El
toque de los sentidos
Por
Rubén Alvarado
Independientemente
de que creía que eran más de los que podía contar con una de sus manos, se
mantuvo en los cinco y emprendió el proceso como si fuese un juego de infancia.
No lo logró a la primera, ni a la segunda ocasión, pero el intento dio
resultados más tarde.
Sucedió
una noche en que empezó a oler lo que su esposa veía, a tocar su olfato –el de
ella– como quien palpa un collar de perlas irregulares, a probar con sus
papilas gustativas todo lo que ella escuchaba, a oír todo lo que ella tocaba y
también a observas las imágenes de lo que ella saboreaba, como una consecución
de figuras inexplicables e irrepetibles.
Como
era de suponerse, ella terminó haciendo sus maletas para regresar con su madre,
ya que –según decía– era imposible vivir con un hombre así.
Tuvo
que pasar algún tiempo antes de que él enviara la carta en donde le pedía que
regresara, que la vida no era lo mismo sin ella y que firmemente, se
comprometía bajo juramento regresar sus cinco sentidos a la cordura.
Rubén
Alvarado nació en Chihuahua el 14 de abril de 1959, estudió la carrera de
lengua inglesa en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma
de Chihuahua. Escribió cuentos y relatos de literatura fantástica y de
narrativa realista. Trabajó en El Norte de Chihuahua, donde coordinaba
una sección diaria de una plana completa llamada “Armario de Cronos”. Publicó
en la revista El cuento y en otras publicaciones literarias. En 1994
apareció su libro de cuentos Cosas de la mala suerte, publicado por la
editorial Climent i boldó. Murió el lunes 28 de julio de 2008.
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