Urbano
Por Guadalupe Guerrero
La ciudad sostiene el mismo
índice de mortandad
personas infelices abundan.
Nada
llena su vacío,
hablan de cosas igual que empresarios
de cómo incrementar ganancias
cien por ciento
excepto salarios.
Los hombres se creen mucho,
pisan la cima de su sombra,
las mujeres han perdido su
“naturaleza femenina”
¿qué les hará ser ellas?
cada vez más
ensimismadas son un maniquí
preocupadas por ser poseídas
olvidan:
Que a sus vestidos de faldas que vuelan
les consume el delirio del diario
y que se necesita leer para saberlo.
El cielo brilla
azul marino inalcanzable
fondo acabado de una gran pecera
cúpula la eternidad
abre sus puertas bóveda catedralicia.
Las manos tiemblan ante el desempleo.
El patrón es un radical,
lo dice con sus gestos
cuando toma el periódico,
en su interior opera una guerrilla,
la democracia no ha muerto.
Una, dos veces
se han lanzado
sobre las urnas los gorilas,
represión tras el cristal del Grullo
los policías murmuran
lo mal que se ponen las mujeres,
un anciano delinque con su conciencia,
una joven mujer asoma su piel de ébano,
cualidades infinitas,
usa lo que no oculta casualmente,
su pantalón mezclilla desgastado por
la mano del tiempo.
Ruido de carros
consuetudinaria
mente
arrojan la utopía,
acabar el monóxido de carbono
camiones urbanos que alguna vez
fueron municipalizados
rugen
el tótem del jaguar
la sordera de la ciudad
termina
la oficina meteorológica anuncia
aumento en la temperatura.
7 febrero 1990
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