sábado, 19 de febrero de 2022

Aquel suceso, un maestro que no podré olvidar. Viviana Mendoza Hernández

 

Aquel suceso, un maestro que no podré olvidar

 

 

Por Viviana Mendoza Hernández

 

 

Estamos a mediados de febrero y me preguntas si lo recuerdo. 

¡Por supuesto! 

Deja que aproveche tu pregunta y nuestro encuentro en esta fila de personas enmascaradas, con las manos llenas de presentes, para platicar lo que un simple encuentro puede significar. 

La tarde que lo conocí no imaginaba lo que llegaría a ser para mí ese tipo alto, llamativo y brillante como una vara de luces de bengala, alguien que se mostraba tan extrovertido que me intimidaba y servía de reto para llevarle el paso. 

¿Te comenté alguna vez que logró hacerme reír con toda esa energía? 

Basta que leas una sola de sus publicaciones para que te des cuenta de por qué me deslumbró.

Lo seguí como una polilla a una lámpara en aquellas clases, y también cuando salimos a conocer nuevos espacios. Tenemos amigos en común y me presentó a otros que ampliaron mi horizonte, como nunca me imaginé la tarde que me acerqué con un café recalentado y lleno de azúcar a preguntarle si podía entrar a su mundo. 

Volví al cine, al teatro, a las calles a compartir el mundo desde otra perspectiva gracias a esa conversación al final de clase en un taller que al que me colé gracias a una amiga de la facultad. Las noches se llenaron de anécdotas y búsquedas de historias que valieran la pena para compartir. Verlo ser llenaba la habitación en cuanto llegaba, como las jacarandas tiñen los espacios de la ciudad donde fui niña. 

¿Por qué me fui? 

Eso es difícil de explicar. 

Una tarde hablé con un antiguo amor platónico (de los que marcan las expectativas que tendrás) y me hizo la pregunta más directa e inesperada de todas las que anticipé con su llegada, hablando de lo mucho que aprendía junto a él, de su deseo de ayudar a otros, su experiencia y don de gentes y miles de detalles más que lo hacen tan especial. Una pregunta que se sumó a otras más como la luz que causa un alud que transforma todo el paisaje y lo obliga a reiniciar. 

—¿Eres feliz?

Para mentirle a alguien que conoce lo peor de tu vida, hay que mentirte bien. 

Algo falta respondí sin pensar.

 

— Entonces, no dijo él, y ladeó la cabeza con una mueca que anticipaba tormenta.  

Le pedí que cambiáramos de tema, no quería desperdiciar el tiempo en lo que podría terminar en pelea con alguien que no tenía que ver con esa situación. 

La duda comenzó a generar grietas, a extenderse en los momentos de soledad. Me obligó a verme y a pensar en lo que necesitaba y él no me podía dar. 

Ya no recuerdo cómo terminé de alejarme. 

Fue en Paquimé, yo sola y llena de dudas frente a unas ruinas hechas de tierra que alguna vez fueron una opulenta ciudad. Al frente, un horizonte extenso y el viento fresco en mi rostro mientras caminaba entre los poblados que forman una entidad conocida como Pueblo Mágico. 

Miré el campo junto a las vías y encontré el blanco del algodón entre el café y verde de la tierra, con el blanco de las nubes en el cielo tan azul como dicen que solo se ve en Chihuahua. 

Entendí que la soledad que sentía con él era la de mis expectativas de que me guiara por un camino que ya era mío. 

Hace años de ese momento. 

Hay algo de lo que me arrepiento. 

Una sola cosa que necesito que me ayudes a solucionar. 

Por favor comparte con él un buen café, galletas, pastel, lo que sea. A ti no te lo negará. Dile que no olvido lo bueno que fue conmigo, lo bueno que es con todos. 

¡Ya es tu turno! 

Sí. También me alegra verte. Ya tengo tu número de teléfono, a ver cuándo nos mandamos un Whatsap y nos ponemos de acuerdo para volver a platicar.

 

 





Viviana Y. Mendoza Hernández es egresada de la Facultad de Letras de la UACH, es autora de la novela Buscando una vida normal publicada en 2007 por la editorial de la misma universidad, así como algunos textos de sus tiempos como estudiante. Ha participado en diversas actividades de promoción y difusión cultural, así como de lecto-escritura para educación básica. Actualmente colabora (entre otros espacios digitales) en el periódico digital El Devenir de Chihuahua en la sección de cultura.

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