Lluvia de nosotros
Por Dolores Gómez Antillón
La atracción entre nosotros siempre fue muy fuerte, sin
embargo habíamos decidido no vernos. Tal vez para no crear un compromiso, o para
darnos un descanso.
Un día fui al hotel al que solíamos ir. La habitación de siempre,
la 44. Milagro o coincidencia, llegaste como si nunca te hubieras ido.
Sorprendida, respondí con alegría inusitada.
Me enredé en tus brazos que tiernos me invitaron. Ambos rendidos de pasión. Nos
besamos por largo rato.
Desvestidos, nos metimos bajo la lluvia fría de la regadera, que
nuestros cuerpos sintieron como alivio, de tan calientes.
Besaste mi espalda. Arrodillada, acaricié con mi lengua el
rayo de tu cuerpo.
En el piso, los dos de frente, entrelazando nuestros muslos, fundidos
en uno, “brotó una cascada diamantina
que mojó tibiamente nuestras ansias”.
Después cabalgamos extasiados “hasta el cuenco de la luna”.
Dormimos la siesta del amor, las estrellas sonreían. Sentimos
la presencia de Dios.
Dolores Gómez Antillón es licenciada en letras españolas con
maestría en educación por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad
Autónoma de Chihuahua, de la que después llegó a ser directora. Ha publicado
los libros Rocío de historias cuentistas
de Filosofía y Letras, Apuntes para
la Historia del Hospital Central Universitario y Voces de viajeros.
En la mitología cotidiana que nos ayuda a vivir y a construir nuestra alma, el encuentro amoroso es uno de los más añorados.
ResponderEliminar