La caída de Babilonia, 532 a.c.
La
gran ciudad de Babilonia con sus murallas de 15 metros de alto y su
impresionante palacio; las grandes puertas de entrada, llamadas de Ingmur Bel
que ningún enemigo había podido tumbar; esculturas a dioses. Muestran al
príncipe Belshazar, que era el gobernante de Babilonia. En la ciudad había
mercaderes, granjeros, hindúes con elefantes, numidios, egipcios, y ambiciosos
persas, que eran enemigos de Babilonia. Babilonia era famosa porque su rey era
bastante tolerante con la libertad religiosa y esa ciudad fue la primera
civilización que usó la escritura cuneiforme. La traición por la que cayó, es
una de las mayores de la historia.
Muestran
la entrada a la ciudad de la procesión que acompañaba a la figura de la diosa
del amor, Ishtar, a la ciudad, en un arca sagrada, con el rey Belshazar detrás.
El sacerdote de Bel Marduk mira receloso la entrada de la diosa, pues él era
intolerante a otras religiones. Él tenía contacto secreto con el gran
conquistador persa Cyrus. Tras la entrada de la estatua, predicó que habría pérdida
de almas y la caída de Babilonia.
La
película cuenta la historia de la chica
de la montaña, una muchacha que era muy rebelde y que había sido traída por
el rapsoda, un cantante guerrero, agente del sacerdote de Bel. Este la lleva
ante la corte de justicia, el primer tribunal en la historia de la humanidad,
donde la sentencian a que vaya al mercado de esposas; allí los hombres podían
escoger a una mujer con problemas, o no tan agraciada, para ayudarla; las
mujeres ricas les dejaban algo de dinero para que fuera la dote. Estas mujeres
son el equivalente a las sostenidas por el gobierno hoy. En ese lugar, numerosos
hombres la ven, uno se le acerca, le toca la falda y ella dice:
―Tócame
la falda y te arranco los ojos.
Ella,
como lo afirmaría más adelante, solo quería amar a un soldado.
En
ese momento pasa por el mercado el rey Belshazar, ante quien se hinca la
muchacha de la montaña y le dice que nadie la quiere aceptar como esposa. Él le
da un sello con el que le dice que podía ser libre de escoger marido o no, y ella
estaba encantada. Ella le jura lealtad eterna a Belshazar, mientras su hermano,
el rapsoda, sigue intentando convertir a la gente al culto de Bel.
Muestran
al rey Belshazar con su princesa, la amada, a la que le dice:
―El
flagrante misterio de tu cuerpo es más grande que el misterio de la vida.
Aparece
el templo de las vírgenes, donde había mujeres solteras que se consagraban a
los dioses.
Desde
el campamento, ven que se acercaba Cyrus a la ciudad, con un enorme ejército.
En el estaban haciendo ejercicios los persas y los medos con las lanzas y los
arcos. También había etíopes y barbaros. Estaban entre el río Éufrates y la
carretera de correo a Egipto. El sacerdote de Bel, en secreta alianza con
Cyrus, recibe noticias por medio del rapsoda.
Belshazar
recibe noticias de sus mensajeros de que se acercaba Cyrus; prepara a todo su
ejército. Se cierran las puertas de la ciudad. Llega el ataque. Eran muchísimos
hombres, atacan en torres móviles, cubiertas con pellejo de buey, que ayudaban
a los hombres a trepar la muralla, pero estos eran recibidos por el ejército de
Belshazar. Usaron toda clase de armas: hondas, catapultas, arietes, arcos,
aceite hirviendo.
Los
hombres llegaban por montones en las torres móviles, pero eran detenidos por el
ejército de Belshazar. También había hombres de Cyrus que tiraban desde fuera
con catapultas y arcos. La princesa miraba horrorizada, y dentro, todos rezaban
y quemaban incienso a Ishtar. También la muchacha de la montaña peleó con su
arco por Belshazar. La batalla duró todo el día y toda la noche, terminó
cuando, de las puertas de la ciudad, salió un carro gigante que lanzaba fuego y
con eso repelieron el ataque a Babilonia.
Belshazar,
lleno de alegría, organiza un gran banquete con los nobles de Babilonia; se
hacen toda clase de bailes.
Sin
embargo, el sacerdote de Bel sigue con intenciones de traicionar a Babilonia
para Cyrus, y manda al rapsoda que ponga carros para salir, ignorando este el
verdadero propósito.
Mientras
tando, Belshazar invita al noble más grande de Babilonia a tomar vino con
especias. Las celebraciones duraban varios días.
En
el otro bando preparaban carros con soldados, bárbaros y seguidores del
campamento. El rapsoda, que organizaba la salida, vuelve a sus pensamientos
amorosos y va con la chica de la montaña, le platica todo lo que sabía de la
salida. Le dice que puede ir a visitarlo con la contraseña, ella inmediatamente
sospecha. En la pantalla aparecen los sacerdotes conspiradores al salir del
banquete.
En
el templo del amor se mira la danza sacra en memoria de la resurrección de
Tammuz; hay numerosas danzas tanto dentro como fuera del templo.
En
otra secuencia, van saliendo carros de hombres al campamento de Cyrus, guiados
por el rapsoda. La chica de la montaña, sospechándolo todo, usa la contraseña y
roba un carro para seguirles.
Cyrus
esperaba a los sacerdotes en su campamento, estos eran seguidos por la chica de
la montaña; la chica los espiaba a distancia. Ella regresa a avisar del avance
del ejército hacia Babilonia, ya que este era enorme, con soldados en carro y a
pie.
Belshazar
estaba planeando su boda con la princesa amada y el ejército de Cyrus, más
numeroso que la primera vez, va hacia la destrucción de Babilonia.
En
la ciudad se sucede la última bacanal, Belchazar desconoce el acercamiento del
ejército de Cyrus, que une fuerzas con su lugarteniente Gobryas. El aviso de la
chica de la montaña es retrasado por los juerguistas.
La
chica llega con Belchazar, pero mientras este duda, el ejército de Cyrus entra
al asalto por las puertas que los sacerdotes dejaron abiertas. Al final el rey es
convencido por sus sirvientes, ya muy tarde, de prepararse para luchar. Solo
encuentra doce hombres fuertes para proteger las puertas de su palacio contra
las hordas de Cyrus. La princesa, vanamente, reza a Ishtar. La chica de la
montaña con su arco y flechas defiende a Belshazar.
El
rey vuelve a su trono con su princesa, y cuando ve a su último guardia morir,
se suicida con ella. La chica de la montaña es alcanzada por una flecha y
muere. Cyrus había conquistado Babilonia.
Historia
dos. La masacre de San Bartolomé.
Se
desarrolla en 1572, en tiempos de Catalina de Medici y su hijo Carlos IX, rey
de Francia. Este recibe en la corte a su hermano, el afeminado Monsieur Lafrance,
que tenía por pasatiempo las mascotas y los juguetes. Su madre Catalina
justificaba su intolerancia política hacia los hugonotes, el partido
protestante de ese tiempo, con el catolicismo. En el recibimiento estaba el
almirante Coligny, cabeza del partido protestante.
Catalina,
la madre, comentaba con su hijo:
―Qué
gran hombre sería el almirante Coligny, si pensara como nosotros.
El
almirante comentaba:
―Qué
admirable hombre sería el rey, si pensara como nosotros.
El
rey le concedía favores al almirante y le tenía respeto, y esto aumentaba el
desprecio de la madre.
Se
celebraba la boda de Margarita de Valois, hermana del rey, con Henrique de
Navarra, hugonote real, para asegurar la paz.
Se
cuenta también la historia de una mujer joven, llamada ojos castaños, que estaba prometida con Próspero Latour, un
hugonote, soldado mercenario. Él pretende a ojos
castaños, atraído, pero ella lo rechaza.
Catalina
es informada de una actitud amenazante por parte de los hugonotes en toda
Francia, y uso esto como pretexto para inflamar el odio a los hugonotes. Los soldados
reales matan a muchos.
―Nuestras
propias vidas dependen de su exterminio ―decía Catalina.
Se
acercaba la boda de ojos castaños,
que estaba muy enamorada, pero no se daba cuenta de la red de intolerancia que
se estaba tejiendo a su alrededor. Catalina y Monsieur Lafrance intentaron
convencer al rey para que firmara la orden de masacrar a los hugonotes, que
vivían en su propio castillo. Al principio se niega a matar a hombres que
apreciaba, pero le convencen diciendo que debían morir ellos o los católicos.
Entonces
el rey firma. Comienza la masacre de San Bartolomé. Los soldados matan a
hombres, mujeres y niños. Ojos castaños
estaba escondida en su casa, pero los soldados tiran las puertas y el
mercenario intenta besarla; al resistirse, la mata con su lanza. Próspero estaba
al otro lado de la ciudad y le informan de lo que estaba ocurriendo. Le dicen
la contraseña y va para salvar a alguno de los suyos, pero los soldados no le
aceptan, y le disparan.
Historia
tres. La pasión de Cristo.
El
tema es la hipocresía de los fariseos de aquel tiempo, que cuando pasaban por
las calles y oraban demandaban que cesara toda acción. Uno de ellos dice:
―Te
doy gracias, Señor, por ser mejor que otros hombres. Amén.
Se
relata la boda en Cana de Galilea, a la que Cristo y su madre María fueron
invitados: le dan las dádivas a la novia y se hace una gran fiesta en la que
bebían vino, y el vino para los judíos es sagrado. Pero entonces los novios sufren
una gran humillación: se les va acabando el vino.
Entonces
Jesús, por petición de su madre, transforma las vasijas de agua en vino,
devolviendo alegría a la fiesta.
En
otro pasaje, Él dice:
―Sed
inofensivos como palomas.
Los
fariseos murmuraban envidiosos.
Persiguen
a una mujer pillada en adulterio. Los fariseos pontifican:
―Moisés
nos ha mandado en la ley que la lapidemos, ¿qué dicen ustedes?
Jesús
contesta:
―El
que esté libre de pecado que tire la primera piedra.
Todos
se quedan estáticos, se les caen las piedras de las manos. Poco a poco se van
yendo.
En
una de las secuencias finales aparece Jesús en su viacrucis, tras el veredicto
de Poncio Pilato: que sea crucificado. Avanza penosamente cargando la cruz, se
le cae. Obligan a otro hombre que la lleve. Jesús llevaba una corona de
espinas.
Al
final aparece crucificado, con el letrero de su condena arriba, junto con dos
ladrones.
Y
el epílogo: el orden celestial tras su resurrección y ascensión al cielo.
Historia
cuatro. Las huelgas de 1912.
Esto
comienza con unas mujeres que decían apoyar “la moral”, buscan que las financie
Miss Jenkins, una política, para cambiar unas leyes en favor de los
trabajadores. En una fiesta con danzas en un edificio del gobierno, Miss
Jenkins ve a la juventud, y se da cuenta de que ya no pertenece a ese mundo. El
hermano de Miss Jenkins dirigía una empresa y era dueño de un molino en el que
trabajaba el padre de una muchacha a quien llamaban la preciosidad y un muchacho, también con su padre.
Las
mujeres hipócritas, según la película, se basaban en la intolerancia para
“ayudar” a los trabajadores, pero lo que hacían era buscar sus propios intereses.
Logran que las financie Miss Jenkins, que comenzaba a tener problemas
económicos a causa del apoyo que les daba a las mujeres, y le pide ayuda a su
hermano. Este disminuye en un diez por ciento los sueldos de sus trabajadores
de molinos.
Esto
ocasiona una gran huelga entre los trabajadores, que se manifiestan en las afueras
del edificio de gobierno y son respondidos con disparos de hombres armados, que
matan a algunos, entre ellos al padre del muchacho. “Ellos nos exprimieron el
dinero y lo usaron para hacerse propaganda”, decían.
Esto
ocasiona que la mayoría de los trabajadores de molinos se mudaran e intentaran
buscar trabajo en una ciudad cercana, entre ellos el muchacho, la preciosidad, y su padre.
En
la ciudad vecina, el chico se une a una banda de criminales que se llamaban Los
Mosqueteros, y usa un negocio en la plaza para encubrir su actividad. El padre
de la preciosidad no podía encontrar
trabajo.
Un
día, la preciosidad sale a caminar
imitando a una “mujer de ciudad” y en su caminata pasa por la plaza donde
trabajaba el chico, que se enamora de ella. La acompaña hasta su casa, que era
un apartamento, pero cuando le ve su padre, se intenta pelear con él. El chico huye.
Poco
después muere el padre de la preciosidad,
y entonces se intenta acercar más a ella el chico, saliendo a pasear con ella,
y un día, la acompaña hasta la puerta de su apartamento; ella no le permite
entrar, pese a que él insiste. Ella dice:
―Le
prometí a mi padre y a Dios que nunca entraría un hombre en este cuarto.
Él
le responde:
―No
volveré a verte.
Y
entonces ella, un poco arrepentida, le abre la puerta. Él le ofrece matrimonio
y ella acepta.
Tras
casarse con la preciosidad, ella le inspira a dejar su vida de malhechor y le
da su pistola a su jefe, diciendo que había dejado esa vida. Entonces el jefe
de Los Mosqueteros, que era una persona influyente pese a su actividad, lo
acusa de robar unas cosas, y meten a la cárcel al chico.
Mientras
está en la cárcel, la preciosidad
tiene a su primer hijo y lo cuida muy bien, con un gran amor maternal. Para la
fiebre le da unos remedios que ciertas personas consideraban malos, pero que los
usaban muchos médicos y hospitales. Las mujeres que habían reformado las leyes
iban en busca de madres negligentes y entran a inspeccionar al bebe de la preciosidad. Ven que le da whisky
para su fiebre e indignadas la acusan ante otros miembros del partido. Entonces
consiguen una orden para llevarse al bebe.
Cuando
van a llevárselo, ven que un vecino había visitado a la preciosidad para darle
comida y un vaso de cerveza, cosa de la que se dan cuenta las mujeres. Se
llevan al niño por la fuerza.
Tras
unas semanas de estar sin su bebe, la
preciosidad empieza a pensar que tal vez tenían razón y el bebé estaría
mejor en otras manos, entonces adquiere un nuevo entretenimiento: ver a otras
familias con sus bebes. Luego regresa el chico de la cárcel.
Durante
toda esta historia había una mujer solitaria que no conseguía marido por mala
suerte, pero se une al jefe de la banda de Los Mosqueteros, a pesar de que en
el fondo lo odiaba, por su maldad, pues tenía influencia política que taponaba
su actividad criminal. Era bastante hipócrita.
El
jefe de la banda de Los Mosqueteros, un día que ve al chico fuera de casa,
aprovecha para ir con la preciosidad.
Le ofrece recuperar a su bebe, pero entonces cierra la puerta y la intenta
besar. Ella grita, un vecino le dice al chico que oyó a su mujer gritar, y el
chico corre por ella.
La
mujer solitaria, se va al cuarto de enseguida; saltándose las ventanas vé a
través de la ventana como su pareja violentaba a la preciosidad. Entonces entra
el chico tirando la puerta y se pone a pelear con el jefe. En eso, la mujer
solitaria le dispara al jefe y tira la pistola.
La
policía acude; al ver la pistola, al jefe muerto, y al chico solo, lo acusan de
asesinato. En el juicio, el abogado intenta defenderlo diciendo que las pruebas
solo eran circunstanciales, pero lo condenan a muerte. La preciosidad estaba espantada. El chico decía que él no lo había
hecho, pero no le creían.
Entonces
la preciosidad acude al guardia de su
edificio de apartamentos, le pide que le ayude a defender a su marido. Él ve
que alguien lo pudo haber matado al jefe desde la ventana. Entonces va con el
gobernador, que estaba de visita, para que le ayudara, pero él le dice que no
podía hacer nada.
Acude
la preciosidad misma, y la mujer
solitaria la sigue en un coche. Interpela la
preciosidad ante el alcalde, sin resultados. Se acerca al guardia que había
arrestado a la preciosidad y le
confiesa que ella fue quien verdaderamente mató al jefe. Para entonces el
gobernador se estaba yendo en un tren a otra ciudad, pero el guardia lleva a la
mujer solitaria con la preciosidad. Se
van en un coche muy rápido a perseguir al tren.
Alcanzan
al tren y le piden que pare. Se presentan con el alcalde y le muestran a la
confesora del crimen. Entonces el alcalde se regresa con ellos en el carro, van
hacia el edificio de gobierno, donde iban a ahorcar al chico.
El
chico estaba recibiendo el último sacramento, la confesión, probablemente, y
estaba a punto de ser ahorcado, cuando reciben la llamada del gobernador. Le
piden al que dirigía la ejecución que se detenga, por la llamada del
gobernador, pero él no le hace caso. Justo en eso llega el gobernador, con la
preciosidad y la mujer solitaria.
El
comandante por fin detiene la ejecución. El chico besa a la preciosidad, ella muy feliz de que su marido se salvara.
Muestran
más batallas entre huelguistas y policías, pero se detienen al ver el orden
sagrado de la imagen de Cristo resucitado en el cielo, parte de otra de las
historias de la película.
Esteban Lascano estudia preparatoria en el Centro Educativo
Patria; desde 2015 es un gran aficionado al cine y en Estilo Mápula es autor de la columna Cine Lasc.