P a t r i a
Por Alejandro Caro Rascón
En alegoría,
éxtasis del alma,
por encima
de villanía del profano,
como todo
mexicano que te ama,
este
chihuahuense expresa emocionado:
No tengo
problema de identidad,
sin duda ni
reserva lo confirmo.
No navego
entre banderas de orfandad
pues, por la
gracia de Dios ¡soy mexicano!
Soy
inmerecido súbdito y leal,
ante la
Virgen morena lo confirmo.
Amo nuestra
gran historia, su verdad,
nuestra
enseña tricolor, lábaro patrio,
cuando
hermosa ante vientos libertarios
le acaricia
incólume hálito del cielo,
que esparcen
los labios de ángel celestial
recordándonos
su destino supremo.
Yo me
inclino ante su águila real.
El verde
nopal. La serpiente en el lago.
Símbolos de aquella
gran Tenochtitlán,
hoy, heredad
en nuestro lábaro patrio.
Y suelo con
mucha emoción admirar
al sabio rey
y poeta Nezahualcóyotl:
ínclito sol
de la época prehispánica,
sin opacidad
ni límite. ¡Es perpetuo!
Amo a
nuestros indígenas,
que habitan nuestro
territorio.
Son la
simiente integral
de la
vigorosa raza mexicana.
Las bellas mujeres
de encanto y suspiro,
regiones de
canto y poesía musical,
y las ferias
de colorido vestuario
que exaltan
al territorio nacional.
Y al
festival cervantino en Guanajuato,
ofrenda de
México en el arte al mundo,
de plácidos
callejones coloniales,
con sus
balcones del ensueño, enamorados.
¡Oh Patria!:
de pinceladas desde lo alto,
en variedad
de colores ¡proverbial!,
y hermosos
dialectos de tu territorio,
siendo el
castellano tu identidad.
Los mares
acarician tus costados
del oriente
y occidente, esplendorosos,
embelleciendo
tus playas, que del mundo
los
enamorados suelen visitar.
Cada año,
con gracia revisten el cielo:
garzas, aves
y mariposas monarca,
y el bello
mar del golfo de California
recibe
grandes cetáceos en cortejo.
¡Patria! Tu
soberanía es un principio
que los
mexicanos debemos guardar.
De todos
nuestros héroes es el reclamo
que jamás,
jamás, debemos de extraviar.
No tengo
problema de identidad,
sin duda ni
reserva lo confirmo.
No navego
entre banderas de orfandad
pues, por la
gracia de Dios, ¡Soy mexicano!
La patria es una dama que siempre tendrá quién le cante y celebre sus diamantinas virtudes. Aquí en Chihuahua tiene a su poeta: Alejandro Caro.
ResponderEliminar