la columna de Bety
Otra parroquia, otra comunidad
Por Beatriz Aldana
Bueno… aquí voy… hablaré de mi sentir cuando a un sacerdote se le asigna otro Templo, y por ende otra Comunidad. Recuerdo con claridad cuando me dieron la noticia de que el sacerdote licenciado Roberto Lujan Uranga, de gratísima memoria (quién se encuentra ya seguramente entre los favoritos de Dios nuestro Señor) sería trasladado al Templo del Santo Niño de Atocha. Inmediatamente sentí una punzada en mi corazón, porque desde que tuve la bendición de conocerle fue en el Templo de Santa Teresita del Niño Jesús, de la populosa y muy alegre Colonia Dale, y añado, hicimos una muy hermosa amistad, y esto me motivó a seguirle a su Templo asignado.
Pero algo extraño me ocurría y se lo comenté directamente al Padre Beto, explicándome él que así era, que ellos permanecían en una Comunidad alrededor de seis años, y estaban preparados para estos cambios; que si bien algunas de las veces eran drásticos, y en mi sentir yo percibía algo indefinible, pero que no me hacía feliz, y me preocupaba en extremo, y yo, para estar lo más cercana posible (esto me lo agradeció mucho siempre) opté por unirme al grupo de damas del rosario a la Virgen de Shoensttat, ya que solo allí se encuentra esta imagen peregrina, y ciertamente, tal y como recibí la punzada, mi Padre Roberto no permaneció mucho tiempo ahí, ya que tristemente falleció aún y cuando era relativamente joven.
Aunque sé perfectamente que el padecía de su corazón, no se me quitaba la idea de que había sido un cambio muy drástico.
Y sí, esto lo comento porque ayer acudí también a la toma de posesión del Padre Óscar Gaytán, párroco del Templo de San Juan Bautista hasta antes de ayer, y otra vez sentí esa punzada, ya que me encontré con una Comunidad absolutamente cerrada y no dispuesta a ser empática con quienes no pertenecemos al Templo de la Divina Providencia.
Y no entraré en detalles respecto a lo que con gran tristeza percibí y contemple, así que no me queda más que orar y mandar toda la buena vibra para que el Padre Óscar Gaytan y su Vicario sean bienvenidos y apoyados como corresponde, con todo mi corazón mandaré espiritualmente esa buena vibra para poner mi granito de arena y hasta cierto punto que le sea llevadero ese cambio tan drástico entre la Comunidad atenta, alegre, empática, amable, generosa de San Juan Bautista a la de la Divina Providencia.
Que Dios le proteja y le bendiga, Padre Óscar Gaytan.
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