los martes
La justa dimensión
Por Raúl Manríquez
Apenas si es necesario decir que Daniel Sada es
considerado por algunos críticos como uno de los autores más importantes en
lengua española. Tuve la fortuna de ser su alumno en el Taller Literario. Y más
aún, tuve el privilegio de su amistad hasta el fin de sus días.
Entre 2003 y 2013, por razones de trabajo viajaba yo
con frecuencia a la Ciudad de México. Casi siempre que estaba por allá me
reunía con Daniel; íbamos a la comida china del Luau, a explorar librerías, a
la presentación de algún libro o, simplemente, a tomar un café en Sanborns.
En agosto de 2009, el maestro, ya enfermo y cansado
por una serie de viajes al extranjero, no estaba en condiciones de salir, así
que lo visité en su casa de la colonia Hipódromo Condesa. Recién había
aparecido mi novela Días de septiembre y le llevé como obsequio un
ejemplar. Lo recibió con entusiasmo y lo abrió para echarle un vistazo; me
pidió que se lo dedicara y luego lo puso sobre la mesa de centro.
Esa tarde conversamos varias horas en la amplitud
de su sala biblioteca iluminada por el ventanal que daba a la calle Amsterdam,
tan arbolada. Mientras la luz iba menguando, hablamos de Tabucchi, de Moravia,
de Magris, de Pitol, de Auster, de Bolaño… De cuando en cuando Daniel se
levantaba, tomaba un libro de los anaqueles y leía en voz alta párrafos que
consideraba magistrales.
En algún momento vi mi libro al lado de los que él
iba poniendo sobre la mesa para reforzar su deslumbrante alocución. Me sentí apabullado:
¿qué era mi novelita junto a aquellas obras maestras y las del propio Daniel? Más
que nunca cobré conciencia del modesto alcance de mi obra, de mis limitaciones
como autor, de lo mucho que siempre le falta a uno por aprender.
Pero algo más se movió en mi interior: el antiguo
deseo de escribir más y mejor; la expectativa, ¿por qué no?, de alguna vez
escribir una gran obra. Nada concreto me propuse en ese instante, fue solo eso:
una esperanza recobrada, un voto que se renueva.
Ya era de noche cuando Daniel pidió por teléfono un
auto que me llevara a mi hotel. El chofer que acudió me dijo con orgullo que
conocía al maestro Sada.
–¿Usted también es escritor? –me preguntó.
Dudé unos instantes.
–Sí –contesté sin aplomo, mientras el auto se abría
paso entre el tráfico y la lluvia.
Raúl Manríquez ha sido profesor, escritor y promotor cultural. Entre otros, es autor de los libros de cuentos Romance de otoño y Cuentos para una tarde de ocio, y de las novelas La vida a tientas y Días de septiembre. En el año 2000 obtuvo el Premio Chihuahua en el área de Literatura, y en 2007 ganó el Premio Nacional de Novela Justo Sierra O’Reilly.
La obra literaria de Manriquez, debe ser considerda "de caón " para los Chihuahuenses.
ResponderEliminar