utrora
Memorias de un andante en la frontera
Por Sigfrido Viguería Espinoza
Mi primer viaje. Verano 1987
Viaje con mi
padre a la ciudad de Agua Prieta en autobús. Al entrar al Puerto de San Luis me
zumbaban los oídos y escuchaba el eco de la máquina entre las colosales
montañas, el murmullo del freno con motor, avisándome en cada curva; al pasar La
Herradura no quise voltear al vacío pero la curiosidad mató al gato. Al ver el
desfiladero creía que el autobús en cualquier momento iba a derrumbarse, de los
nervios las manos sudadas pero siempre mirando el abismo.
Más adelante en
un letrero decía “Termina Chihuahua principia Sonora” más curvas y entonces,
abajo se miraba un valle que me cautiva hasta la fecha, aunque en aquel viaje y
otros posteriores me tocaba en el asiento que daba a la ventana para seguir el
nerviosismo y la sudadera. Después venía una recta que dejaba atrás aquel grupo
de Titanes, mi respiración empezaba a tranquilizarse sintiendo seguridad en la
llanura; lo plano terminó al cabo de cerca de cuarenta minutos de recorrido;
otra vez mas curvas, ahora una sierrita, como le dicen, más rala y pedregosa. El
autobús iba más fuerte y yo más nervioso; lo suficiente para un niño de nueve
años que abrazaba a su padre temeroso pero no dejaba de ver por la ventana.
Al pasar la sierrita
volvió la llanura y de cuando en cuando algunas curvas; después de otros
cuarenta y pico de minutos divisé una montaña que se imponía a un grupo menor
entre lomas y una serie de curvas hasta pasar cerca de lo que supe después que
se llama Cerro Gallardo. Mi tía Celina me contó una y otra vez que dicen que
antes era un volcán pero se había apagado y estaba inactivo. Comprendí que
pasando el Cerro Gallardo ya estaba cerca de mi Agua Prieta querida.
Antes de llegar
vi una hilera, un cerco que recorría lomeríos. Mi padre me dijo:
―Eso que ves allá es la frontera
Vi unas cuantas
casas y de este lado se perfilaba en aquel entonces la pequeña ciudad de Agua
Prieta. Al llegar miré el suelo muy blanco, mucho mezquite y Guamis, o sea Gobernadora
en lengua mestiza, de la cual escribiré en otra ocasión. Como llegamos temprano
y hacia aire y frescura, me atrapo un aroma penetrante que no me desagradó,
hasta la fecha.
Entramos a la
ciudad y dimos vuelta a mano derecha por la Avenida 20, luego cortamos a la
izquierda por la Calle 16, y listo. Después de cerca de ocho cuadras llegamos a
la central de autobuses, que estaba pegada a la desaparecida tienda del ISSSTE.
Tomamos un taxi para ir a casa de mi tía Celina, quien rentaba en los Departamentos
Arvayo, a una cuadra del también desaparecido Cine Ariel. Me refiero a la Calle
9, avenidas 17 y 18. Un grupo de departamentos de color blanco con puertas del
mismo color que tenían olor a comunidad; ahí vivieron mis tíos Celina y
Gilberto con su familia, primos y primas, como era costumbre hasta hoy. Había
mucha plática y convivencia. En estos tiempos la cercanía familiar parecía de
leyenda.
En ese viaje
recuerdo entre otras cosas mis caminatas con mi padre y mi primo Lalo en la Presidencia
Municipal, un edificio en aquel entonces de color rojo y blanco con adornos en
ladrillo rojo y jardines; me gustó porque me sentía como en una casa grande;
también las explanadas alrededor con algunas rosas, geranios y césped. Un día
de esos nos llevó al cine mi primo Prieto, quien es blanco o apiñonado para ser
más exacto. Le gustaba la música de Cyndi Lauper y las películas protagonizadas
por el fallecido Bruce Lee. Antes de llegar al Cine Ariel llegamos a la
farmacia por unas golosinas y las metimos de contrabando para ver la película.
Me gustó el cine porque tenía buen sonido y amplitud. Al salir y regresar a
casa escuche música en la plaza que está enfrente del cine. Hasta la fecha
disfruto de la música en las plazas en Agua Prieta.
He aquí mi primer
acercamiento con la frontera. Sabía de esta ciudad por el corrido El Moro de
Cumpas, pero me faltaba conocer El Zaino de Agua Prieta.
17 de febrero de
2021
Nuevo Casas
Grandes, Chihuahua.
Sigfrido Viguería Espinoza es licenciado en letras españolas por la UACH, profesor de Literatura I y II en la Preparatoria Francisco Villa y asesor del Taller de Periodismo y Ecología, instructor de secundaria, modalidad abierta con el programa nacional SEDENA-SEP-INEA, profesor del Colegio Las Américas, a cargo de las materias Español y Ciencias Sociales, profesor de Literatura, Comunicación, Etimologías, Taller de Lectura y Redacción, Filosofía, Geografía, Individuo y Sociedad, reportero en la revista Nosotros, profesor de tiempo completo y coordinador de la Licenciatura en Intervención Educativa, en la Universidad Pedagógica Nacional 08B, Subsede Nuevo Casas Grandes. Publica constantemente ensayos y poemas en medios impresos y electrónicos.
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