Foto Dolores Gómez Antillón
Lluvia de estrellas
Por
Dolores Gómez Antillón
La
puesta del sol, aquella tarde de junio,
se dibujó en mi cuerpo. Ambos nos sentíamos deseosos, el imán de nuestros polos
cobraba temperatura con inmensa energía. Nos besamos las manos, nos besamos el
alma.
Habíamos
acordado irnos lejos, evitar el contacto con la gente, romper la monotonía. Sentirnos
libres. Reinventarnos.
Rentamos
una cabaña en medio de la nada, en un lugar perdido en la sierra. En el confín del mundo. A la
orilla del río, cobijados por la sombra de un moro centenario, de follaje intenso.
Acomodamos las cosas dentro de la casa, dos cobertores blancos donde nos
acostamos a disfrutar del ambiente natural.
Nuestros
cuerpos abrazados. Contemplábamos la despedida del sol con devoción. Luego la
platina salida aparición de la luna, dibujada en la bóveda oscura. Una cascada
de florecitas blancas, titilantes, nos bendecían.
Una
estrella fugaz prendió la pasión, acelerando el ritmo de nuestros corazones
juntos. Acaricié tu cara. Besé tus ojos claros. Me respondiste con un beso
delirante: iniciamos nuestro ritual de amor.
Te
abracé con el alma. Llenaste mi cuerpo de caricias, como siempre lo haces. Te
tatuaste en mi pecho. Nos bebimos las ansias. Me comí tus deseos. Me llevaste a
volar por un cielo infinito, hicimos mil piruetas para entregarnos todo bajo un
cielo estrellado. Una luna de plata.
Nos
quedamos unidos. Una luz de hielo esculpió
nuestros cuerpos. Avivó los deseos. Me
llevaste en tus brazos, otra vez me llenaste de besos, envolviste mi alma entre
tus manos que perfilan mi cuerpo cada vez que me tocas.
Con alas abiertas emprendimos el vuelo hacia el cielo profundo
de senderos y cauces, se mezclaron los ríos, inventamos veredas en aquel torbellino de pasión, de tormenta impetuosa
que nos llevó a la gloria. Viajamos por espacios
secretos, de divinos misterios. Caímos en un
prado donde esperaba el corcel blanco
de nuestras aventuras, nos llevó a rincones hermosos, más allá del cielo, más
allá del mundo. Nos bajó en un lucero,
plenos de fantasía. Una lluvia de estrellas envolvió nuestros placeres, te besé
con locura, tatuaste mi alma de indelebles caricias, me fundiste contigo. Mis
pupilas brillantes retrataron tus ojos, te quedaste en mi alma. Ya no puedo
olvidarte.
9
noviembre 2019
Dolores
Gómez Antillón es licenciada en letras españolas con maestría en educación por
la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Chihuahua, de
la que después llegó a ser directora. Ha publicado los libros Rocío de historias cuentistas de Filosofía y
Letras, Apuntes para la Historia del
Hospital Central Universitario y Voces
de viajeros.
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